viernes, 19 de enero de 2018

La teoría de la silla.

No fui consciente de que estaba implementando la teoría de la silla hasta el otro día, cuando mi madre me sacó para que me aireara y olvidara un poco mis quebraderos de cabeza/corazón. Nos fuimos sin más a pasear, y como no, ella quiso entrar en una tienda de decoración (qué tendrán esas tiendas, señor). 

Entre espejos, mesas de cocina, cachivaches inservibles, etc, llegamos a una sección apartada del mundo, de sillas de escritorio. Así que, un poco por aburrimiento, y otro poco porque "de eso si que controlaba", empecé a probarlas. Las había realmente cómodas: altas, bajas, con o sin reposabrazos, metálicas o mullidas, blancas, negras, rojas... Hubo una en particular que era perfecta, con curvita en la espalda, un asiento que me permitía llegar perfectamente al suelo (aquí una paticorta) y de precio bastante bien. Mi madre en seguida me dijo que si me gustaba podíamos volver otro día para comprarla.En un principio le dije que si, pero al cabo de un rato largo, ya fuera de allí, me surgió la teoría de la silla, que me llevó a declinar la oferta (menos mal que no estaba por allí Don Corleone :p).

Actualmente estudio en una silla que no me coge bien la espalda y en la que no llego muy bien al suelo (de hecho tengo un reposapies hecho con una cajita de madera). Sin embargo, creo que es perfecta para su propósito. No por la comodidad -podría serlo mucho más, como la de la tienda- sino porque permite que sienta ese puntito de incomodidad que no me permite relajarme mientras estudio.

Más o menos, es una idea tomada de este video de Pep Marí sobre Haile Gebrselassie, al que que creo que en algún otro post anterior he hecho referencia. En definitiva, viene a decir, que si tienes condiciones más cómodas, cada vez tendrás menos incentivos a esforzarte o persistir en tu tarea. 

Evidentemente yo no puedo cambiar muchas de las cosas que me vienen dadas, de mi familia, mi casa o mi barrio, pero sí en mi zona de estudio. Trato de no tener ni todo a mano, ni muchos lujos, incluida una silla que, sin ser un martirio, tampoco es la poltrona del rey.

En fin, otra teoría más con nombre rimbombante y contenido sencillo. Espero que vuestro inicio de año haya sido super productivo, que estas Navidades os hayáis encontrado gente con la empatía necesaria para no dañar vuestros sentimientos (o si los daña, sea capaz de enmendar), y hayáis podido disfrutar de muchas conversaciones enriquecedoras (es decir, con puntos de vista distintos pero con ganas de aprender y no menospreciar al que piensa distinto).

Mucho ánimo!

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho como ,tras salir de la tienda de decoración(qué tendrán esas tiendas) pensaste en que en realidad no te hacía falta una silla nueva . Sigue escribiendo ,estaremos pendientes .Un saludo !:)

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    1. Hola, gracias por pasarte. No sé si te gustó más mi no consumismo o mi proceso mental :P Fuera como fuere, si, mi silla sigue aquí, aguantando los "no-kilos" de sabiduría diaria. Haré lo que pueda. Un saludo y otra vez, gracias!

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