jueves, 3 de marzo de 2016

Humildat (así con t)

Humildat (así con "t") es lo que más me ha enseñado este tiempo entre temas. Cuando pensaba que no podía agachar la cabeza más, venía este Ente llamado Oposición, cogía las riendas y como a los caballos, conseguía agacharmela un poco más. Muchos son los sopapos que me ha dado, y como buena masoquista (reconoceréis que en parte lo somos los que andamos metidos en este berenjenal) ahora los agradezco.

Que salimos de aquí siendo diferentes a como entramos es por todo conocido. Pero yo me alegro de que me haya rebajado algunas de esas ínfulas con las que entré. Salir de la carrera con la idea de que podías comerte el mundo, que sabías mucho (ja-ja-jaaaa) y que no tenías práctica pero que "eso en 2 tardes lo aprendías" (si un Presi del Gobierno podía hacerlo con la Economía de un país, ¿cómo no podía hacerlo una universitaria sobre la materia que había estudiado en la uni?). 

En fin. Cambios. Para mi ha sido tiempo de cambios. De rebelarme ("Soy rebelde porque el muuundooo me ha hecho asííí" es el leit motiv de mi alma) contra los métodos ("uy, pero si yo he estudiado así toda la vida ¿por qué iba a tener que cambiar el método ahora?), contra la literalidad ("uy, pero si hablo rápido no diferenciarán si digo legitimidad o legitimación"), contra los conocimientos del del otro lado ("uy, pero quién va a saber si fue Lacruz o Diez Picazo en el que opinaba esto o aquello"), contra el último folio ("uy, pero quién va a estar atento a ese último párrafo"), contra mi misma...

Y ha sido sopapo tras sopapo. Unos han tardado más en llegar, otros han llegado pronto pero no he querido darme cuenta. La cuestión es que he llegado a varias conclusiones. 

En primer lugar, que me alegro de que eso me haya pasado. 

A continuación, que la oposición no se acaba hasta que tu decides que se acaba. Y eso solo se sabe de dos formas, o aprobando o creyendo/viendo que no te queda nada por mejorar. Si ves que quedan cosas en tu sistema de estudio, en tu forma de expresar, en el contenido de tus temas...que podrías mejorar (siempre que sea factible y que tienes ganas), ¡adelante!. 

En tercer lugar, que todos estos sopapos no fueron evitables, es decir, no pude acelerar el proceso (llamemosle así) por el simple hecho de mi forma de ser (cabezona hasta decir basta y más allá). Así que si ahora soy consciente de tantas cosas, bienvenido sea.

Por otro lado, que siempre se puede mejorar. Costará más, costará menos. Pero si no hemos superado la barrera, es porque algo ha fallado, y si algo lo ha hecho (salvo que el Tribunal sea gili perdido y sea culpa suya), tenemos que poner cartas en el asunto. La frase que mejor resume esto es aquella que dice "Si quieres algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca has hecho". Seguir sin cambiar o pulir....mal asunto.

En último lugar, que esto es cuestión de tiempo, porque el esfuerzo ya lo estamos poniendo para que la suerte esté de nuestro lado.

¡Buena semanita! :)

2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con todo lo que relatas. La oposición es una lección de vida y de humildad. Es el cementerio de muchos premios y matrículas de honor. Un lugar para volver a conocerte y para darte cuenta que las cosas no siempre salen cómo planeamos y que efectivamente hay que saber cuándo seguir adelante, cuándo cambiar de método y quizás cuándo retirarse y buscarse otras metas. Nadie quiere ser de profesión el eterno opositor. ¿No os habéis sentido alguna vez raros cuándo un desconocido os pregunta a qué os dedicáis o qué profesión desempeñáis y respondéis con un soy opositor? Pues eso jeje...un saludo

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    1. Hola! Lo del cementerio lo he escuchado mucho si jaja, y razón no le falta. He visto caer a gente de premios extraordinarios, no te digo más.

      La oposición es toda una lección de vida. Yo sinceramente espero que no se me olvide todo lo aprendido (además de los conocimientos claro está), porque me doy cuenta de que tengo una visión de la vida distinta, de la cual me siento bastante orgullosa. Teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad tan individualista y consumista...me siento afortunada al darme cuenta del valor de una llamada de teléfono o de un rato al sol, frente a otras cosas más efímeras.

      Un abrazo!

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