jueves, 27 de marzo de 2014

Viaje al centro de la función pública.


¿Por qué querer formar parte de la Administración Pública? ¿Por qué tantos aspirantes?¿Qué nos mueve?

Lo cierto es que la reputación de la Adminsitración no pasa por sus mejores horas -si es que en algún momento las llegó a tener- pero los recientes acontecimientos políticos y económicos no han ayudado ni mucho menos.

La figura del empleado público es vista como una persona poco trabajadora, pendiente más del reloj que de sus expedientes, con falta de diligencia en su trabajo y que su satisfacción personal consiste en fastidicar al ciudadano -cuando paradójicamente su trabajo consiste en defender y proteger el bien común.

Entonces ¿qué hacemos nosotros aquí?¿para qué hipotecar estos años para alcanzar tan bajas aspiraciones?

No me equivoco -o espero no hacerlo- si digo que un opositor no se mata a estudiar para acabar el resto de su vida "viviendo bien". Un opositor aspira realmente al bien común. Puede que para la gran mayoría, sobre todo los abogados del sector privado -y perdónenme si llegan hasta aquí, no trato de ofenderles- lo del interés común no sean más que palabras vacías de contenido. Pero créanme si les digo que yo lo siento así, de hecho estoy convencida que sin esa idea este país -como cualquier otro- no funcionaría.

Un opositor aspira a mejorar desde dentro esta situación, a lograr que el conjunto de la ciudadanía sienta su país como suyo, porque todos formamos el Estado.

El opositor vive agriamente las sucesivas reformas legislativas, ya no sólo porque suponga el fastidio de modificar y remodificar los temas -que también - sino porque la técnica legislativa no hace sino desvirtuar principios básicos como el de seguridad jurídica, que hacen aún más difícil que se tenga una visión positiva de la Administración Pública.

El opositor aspira a formar parte de un cuerpo con el que no se hará rico ni mucho menos, pero sabrá que una Nación de 46 millones de personas funciona gracias a él/ella o al menos funciona algo mejor. Que sus aspiraciones no son materiales, está por encima de eso, muy por encima, es esa idea de interés general el que subyace en su sacrificio. Porque las horas bajas del opositor, serán suficientemente pagadas con una buena sentencia en el futuro, una anciana satisfecha con su ecuánime testamento, un caso bien resuelto o una inspección que llega a buen puerto.

Al opositor le hierve la sangre cada vez que se dice "la AEAT iba contra el empresario", "el juez quería condenarle", "el registrador solo quiere ganar dinero". Porque detrás de todo eso está la legalidad. Se consterna porque la sociedad ha olvidado que el funcionario público es un técnico, no un político -y parece que esta idea a algún político también se le ha olvidado- y los técnicos están para cumplir y hacer cumplir la ley.

La persona opositora es constante, tenaz, inquebrantable, perseverante, incansable, humilde...y cuando se convierte en funcionario público, no deja de ser la misma persona. Bueno, miento, es la misma persona pero con un objetivo cumplido, al cuál le ha dedicado horas, sacrificios, lágrimas y esfuerzo, mucho esfuerzo.

Porque yo quiero ser funcionaria, porque creo que mi país me necesita, porque solo desde dentro con gente honrada se puede salir de esta.

5 comentarios:

  1. Me ha encantado tu video!!! Muy propio para mi día de hoy que eché la instancia.

    Te enlazo en mi blog :)

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por pasarte! Me alegra que te haya gustado (aunque espero que no hayas tenido que vivir esa situación hasta el extremo) jajaja. Un beso y muchisima suerte en la convocatoria!

      Eliminar
  2. Ojala todos los funcionarios publicos vocacionales, que se meten en este mundo opositoril fueran reconocidos como merecemos, y no como los funcionarios puestos a dedo en muchas administraciones publicas, cuya plaza se saca con nombre y apellidos para que la tomen aquellos, en agradecimiento por sus favores políticos.
    Esos son la mancha de funcionarios que se dedican a fastidiar al ciudadano porque ni tienen vocación, ni han competido de verdad con aspirantes tan o mas preparados que él mismo. Este tipo de funcionarios compite, pero en un mero tramite porque su plaza esta ahí para él, y por tanto no han trabajado la fase de la lucha y la constancia, y la cura de humildad. Estos son además, los funcionarios que están más pendientes del reloj, y de cumplir estrictamente la hora del desayuno que de todos los problemas de los ciudadanos que merecen un minimo de respeto, los mismos que no respetan el orden de sus expedientes, estos que hacen su propia "republica independiente" del funcionamiento del area de la administración en la que prestan servicio.

    Nosotros al menos tenemos la suerte de que este camino largo, lo hemos emprendido sin favores, limpios, y con toda la ilusión y vocación que estudiar una oposición requiere.

    Mucho ánimo y a seguir adelante, que cuando lo consigas, serás una buenísima profesional, de las que por desgracia, no siempre se habla ni se valora como debería.

    Muakis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola! Si, como tu dices, se valora más el camino duro y en el que nadie te ha regalado nada, y como consecuencia se presta una mejor labor a la ciudadanía. Yo me conformo con saber que no soy la única que le dan coraje esas situaciones que has descrito, y que desde luego está dispuesta a cambiar las cosas desde ya y más aún desde dentro. Muchisimas gracias por invertir tu tiempo en pasarte por aquí y comentar. Un beso y buenísima semana!

      Eliminar
  3. Luchadora!!! Se ve que soy una torpe!! Ayer no guardaría bien el comentario y resulta que quizás aun no sabes que he nominado tu blog al Premio Dardos, porque lo tienes más que merecido!! http://delaspequeniascosas.blogspot.com.es/2014/03/premio-dardos.html Sobra decir que tus entradas son geniales, cargadas de originalidad y en general un agradable respiro en este mar opositoril =) No estás obligada a aceptarlo ni nada, por supuesto. Que vaya bien lo que queda de finde!! Un abrazo guapa ^^

    ResponderEliminar