viernes, 27 de octubre de 2017

Manos en la obra


Mirar hacia delante.
Buscar soluciones.
Arremangarse.
Tener claro lo que se quiere y por qué se quiere.
Afrontar tus incoherencias y hacerlas coherentes con tu objetivo.
Hacerte fuerte en la adversidad.
No querer dejar de crecer, ni dejar de hacerlo.
Dejar salir los sentimientos. Todos -de eso andamos flojos todavía-.
Los temas, el objetivo; el aprobado, la consecuencia. Descarga ¿eh?.
Ser consciente de tus debilidades, y redireccionarlas en paralelo a tu meta.
Corregir, perfeccionar, afrontar.
Seriedad y profesionalidad.
Sin excusas.
Frente al sufrimiento: deporte, respiraciones, cosas que inspiran y paciencia conmigo misma la primera, con los demás también.
Estado: en espera, en casi todo (probablemente lo que más agota).
Entre inercia e impulso anda el juego.
Y entre rabia y fuerza (¿a ver si van a ser lo mismo?)
Frambuesas, fresas y chocolate (nunca mezcladas) como mimos hacia uno mismo.
Hablar con la gente, mucho (de lo malo también). Se aprende, y se siente uno útil. Romper tabúes.
Cultivarse por dentro y por fuera.
Redescubrir los temas.
Enfadarse con el temario y reconciliarse.
Enfadarse con el mundo y...eso.

Mi lista de cosas hechas, sigue siendo mucho más corta que la de cosas pendientes. Pero esa, si eso, otro día. ¿Las vuestras?

No estancarse es avanzar!

jueves, 19 de octubre de 2017

Oportunidades

La vida es perder oportunidades. Es la cara de la moneda que menos nos enseñan, pero es la que más utilizamos. Piensa, que cada decisión que tomas, excluye una pluralidad de caminos incompatibles con ella, y por ende, una inmensidad de destinos que nunca llegarás a ver, o si, pero por otros senderos.

El otro día, alguien me dijo que había muchas cosas que ya no iba a alcanzar (haciendo referencia a que los años de oposición no me lo iban a permitir ya). Me gustaría pensar que no me lo dijeron a mala fe, pero qué queréis que os diga...la lectura positiva no se la encontré en ese momento.

Sin embargo, dando vueltas al asunto, con la sangre a temperatura menos elevada y los humos algo menos subidos, estuve analizando esa frase al detalle, y sinceramente, acabe dándole la razón a una parte de lo que implicaba esa afirmación: efectivamente, habrá cosas que no alcanzaré. Pero no solo por la oposición. En eso estaba totalmente equivocada la persona en cuestión. 

Nunca llegaré a ser negra porque nací en una familia de blancos; ni llegaré a ser premio Nobel de física porque la física no es mi pasión, como tampoco seré pastelera, ni carpintera, ni ganadora olímpica de salto de vallas -esto último más que nada porque en el colegio no las conseguía saltar ni sacadas de las patas-. Efectivamente, habrá lugares a los que nunca llegaré. Por ejemplo, nunca visitaré la Luna, aunque me encantaría, porque ni podré ser astronauta ni tendré el suficiente dinero como para costearme el viaje, si al final se consigue hacer con regularidad.

Lo que quiero decir es que, cuando algún "iluminado" os venga con el cuento de "todo lo que te estás perdiendo por la oposición", tendrán toda la razón y toda la equivocación del mundo. Porque todos nos perderemos cosas a lo largo de la vida, por nuestras decisiones. El que decide tener un trabajo absorvente y llegar a la cúspide empresarial, probablemente se perderá tener una familia (tenerla y conocerla en toda su profundidad, si lo preferís); el que tenga familia y la conozca en toda su esencia, se perderá ser un magnate que trabaja alrededor del mundo; quien se dedique a la farandula, perderá su anonimato; y el anónimo se perderá sentirse querido por gente desconocida. 

Así que sí, quien sea opositor se perderá ser una persona estándar y dejará de hacer cosas de persona estándar, pero no será una consecuencia distinta que la que cualquier otra decisión pudiera provocar.

"La vida es la suma de todas tus elecciones
Albert Camus.

jueves, 12 de octubre de 2017

Nuevo tip de estudio.

Conforme pasa el tiempo, uno tiende a acomodarse a las rutinas de la oposición. A tal hora empiezo, ergo a tal hora este tema lo tengo que tener acabado (y como maximísisisimo a esta otra). El descansito de 5 minutos o el de 10, o cuando se te alarga y tienes que apretar el culete porque sino te darán las uvas. 

Cuando volví de vacaciones ya dije que me encontré en el desierto, que no tiraba a la de tres. Eso lo dije porque sobre todo, los civiles (mi Talón de Aquiles, yo confieso) estaba tardando el doble de horas en estudiarlos que antes de vacaciones. La primera semana le di la importancia justa. La frase duerme-conciencias "es que acabo de volver de vacaciones". La segunda semana, "venga que será porque son temas difíciles". Pero ya la tercera...me empezó el agobio, de que cómo podía ser, que si me estaba volviendo tonta, que si es que acaso tenía desmotivación...

Total, una que es muy de arremangarse y arreglar todos los desaguisados que tiene en su vida, empecé a darle vueltas a cómo conseguir volver a estudiármelos en el tiempo que utilizaba antes de vacaciones. Un día me acordé de que durante la preparación del examen, en las vueltas finales y para que me diera tiempo a meter los temas por día que me había planificado, empecé a cronometrar el tiempo por tema (en plan, 20 minutos por tema, por ejemplo), y que gracias a eso, los había conseguido meter.

Así que dije ¡eureka!, me cronometraré el tiempo de estudio por página. Aún así sabía que eso me iba a estresar, quizá en exceso. Así que ideé el método inverso. Es decir, coger el folio, estudiarlo y entonces mirar cuántos minutos había utilizado. Así, folio tras folio, más o menos tengo una media de lo que tardo en estudiar un folio. Si me excedo, sé que me he dormido en los laureles, y tengo que volver a centrarme, pero al haber sido solo en un folio, la "pérdida" de tiempo, no es tan excesiva como si hiciera un cómputo total de tiempo al final del tema, o incluso si no hubiera medido el tiempo invertido.

Además, como sé que ver pasar los segundos y minutos me iba a estresar e iba a estar más pendiente de eso que del propio tema, le doy la vuelta al crono. De modo que lo enciendo cuando empiezo folio, le doy la vuelta, y cuando acabo lo paro, miro el tiempo, lo pongo a cero y vuelvo a empezar. 

Así, siento cierta presión, sin ser excesiva, y he aligerado bastante en el estudio, volviendo casi del todo a los tiempos preestivales. 


Ánimo! No estancarse es estar un poco más cerca!.

jueves, 5 de octubre de 2017

Interrumpimos conexión.

Cataluña. Primera vez que salgo de la burbuja de la oposición en este lienzo, pero no puedo estar callada. Ríos de tinta se han escrito, probablemente con mayor peso y conocimiento que esta escorrentía de palabras. No voy a hablar de política, ni de declaraciones, ni acciones u omisiones.

Ni de mi, ni de ti depende que se declare la independencia, de que se aplique el 116 o el 155, de que intermedien o se dejen de hablar los que salen en la televisión. Es así. Nuestra democracia, sabemos que funciona cada 4 años, y en el durante...¡a cruzar los dedos!. 

Sin embargo, creo que todos dejan en el tintero lo esencial, lo que SI depende de nosotros, los "de abajo", y ese es el respeto. Hacia uno mismo, tratando de ser lo más coherente con sus pensamientos; hacia nuestras familias, tratando de que permanezcan tal y como son, con sus imperfecciones y sus aristas, pero íntegras; hacia los extraños, respetando sus puntos de vista por muy alejados que estén de los nuestros; hacia nuestra sociedad, evitando que se resquebraje por hacer prevalecer las ideas propias a la paz (una vez más).

Si algo depende de mi (y de ti), es el evitar crear más crispación de la que hay, en la calle y en las redes sociales. Con esto no quiero decir que la libertad de expresión deba de ser coartada en beneficio de unos u otros, simplemente que se haga del modo menos dañinos para el sentir del otro punto de vista. Insultar a uno que piensa distinto, aunque sea un ignorante al lado del contertulio, es quedarse sin la razón, es desprestigiar a la propia esencia de la conversación, el diálogo, el entendimiento y en última instancia, de la ética.

Estos días he tenido infinitas ganas de dejar de ver en mi redes sociales a los exaltados que menosprecian o se mofan de la opinión ajena, pero haciendo un gran trabajo de recapacitación, me he dado cuenta de que eso, sería entrar en el juego. De otra forma, pero entrar. ¿Por qué voy a dejar de seguir el trabajo de un periodista o un artista o dibujante por sus ideas?¿me gusta por sus ideas o por su trabajo? Hacer criba por la ideología de una determinada persona, tiene un nombre: fascismo.

Ver el mundo por un único cristal (el mío) no hace sino empequeñecerlo. Aunque esté en las antípodas del pensamiento de tal o cual persona, me obligo a no dejar de leer sus ideas, porque es una forma de volver a repensar y recalcular mi postura hacia un tema, de ese modo, estaré un pelín más cerca de ver el mundo más "como es". 

Leer, seguir o hablar con el que piensa distinto, parece que se siente como una agresión al pensamiento propio. Quizá si lo viéramos como un intercambio de ideas, que pueden permitir tener una visión más global, quizá respetaríamos más e insultaríamos menos. 

Así que, mientras los de arriba hacen y deshacen, 
que menos, que un poco de respeto entre los de aquí abajo.