sábado, 27 de septiembre de 2014

Cada nota un acorde (diferente del anterior)

"Yo soy yo y mis circunstancias", esa frase que la conocozco y trato de interiorizar lo más fuerte que puedo, a veces, me doy cuenta de que aún me queda trecho para hacerla del todo mía.

Mis bajones de ánimo -causas extrínsecas aparte- fue empezar a compararme con compañeros (a más de uno se le han abierto los ojillos un poco al leer esta frase, reconocedlo! :-p).

Hay 2 situaciones en las que a mi me ha pasado el compararme:

1. Compi que empezó a la par que tu, que avanza más rápido, que lleva más temas, que parece los lleva mejor, que tiene problemillas pero no tan frecuentemente como tu...En este caso emplearemos el principio de presunción de veracidad porque los mentirosos con el tiempo se descubren solos.

2. Compi que lleva más años que tu, que le has oído cantar (y eso sí son cantos celestiales y no las trompetitas a las puertas de San Pedro), al que le deseas lo mejor del mundo, esperas que apruebe peeero...el tribunal no opina lo mismo que tu y suspende.

En el primer caso el pensamiento que viene a la cabeza es el de que somos lerdos o tontos o retri (para qué andarnos con eufemismos). Para estos casos colleja psicológica y a pensar que cada uno tiene su ritmo, que para qué ir a una velocidad más rápida si el cuento de a tortuga y la liebre ya sabemos todos cómo acaba. Paciencia con uno mismo (de verdad que la plaza debía incorporar un subtítulo "Master en paciencia propia y ajena").

En cuanto al segundo, es el que he vivido en los últimos tiempos y la verdad es que era una situación un tanto nueva para mi. Me empecé a agobiar pensando en que si esos "opositores modelo" no habían alcanzado la meta después de tanto tiempo, de tanto esfuerzo, de cantes taaan buenos....¿cómo yo iba a hacerlo?¿que no sería esto un aviso del más allá?

Contaba con poca información sobre lo acontecido durante su examen cuando me hice esas gili-preguntas. Una vez me fui enterándome de qué pasó, que dijo el tribunal etc etc...las cosas se ven desde otra perspectiva.La cuestión es que otra persona haya suspendido no te suspende a tí automáticamente, porque ese día pudo tenerlo malo o simplemente que le cayera uno que no llevaba del todo bien.

Esto no es más que si bien nos viene bien tener amigos/compañeros opositores con los que compartir agobios, vivencias y sentimientos, no podemos olvidar que esto es como tocar la guitarra, que porque un acorde no salga bien, no quiere decir que el tuyo tampoco pueda hacerlo.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Do epic shit (y punto)!

Creemos esa mentira que repetida mil veces se convierte en verdad.  
Empecemos por frases, videos, textos motivacionales. 
Repitamoslos una, dos, tres veces...hasta la saciedad.  
Colapsemos el cerebro de mensajes positivos.  
Convenzámosnos de que esto es posible, de que no ha nacido nadie más perfecto que cada uno de nosotros para bordar el papelón por el que nos toca luchar.  
Bombardéemos a nuestras células con adrenalina para que reaccionen con la máxima intensidad posible. 
Despertemos el deseo, la garra, las uñas de seguir caminando.  
Confiemos en nuestras capacidades, en nuestras posibilidades.
Seamos realistas y luchemos por un sueño.
Ahondemos en los motivos de nuestra decisión. 
Recordemos el entusiasmo del novato. 
Explotemos nuestra memoria hasta un poco más allá del límite conocido.

Sutraigamos el lado bueno de conocer el ordenamiento jurídico. 
Sintamos útiles estas horas utilizadas por el simple hecho de que tendrán más difícil estafarnos.  
Apretemos los dientes y sigamos sudando, un poco más, todavía un minuto más. Tengamos fe ciega en el sistema, en los temas, en los preparadores. 
Abramos la mente al aquí y ahora y cerrémoslo a mañana. 
Repitamos "si", "tu puedes", "vamos". 
Omitamos los noes, los negativismos, las quejas.  
Démosle una vuelta a la tortilla y convirtamos el día a día en una experiencia diferente.  
Concedamosnos un respiro pero sin dejar de andar. 
Luchemos contra nosotros mismos y nuestros fantamas. 

En definitiva, reilusionemosnos. Convirtamos este camino en un reto. Paso a paso, sin prisa pero sin pausa. Porque tu puedes. Porque naciste para ocupar esa plaza. Porque vales. Porque si ayer pudiste ¿hoy por qué no?

viernes, 12 de septiembre de 2014

Perfectamente imperfecta



 


“- Yo es que todavía no sé qué se pide en esta oposición.
- ¿Cómo que no?
- No, no, porque sí, yo estudio pero ¿qué piden?¿qué quieren?
-La perfección”

Esta conversación la tuve hace un par de semanas con otro opositor. Parece una pregunta super fácil de responder ¿qué piden?¿qué buscan para aprobarte? Pero si te pones a pensarlo no es algo tan obvio. Yo le contesté que buscaban la perfección, pero a pesar de la rotundidad de la palabra y lo dura que es, realmente fue como no contestar. Porque ¿qué es la perfección?.

La perfección para mi tiene 2 componentes fundamentales:

El primero de ellos es pura y estrictamente teórico (de codos y capacidad): saberse de pe a pa los artículos, los nombres de los doctos en la materia y sus teorías, el nº y fecha de jurisprudencia relevante, el tipo de norma con su número, fecha y título…

Y otro más formal: ser claro al exponer el tema, hablar ligero pero sin atropellar las palabras, mantener la compostura durante la exposición, ser capaz de mirar a los ojos al prepa, gesticular un poco con las manos, cambios de tono para no adormecer al oyente…

Partamos de la siguiente base: el opositor perfecto NO existe, y si lo hay o bien es una excepción o bien miente como un bellaco (en ambos casos hay que pasar olímpicamente de que existen porque la regla general es la media, no la excepción).

El opositor se mueve siempre en la cuerda floja de buscar incansablemente esa perfección y ser consciente de que no la alcanzará porque es humano y por tanto imperfecto. Cruzar la línea hacia un lado supone el grave riesgo de perder la cabeza porque “nunca sea suficiente” y hacia el otro es subir el tipo de interés de nuestra particular hipoteca, porque “total si es que nunca voy a hacerlo perfecto”.  

Hay que jugar con nuestra fuerza de voluntad, convencerse de que hay que mejorar y superarse porque lo cierto es que no estamos solos y que nuestro sueño lo comparten otras personas que también se están dejando los cuernos por lograrlo. Pero por otro lado, darse tregua, considerar los fallos como nuevas metas que superar y no hundirse por ser imperfectos.

Una frase: “Que cada uno dé de si todo lo mejor que pueda dar” S. Pedro Poveda.
Una peli: Cisne negro.

viernes, 5 de septiembre de 2014

La carta que nunca os escribí



Nos conocemos desde hace 15 años, a algunos un poco menos a otros mucho más (muchísimo más). Hemos pasado de todo, desde quedadas las 4 de la tarde para ir al cine obligando a algunos padres a quedarse sin siesta porque aún no conducíamos, viajes de fin de semana a la vuelta de la esquina, cumpleaños sorpresa, confidencias, enfados de esta-no-te-la-perdono-jamás pero a los cinco minutos se te había olvidado, llamadas que acababan en lágrimas, abrazos interminables tras rupturas sentimentales, noches en un garaje hablando de todo y nada…


Hemos pasado tardes y días de biblio, de cocineros, de conspiradores, de filósofos, de arregladores del mundo. Lo hemos pasado casi todo y en cambio ahora…tengo que irme, que dejaros un tiempo.


Algunos pensaréis que definitivamente se me ha ido la chaveta, otros pondréis los ojos como platos –como cuando en una de esas clases nocturnas de coche pregunté dónde había que darle para encender las luces de freno. Puede que otros estéis diciendo que en cuanto podáis escaparos del trabajo, de los actos sociales, de esa última copa tenéis que hablar conmigo porque “debo estar realmente mal” (veo esos ojitos de lástima contenida desde aquí).

La cuestión es que todos hemos cambiado, pero no echaré balones fuera, la primera que ha cambiado aquí soy yo. Sinceramente no sé si hacia arriba, hacia abajo, a la derecha o a la izquierda, pero estos años, la oposición, el haber tenido que tomar decisiones con la cabeza y no con el corazón, la falta de tiempo para digerir las cosas…en definitiva: la vida, me piden alejarme.

Sé que los argumentos que más se oirán cuando habléis del tema –sé que esto ha sido como la bomba de Hiroshima- será que “se aísla porque quiere”. Y en parte tendréis razón y en parte no. Volvemos a la disyuntiva cabeza-corazón y éste últimamente siente demasiado por cada cosa que pasa en los últimos tiempos.

Algunos diréis que es una decisión en caliente, que tengo “esos prontos”. Pero no. Llevo un tiempo dándole vueltas. Reconozco que no he tenido un comportamiento ejemplar en algunas cosas, pero ha habido algunas frases que no puedo olvidar porque justamente es ahora cuando necesito que la oposición os sirva como excusa más que nunca. Ahora cuando empiezan las inseguridades y miedos, ahora cuando me veo más cerca del patíbulo y veo la competencia que tengo al lado. 

El cuerpo me pide ser dueña y señora de mi tiempo, de conseguir la perfección que se me exige en los temas, de no dejar pasar el tiempo sino aprovecharlo. El planning también me lo está pidiendo. Podríamos haber encontrado otra solución, podría haber sido el camino más fácil, pero las cosas vienen como vienen y yo todas las mañana me levanto pensando “¡Buenos días, Vietnam!”. 

No es solo la oposición, son todos los entresijos que en vez de facilitar el camino lo dificultan, y yo estoy al límite, soy una bomba de relojería y sinceramente, no puedo más. Sinceramente no sé si lo habréis entendido, porque si yo no estuviera viviendo esta situación os garantizo que prácticamente no lo haría. 

Así que pase lo que pase y quede quien quede, solo puedo deciros que:
gracias por haber llegado hasta aquí.