sábado, 29 de noviembre de 2014

Opotienda ¿dígame?

De pequeña siempre leía el T.B.O y me gustaba particularmente la sección de inventos porque te partías de risa (o al menos yo me mondaba). Para muestra un botón:

No soy tan fantástica como los de aquella revista, pero la cuestión es que he pensado que habría unos cuantos inventos que podrían facilitarnos la vida a los opositores, así que aquí llega la sección que todos estabamos esperando:

OPOTIENDA ¿dígame?
(todo lo que no nos atrevimos a pedir porque pensabamos que no tenía solución):

1. El "gritador": ¿harto de las reformas?¿harta de que el artículito de turno no entre en tu cabeza? ¿simplemente quieres desahogarte? ¡Este es tu producto! Con este artilugio con forma de pecera redonda podrás meter la cabeza y gritar hasta desgañitarte sin que los vecinos piensen que estás (aún más) loco!

2. El "Ponte a la cola": si te resulta familiar la escena de "hijo/a ¿sigues vivo?¿estás bien?¿quieres algo?" cada hora, a pesar de haber dado la orden de que cuando la puerta está cerrada es porque estás estudiando y si, sigues vivo, y si, estás bien y no, no quieres nada...¡No lo dudes! Con el "Ponte a la cola" nunca más volverás a ser interrumpido sin que puedan alegar lo de "es que como siempre está cerrada...a lo mejor ahora no estabas estudiando". Este pulsador, fácilmente incrustrable en tu mesa o escritorio va directamente conectado a un cartel en tu puerta, en el que pondrá "pase/ocupado", a tu libre voluntad. ¿a que es maravilloso?

3. El "teletransportador": para esas horas en las que te entra hambre o sed y no deberías levantarte. Este producto tiene dos versiones. La primera es el modelo más sencillo, el cual requerirá una persona al otro lado de la cinta transportadora para que añada los artículos que el opositor haya solicitado. Para los de un poder adquisitivo mayor, este proceso estará automatizado y bastará con apretar el botón correspondiente.

4. El "cambia color": para esos opositores que tienen la manía de gustar por las actualizaciones más recientes y desena contentar al tribunal con las últimas modificaciones legislativas... ¡traemos la solución!¡el Cambia Color! Es una tinta que cambia de color cuando un artículo, ley o real decreto ha sido modificado o derogado. Además por la compra de 2, le regalamos la versión extendida que añade la jurisprudencia más reciente a sus temas. ¿está seguro de que aún puede vivir sin ello?

5. El "traje burbuja": ¿mundo?¿dónde?¿a quién le importa? ¡Necesita este traje! Absolutamente indispensable para crear un microclima acorde a las necesidades del opositor. ¡No lo deje escapar! 365 días con temperatura idónea de estudio. ¡No encontrará nada mejor! g-a-r-a-n-t-i-z-a-d-o.

6. El "oxigenometrón": ¡el invento definitivo para poder cantar sin respirar! ¿cansado de tener que coger aire para no ahogarte? ¿te es imposible cantar la prelación del crédito sin respirar menos de 2 veces? ¡tenemos la solución! ¡Mete más contenido, en el mismo tiempo que el resto y sin tener que aguantar esa mala costumbre humana de respirar!

7. "Feel&breathe": el invento que revolucionará a cualquier opositor metido en la rutina, que no siente ni aunque le pinchen con agujas, o que siente por encima de sus posibilidades. ¡Con este revolucionario cachivache jamás volverás a sentirte una persona rara! Ahora solo tendrás que programarlo para sentir o dejar de sentir a voluntad propia, ¡por fin podrás ser una maquina que solo estudia y controla lo que siente!.

Buena semanita :-)

sábado, 22 de noviembre de 2014

Don Quejica de la Mancha (o de cualquier otro)

(Que me perdone el Sr. Cervantes, con todos mis respetos, una reinterpretación de su texto, primera página de su obra "Don Quijote de la Mancha")

En un lugar de la Mancha (o de cualquier otro), de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un Quejica de los de lengua larga, queja fácil y negatividad a raudales. Un listado de frase más desalentadoras que de agradable entendimiento, bufidos las más noches, duelos y quebrantos los días de cante, una frase animosa los viernes -por aquello de que se acaba la semana-, algún improperio malsonante de añadidura los domingos, consumian las tres partes de su conversación. 

El resto della concluían sayo de opositor (pijama en nuestro tiempo), calzas de velludo para las fiestas ("usease" la ropa de ir guapo al prepa), con sus pantuflos de los mesmo, y los días de entresemana se honraba con su chandal de lo más fino. Tenía en su casa un Código que pasaba de los cuarenta y un cronometro que no lelga a los tres y una pobre familia que así se pasaban las horas esperando que el "rocín" no repartiera sus coces por doquier. 

Frisaba la edad de nuestro Quejica con los veintitantos años. Era de complexión recia -debido a su mantenido sedentarismo-, seco de carnes -porque el jugo ya lo ponían sus certeras palabras-, enjuto de rostro -tanto era el veneno que salía de su boca- y gran madrugador (esto dice Cervantes, pero yo discrepo, madrugador solo era por quejarse de la hora, que luego volvía a acostarse) y amigo de la caza (se entiende de la caza de situaciones para quejarse, porque lo que es moverse de la silla...).

(...)

Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los más del año—, se daba a quejarse, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio del estudio y aun la administración de su tiempo y oposición; y llegó a tanto su lengua viperina y su ansia de crítica en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de queja en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y, de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso él mismo, porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos vilipendios a los que estudiaban más horas que ellos y los desprecios a los que también compartían sus alegrías. En otros foros y en muchas partes hallaba escrito: "La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra tenacidad" (...) 

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello. Todo eran quejas, pero ninguno el remedio, que hace de nuestro Quejica un hidalgo caballero.

PD: mi particular queja sobre esos hidalgos caballeros/as que trotan por el mundo queja tras queja. Y un consejo, la mejor respuesta a una queja: "bueno, hay que amoldarse", mano de santo ;-)

viernes, 14 de noviembre de 2014

¡Manos arriba esto es un atraso! (y II)

Transformación de la cara del opositor
Nuestro joven opositor, tras tragar saliva, comenzó a tener la siguiente sucesión (lógica por otro lado) de pensamientos: 

"piensa, piensa, piensa" - "dioooooos no me acuerdo de nada" - "¿por qué zeñó, por qué?" -
 "eh si!, acaba de pasarme por la cabeza el segundo epígrafe!" - "vamos, vamos, el tercero y cuarto también podría ponerlos en pie más o menos!" -
"¿y el primero?¿cómo empezaba? ay dioooos que no me acuerdo, pues me lo invento" -"no, no, ¿cómo me lo voy a inventar si justo ahora me lo he prohibido totalmente?" -
"ser o no ser esta es la cuestión ¡calla con Shakespeare ahora y céntrate"-
 "Vale bueno, me acuerdo que hablabla un poco de historia....me quiere sonar que Garrido Falla opinaba del asunto y creo recordar que salían estos artículos"

Esta amalgama de pensamientos se produjo en una fracción de segundo, que a él le resultaron como 5 minutos de incómodo silencio, con la profunda mirada del preparador enganchada a su gesto de susto contenido (o no tan contenido como a él le hubiera gustado).

Como buen vaquero del Far Far Opowest, cerró los ojos, apretó mandíbula, respiró profundamente en un intento por mantener la (poca) compostura que le quedaba, visualizó el lugar donde tenía su recien lustrado cronómetro y fue aproximando lentamente su mano derecha a él, esperando le diera el tiempo que había bordado exactamente 3 días antes. Su mano, se posó y fue cerrándose poco a poco sobre él, mientras lentamente levantó la mirada hasta encontrarse con la del preparador. 

Entonces, con un gesto afirmativo, el opositor indicó que comenzaba, y empezó el baile de cronometros, de sucesión de palabras acompañadas de "eeeeh", de artículos pseudoliterales y preceptos inventados en la forma pero no en el contenido, de vacíos solventados con palabras carentes de contenido, de fragmentos que fluían solos y otros que acabaron siendo agujeros como huellas de elefante en la selva...El opositor se hallaba en un estado indescriptible, entre el frenesí, la congoja, la euforia y el horror, pues el tema salía....pero salía como salía también.

Por fin llegaron las últimas palabras, el "pip" del crono pulsado por éste, indicando el final de su épico triunfo-desastre y el silencio....cuando la última palabra fue absorbida por las paredes, y tras oír las convenientes correcciones, el opositor sintió un cansancio mental inaudito, que trascendió a lo físico en lo que tardó en volver a la calle. 

Aún no se explica cómo lo hizo, ni cómo aguantó la presión y mucho menos cómo consiguió llegar a casa, pero, de lo que no cabe duda, es de que ahora sabe que es posible y de que el próximo asalto a mano atrasada no le pillará desprevenido.

sábado, 8 de noviembre de 2014

¡Manos arriba esto es un atraso!

16.00 de la tarde de un jueves frío de Noviembre (el "veroño" nos dejó hace un par de días). El opositor llega a casa del preparador, enfundado con todas sus armas: libreta con la programación de los últimos tiempos, lapicito para apuntar tooooodas las correcciones y "sugerencias", cronómetro recién encerado, el programa remanoseado y guarreado, BOE del día leído y un cerebro llenito llenito de conocimientos.

Nuestro sujeto, iluso, aún no sabe que este cante no será igual a los anteriores, que éste marcará un antes y un después en su vida como protagonista de la historia de las oposiciones -si no la Universal, al menos sí la suya particular. 

Una vez dentro de la sala de "torturas", se sienta en lo que, si bien al principio solo era la mesa de su pesadillas, ahora es elemento de sus desvelos y de sus deseos más profundos (esa mesa oirá algún día aquello de "lo has bordado"), lo cual no hace sino descolocar a nuestro protagonista, pues sospecha que un oscuro principio de masoquismo se asoma, consecuencia de esta batalla personal. 

En fin, una vez allí, el preparador le mira fijamente -como ya viene siendo costumbre- esperando que le diga tras un escueto "¿qué me traes?" toda la ristra de temas que esa semana ha sido capaz de absorber y asimilar. El opositor, nuestro inocente corderito, dicta satisfecho, materia y número de tema, y el preparador apunta sin efectuar observación alguna.

El opositor tiene preparados todos sus conocimientos para en cuanto oiga la frase de "pues cantame..." su cerebro se ponga en marcha y empiece el espectáculo semanal. Sin embargo, en esta ocasión, algo le sorprende, el preparador está pensando más de lo normal, pasa hojas del programa, para delante....para detrás...para delante....para detrás...y entonces sucede:

¡Manos arriba esto es un atraso!

El opositor asustado no entiende nada, el número de tema que ha oído no se corresponde con ninguno de los que se había estudiado para ese día, pero....¡un momento!...no, no...Su cerebro raudo y veloz atisba la jugada, pero no no, es imposible. 

Es entonces cuando oye a lo lejos, una voz -la del preparador- que dice: "bueno, llegados a este punto, es hora de que empecemos con los temas atrasados, a partir de ahora ya lo sabes, puedo preguntarte también temas del día anterior".

El opositor anda colapsado, su cerebro trata de asimilar la noticia, su boca balbucéa algo (¿quizá uno de esos artículos que llevaba ese día que tan bien se sabían?)...y entonces vuelve a la realidad y se encuentra los ojos del preparador, esperando a que empiece el tema atrasado.

(continuará).