"Yo soy yo y mis circunstancias", esa frase que la conocozco y trato de interiorizar lo más fuerte que puedo, a veces, me doy cuenta de que aún me queda trecho para hacerla del todo mía.
Mis bajones de ánimo -causas extrínsecas aparte- fue empezar a compararme con compañeros (a más de uno se le han abierto los ojillos un poco al leer esta frase, reconocedlo! :-p).
Hay 2 situaciones en las que a mi me ha pasado el compararme:
1. Compi que empezó a la par que tu, que avanza más rápido, que lleva más temas, que parece los lleva mejor, que tiene problemillas pero no tan frecuentemente como tu...En este caso emplearemos el principio de presunción de veracidad porque los mentirosos con el tiempo se descubren solos.
2. Compi que lleva más años que tu, que le has oído cantar (y eso sí son cantos celestiales y no las trompetitas a las puertas de San Pedro), al que le deseas lo mejor del mundo, esperas que apruebe peeero...el tribunal no opina lo mismo que tu y suspende.
En el primer caso el pensamiento que viene a la cabeza es el de que somos lerdos o tontos o retri (para qué andarnos con eufemismos). Para estos casos colleja psicológica y a pensar que cada uno tiene su ritmo, que para qué ir a una velocidad más rápida si el cuento de a tortuga y la liebre ya sabemos todos cómo acaba. Paciencia con uno mismo (de verdad que la plaza debía incorporar un subtítulo "Master en paciencia propia y ajena").
En cuanto al segundo, es el que he vivido en los últimos tiempos y la verdad es que era una situación un tanto nueva para mi. Me empecé a agobiar pensando en que si esos "opositores modelo" no habían alcanzado la meta después de tanto tiempo, de tanto esfuerzo, de cantes taaan buenos....¿cómo yo iba a hacerlo?¿que no sería esto un aviso del más allá?
Contaba con poca información sobre lo acontecido durante su examen cuando me hice esas gili-preguntas. Una vez me fui enterándome de qué pasó, que dijo el tribunal etc etc...las cosas se ven desde otra perspectiva.La cuestión es que otra persona haya suspendido no te suspende a tí automáticamente, porque ese día pudo tenerlo malo o simplemente que le cayera uno que no llevaba del todo bien.
Esto no es más que si bien nos viene bien tener amigos/compañeros opositores con los que compartir agobios, vivencias y sentimientos, no podemos olvidar que esto es como tocar la guitarra, que porque un acorde no salga bien, no quiere decir que el tuyo tampoco pueda hacerlo.