viernes, 23 de junio de 2017

Lecturas (I).

Llegué a este libro tras un cante que se torció mucho, mucho, muchísimo. No por el cante en sí, sino por la disparidad de criterios con el prepa, que me "impedía" seguir el plan que llevaba yo en mente. Y yo cuando me pongo, voy a piñón fijo. Vamos, una cabezota de pro. 

Llamadme rara, pero en esas ocasiones a mi me da por refugiarme en una libreria (en esa ocasión, lo admito, me refugié además en una tarta de chocolate, dulce de leche y nata que mmmm). Estando allí, me vino a la cabeza una entrevista que mi madre había escuchado en la radio sobre este libro: "El viaje de Luis. La historia real de un milagro explicado por la ciencia". 

Es la historia real de un chico de 11 años que, por accidente se clavó una navajita en el pecho, con tan mala suerte que llegó a tocar el corazón. El niño pasó más de 20 minutos sin oxígeno, y ya podéis imaginar el panorama cuando despertó.

Así, a primera vista, es un libro muy alejado de la oposición o de mi estado en aquél momento. Sin embargo, la historia es fascinante, porque el padre, que no era médico, que tenía todas (o casi todas) las opiniones en contra sobre que su hijo volviera a ser el que era, que tenía un vínculo emocional que podría haberle privado de toda objetividad en la toma de decisiones, ideó un sistema de recuperación, consiguiendo (como se puede imaginar uno por el título del libro) que su hijo volviera a ser el mismo, con toda la movilidad y sin secuelas.

Pensé en ese libro, porque probablemente cuando tu estás hundida en la mierda, no hay nada como leer/oir una historia más desesperada, como para pensar que tu no estás tan mal (la psicología inversa es muy fuerte XD). Pero es que es un libro que me ha ayudado increiblemente para entender muchas cosas relacionadas con el cerebro (instrumento con el que ejercemos nuestro trabajo). 

La importancia del sistema de rehabilitación de 3 ejes que este padre implementó (autor del libro, por cierto), se basaba tanto en el trabajo neuronal, como el físico y el químico. Entender que el cerebro no es algo ajeno al resto del cuerpo es esencial.

El neuronal en nosotros no es nada nuevo, lógico que a base de machacar temario, llegas a interiorizar los temas (y no solo saberlos). 

El físico ha sido un gran descubrimiento. Una de las cosas que más me impactó fue que el ejercicio vigoroso (cada cual a su nivel) ayuda a la memoria. Pero es que además, hacer cosas distintas, también colabora a que el cerebro vaya aún mejor. Eso, en parte, me hizo apuntarme a natación, algo que me obligara a cambiar de rutina, que no fuera solo correr y que me forzara a quedarme más tiempo haciendo deporte algo más exigente de lo que yo por mi misma haría.

El químico. En el libro cuenta una serie de fármacos y sustancias que el padre ya tomaba antes del accidente de su hijo (bajo supervisión médica). Si bien yo no he tomado más que el famoso Multicentrum, si que en los últimos meses he añadido jalea real fresca a mi día a día, y será por la jalea o no, pero me siento infinitamente mejor, me canso menos y aguanto como más despejada el día.

Además de todos estos conocimientos, que transmite de forma muy sencilla, queda la historia personal. Historia de superación de un padre y un hijo, que tenían un camino muy difícil, siguiendo unas pautas médicas, con unos métodos poco ortodoxos, y aún así, peleando durante 1 año, con mucho sacrificio, muchas horas (14 al día si no recuerdo mal), consiguieron que Luis volviera a ser el que era antes del accidente.

No os desmenuzo mucho más el libro, tiene de todo tanto risa como lloro, así como instructivo, es muy sencillo de leer, y para mi, muy útil.

Mucho ánimo!

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