jueves, 17 de julio de 2014

¿Dónde está el límite?

Igual que hace un tiempo me obsesionaba el tema de acabar sola rodeada de gatos, ahora no paro de darle vueltas -para no perder la costumbre de obsesionarme, como no- sobre si estoy siendo justa o no con los de mi alrededor, en definitiva si más que "algo egoísta" me estoy pasando al lado del despotismo.

La pregunta recurrente es ¿dónde está el límite? 

Está claro que la oposición te cambia desde el minuto uno y conforme pasa el tiempo evolucionas dentro de ella y con ella. Pero los de alrededor no, o evolucionan pero a "ritmo de calle", con pequeñas variaciones pero en lo sustancial iguales. 

Yo sinceramente me he vuelto más intransigente, pero porque primero de todo lo soy conmigo misma. Supongo como consecuencia de que en la opo necesitas ser intransigente con los fallos (sin volvernos locos), somos muchos para pocas plazas y en esa excepción que pasaste por alto puede estar la diferencia entre estar dentro o quedarte fuera. Es cierto que ser tan intransigente con los demás no es justo para ellos, es algo que trabajo mucho, pero hay veces que me es casi imposible poder hacer un parón en la intransigencia. El ejemplo fácil es estudiar en la biblio y quedar con alguien a comer 1 hora para seguir luego estudiando, me cuesta cambiar el chip.

Otro tema que me preocupa es cuando tienes esos días en los que estás antisocial que no te apetece contestar ni un whatsapp ni medio, ¿cómo le explicas eso a una persona no opositora? ¿es justo para ella? Sinceramente si me pongo en su posición, entiendo el enfado que puede ocasionar la circunstancia de que no te contesten a un mensaje. Es otra cosa que trato de evitar, muchas veces con un simple "perdona, estoy estudiando, hablamos otro rato". Aunque muchas veces no sea cierto, pero si no lo hiciera sé que podría soltar alguna bordería, y casi sería peor el remedio que la enfermedad.

Otro de mis fallos en el día a día, es la dificultad que tengo ultimamente de modular mi tono de voz. Cuando como/ceno con mi familia y acabo de salir de estudiar, muchas veces no me doy cuenta de que contesto secamente o con un tono que puede malinterpretarse. Es una de las cosas que peor llevo, porque causo enfados sin quererlos.

No sé si a esto se le puede llamar egoísmo, despotismo, tiranía....creo que muchas veces se puede dar la sensación de que los opositores somos gente que nos creemos el centro del mundo o que pensamos que nuestra vida es la más dura sobre la faz de la Tierra. Creo -al menos hablo por mi misma- que yo me siento una afortunada por poder opositar, no creo que mi vida sea complicada, pero eso no quita a que tenga sentimientos y que mi (nuestra) forma de vida no casa con la normalidad, con todo lo que eso supone.

No creo que la gente no se esfuerce en entendernos, porque soy la primera que si no hubiera pasado por esta circunstancia, por este estilo de vida, jamás hubiera comprendido un "desaire" por un mal cante o una mala contestación porque el tema 7 me ha dado la mañana.

Para acabar, una reflexión de García Marquez sobre Hugo Chávez (porque a pesar de todo no podemos perder las formas mínimas ni creernos el centro del mundo):

"Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. 
Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. 
Y el otro, un ilusionista que podía pasar a la historia como un déspota más".

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