viernes, 14 de septiembre de 2018

En bolas.

En bolas. Así tal cual. Sin remordimiento (bueno, quizá un poco) alguno. A veces hay que desnudarse, otras despelotarse, algunas quedarse en bolas. Pero aquí vamos a hablar de bolas, sin más.  Áh ¿que creías que yo...? ¿Aquí?¿Sin más? jajajaja

Bueno después de este pequeño despelote a tu costa (badum chas) voy a hablar de bolas. Las del examen, para ser más exactos. Y es que, para mi, lo más estresante del día del examen, con diferencia, son esas redondas endemoniadas, con su rechinar al chocar entre sí mientras las menean, bailando al son de la suerte que esperas tener.

Desde el minuto que dicen tu nombre, entras y te piden que saques las bolas, siento que no soy yo la que está allí y la que tiene que enfrentarse a todo lo que se le viene encima es otra (bueno, en el fondo todos esperamos que salga el erudito que se ha forjado en nosotros durante estos años, como una suerte de alter ego). 

Preferiría mil veces más que un programa informático eligiera las bolas por mi (o un mono, que al menos sería más entretenido...aunque imagino que tendríamos a los animalistas haciendo ruido en la puerta del examen..., así que pensándolo mejor, lo dejamos en una inteligencia artificial).

Vamos a ver, toda esa ceremonia en que te tienen blanca como la cera, con el tribunal esperando, ese silencio solo interrumpido por el raca-raca-raca del removimiento de bolas, sacar bola, que la lean (soy de la escuela de no mirar el numerito), que la apunten...siguiente bloque y el mismo procedimiento, y así hasta sacar todas las que te corresponden...Es un ejercicio de sadismo puesto al servicio de la administracióń pública, reconozcámoslo ya. Yo creo que si lo hicieran mientras nos clavaran astillitas entre las uñas, no sería tan cruel, porque al menos entonces podrías centrarte en el dolor físico y no en intentar que no te tiemble la mano y crees una catástrofe con las bolas recorriendo la sala por todas direcciones.

Es un momento en que un algo llamado "suerte" (o "azar" para los más racionales) ejerce el 100% de su poder. Da igual en ese momento que tengas nombre, que no lo tengas, que vayas de gris o de rojo, que las horas previas hayas dado un repaso o que te hayas ido a correr. Allí está tu mano inocente (que ya te digo que esa mano tiene de inocente lo que yo te diga, porque si tuviera ojos buscaría las bolas molonas) y unas esferas numeradas, esperando que las elijas a ellas.

Si podemos plantearnos inscribirnos on-line a unas oposiciones, imagino que podemos aspirar a darle a un botón y que salga la ristra de numeritos. Que copien a las administraciones de loterías oye, que para algo, hasta hace bien poco, eran monopolio estatal. 

Bolas, bolitas o bolones. Buenas o malas. Salen. Y luego están las que salen en la misma sesión de exámenes 2 veces, las "bolas calientes" (esto se lo contaba a una persona ajena a las opos y me meaba de risa, porque pensó que lo de caliente era literal xD). Y diréis, eso es un mito. Pues a mi me ha pasado 2 veces en distintas convocatorias. En la primera, una compi se examinaba un lunes y yo un miércoles, nos cayó el mismo primer tema. En la segunda ocasión a la chica de detrás de mi le cayó un tema que a mi me había salido (ella aprobó, por cierto).

En fin, que poco se habla de estas endemoniadas que, a mi al menos, me sacan un poco del estado de concentración que alcanzo haciendo pasillo.

¿Qué es lo que más nerviosos os pone en el examen?

PD: a los novatos, que esto no os asuste, no conozco a nadie más que le ponga nervioso este ritual (al final y en el fondo, no es más que eso). Y si os da yuyu u os ha producido algún tipo de paranoia, yo me he comprado canicas, las he metido en una bolsa, y cuando voy a cantarme un tema, la remuevo. El sonido es muy parecido, y espero que a base de introducirlo en mi vida, ese día sea algo más familiar que estresante.

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