jueves, 16 de abril de 2015

Cariño, amor, tesoro...

Cariño, amor, tesoro, cielo, niña de mi coraçao, piquito de oro...y un sin fin de palabras más. Así me hablo yo o al menos lo intento la mayor parte del tiempo. Aunque generalmente me dirijo a mi misma por mi propio nombre. 

"Las palabras que dices se convierten en la casa en la que vives"
Quizá penséis que es una exageración, pero la verdad es que un factor clave en la autoestima de cualquier persona -y los opositores tendemos a no controlar muy bien esta parte de nosotros- es la forma en que nos hablamos a nosotros mismos. 

Muchas veces me llamo tonta, boba, corta, empanada...y conforme sube el enfado conmigo misma, cosas más feas que no reproduciré. Pero la cuestión es que intento, en la medida de lo posible dirigirme a mi misma con cariño, y eso mi autoestima lo ha agradecido con el paso del tiempo.

Me acuerdo que una compañera una vez me contó que al prepa le había dicho que ella no era buena (en el sentido estrictamente intelectual, imagino) y que era estupida, ¡solo porque no había podido ser literal en un cante retrasado! Y el prepa no le comentó si era tan imprescindible esa literalidad, ni si lo había hecho bien o mal, simplemente le dijo: "¿pero te das cuenta lo más que hablas de ti misma?"

Es fundamental darse bola y lo más importante, ser consciente de que todos estamos en este camino porque en un momento determinado, el día que dijimos ese "si, quiero" que nos ha mantenido en este matrimonio estudiantil, vimos en nosotros algo para coger la mochila y embarcarnos. 

(Los agoreros dirán que lo que vimos es una gran ignorancia y prepotencia, pero....bah...a esos una gran sssshhhhh!). 

Fuera bromas, hablar bien de nosotros mismos, con nosotros mismos, es lo que nos llevará al "círculo vicioso" de una autoestima alta, y esta a su vez nos llevará a crecer en seguridad, lo que a su vez agilizará nuestra expresión corporal y verbal y todo esto nos llevará.....HASTA NUESTRA PLAZA!!!!.

Así que, cariños míos, lectores de pitiminí, figurines de ballet, hablad mejor con vosotros y de vosotros mismos y ¡tened una estupenda semana!

4 comentarios:

  1. Tienes muchísima razón en lo que dices. Muchas veces, somos nosotros mismos los que nos ponemos la zancadilla por el camino haciéndonos pensar que somos idiotas, que no podemos y que nos falta capacidad. Y luego están esas veces que nos da por compararnos con otros en esas comparaciones en las que SIEMPRE salimos perdiendo.

    La oposición pone aprueba muchas cosas (amistades, parejas, vida social en general....) pero sobre todo nuestra propia confianza.

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    1. Las comparaciones son odiosas y en según qué momentos pueden llegar a echar por tierra el trabajo de mucho tiempo. En la medida de lo posible evito a cualquier persona con la que no consiga mantener el equilibrio, ya de por sí difícil. Un beso y gracias por pasarte!

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  2. ¡¡Qué cierto!! Lo mal que nos tratamos a veces, podemos llegar a ser crueles con nosotros mismos incluso. Si algo bueno tiene la oposición (o al menos yo estoy en ello) es que aprendes a quererte más, a respetarte, a tratarte como mereces aunque es dificil en ocasiones ser justo con uno mismo. ¡¡Porque lo valemos!! :):)

    Mucha fuerza compañera!

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    1. Si! como bien dices se aprende a todo eso, pero a veces es taaaan difícil...todo sea cuestión de ser tozudos jajaja. Un beso y a por todas!

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