lunes, 31 de diciembre de 2018

Palabras, el mejor resumen (IV).

Siendo tradición en esta mi casa, trataré de resumir mi año 2018 en un cúmulo de palabras, aunque imagino que me dejaré muchas vivencias para las que nuestra querida RAE aún no ha inventado palabras:

Final Llorar Ser fuerte Eliminar Reforzar Preocupar Ocupar Superar Mejorar Psicología Contenta Horarios 3 Cronómetros Alegría Nervios Ayuda (pedir y dar) Ansiedad Control Gestión  Reto Dominio Completos Colectivo Cantar Cantar Cantar Aquí y ahora Locura Sinrazón Piedad Abrazos Dudas Seriedad Sorpresas Compañía Isabel Coixet Teléfono Ánimos Buenos libros Racionalizar Sentirme fracasada Sentir que podía aprobar Miedos Ilusión Reconstruir Escuchar Fresas Observar Preguntas Respuestas Autoimposición Dureza Bodas  Perdón Montaña Perder Ganar Afonía Familia Mensajes Llorar No sentir Perderse Vacaciones Charlas Pedir Exigir Desaprendiendo.

Lo leo y la verdad da la sensación de que ha sido un mal año, y a pesar de todo, pese al suspenso, recuerdo los 2015-2016 mucho peores que este año. 

A 2018 le pedí que me diera respuestas y ya dicen que cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad. Respuestas obtuve, desde luego, sin embargo en casi ningún sentido del que realmente me hubiera gustado recibir. Así que a 2019, con la boca chica, pediré claridad de pensamiento, para poder tomar decisiones sabias (por lo pronto saber dónde quiero ir profesionalmente).

Os deseo muy feliz entrada de año a todos, que no os atragantéis con las uvas y que pidáis...pero con cabeza :p



jueves, 27 de diciembre de 2018

¿Y ahora qué?

Mis deberes
Cuando estaba en plena faena, fuera el momento que fuera, me traía un poco al pairo que me preguntaran 200 veces cuándo salía la convocatoria, si me había examinado, si no es que llevaba mucho tiempo ya preparando...Sencillamente porque sabía hacia dónde iba o al menos, hacia dónde quería ir.

Sin embargo este tiempo en que (sigo) sin saber qué me pide el corazón (porque el cuerpo lo que me pide es volver a nacer para preferir la media antes que los sueños personales) la pregunta que me irrita y en algunas ocasiones me saca de mis casillas es "bueno, ¿y ahora qué?". Probablemente me molesta tanto porque yo misma no paro de machacarme con ella. Me levanto y ahí está, me voy a por el pan y ahí me encuentra, estoy fregando y aparece. ¿Y ahora qué?. Pues sigo sin saberlo.

Hay días en que me levanto y digo, mira, me paso a otras oposiciones, serán unos "x" temas más y total, estudiar ya sé. Pero entonces entra el bucle: "pero no sabes si serás capaz de enfrentarte a un tribunal y a lo mejor tu problema es ese", "ufff...solo pensar en volverme a pasar ¿1?¿2 años? más con esta vida", "y si no apruebas volverás a las mismas, pero con más años y con menos opciones". 

Y otras mañanas me levanto pensando que haré el master, que aprenderé cómo se ejerce y me lanzaré a la piscina. Pero entonces empiezan las cábalas en el otro sentido: "¿máster online o presencial?Porque si es presencial hasta finales de 2019 no empiezan pfff...", "¿y si no soy capaz?¿y si me pasa como con la oposición que lo veo de primeras todo bien y al final me vuelvo a estampar contra mis límites?", "¿y si no soy capaz de ganar para vivir?".

Cuando pienso en seguir opositando, a veces me da la sensación de que me agarro a lo que "conozco" por miedo al "ahí fuera"; y cuando pienso en el ejercicio privado, acabo pensando que lo hago por despecho (una amiga me dijo que hablaba de la oposición como si aún fuera mi novio, así que lo de despecho encaja bastante bien).

Pienso que trabajar me devuelve algo que la oposición no te da -o al menos a mi no me ha dado- que son éxitos, un poco de aire; pero por otro lado, todo lo que sé, el dominio de los temas, se irá evaporando y más lejos estaré de ser servidora pública.

Sigo echa un lío, como véis. Así que sí, cuando me preguntan el "¿Y ahora qué?" se me queda cara de besugo, balbuceo y me escaqueo con un "estoy de vacaciones, después de Reyes, veremos", pero por dentro, mientras lo digo como si no pasara nada, estoy cagada de miedo, porque sé que llegarán Reyes, seguiré sin saber pero con la obligación autoimpuesta de tener que tomar una decisión. 

Espero no desanimar a nadie con esta parte de mi historia, que quién sabe, a lo mejor tiene un final feliz. De hecho, en el fondo sé que la tendrá, pero probablemente mucho más tarde de lo que a mi me gustaría.

martes, 18 de diciembre de 2018

La verdad.

Hola, bueno, la verdad es que llevo un tiempo escribiendo y no estoy estudiando. Estoy de vacaciones, de esas que un opositor preferiría no tener. Las vacaciones tras un suspenso.  En otras circunstancias no hubieran durado más de 15 días, pero en esta ocasión es diferente, ya que me había propuesto que si esta vez no lo conseguía, dejaría este camino.

 Y hablo en pretérito imperfecto porque, como suele decirse "tengo la picha hecha un lío". Pocos días después del suspenso me vino a la cabeza la idea "¿y si sigo?". Que esa idea siga en mi cabeza es un poco drama (drama entre todas las comillas del mundo posibles) porque es añadir una opción que pensaba que estaba descartada. Así que me debato entre seguir en este camino (aunque sigue haciéndome ilusión, veo lejos que la decisión se incline por esta vía, como ya explicaré en su momento), pasarme a otros oposiciones (pero me da un asco tremendísimo volverme a encerrar en mi cuarto para hacer "lo mismo", además de tener que luchar contra mi prejuicio de "solo quieres ser funcionaria y te da igual a qué"), o hacer el dichoso máster para el ejercicio profesional (y me da sudores fríos solo pensar en la precariedad laboral que leo que existe en el sector).

Del examen hablaré en su momento, simplemente apuntar ahora que las oposiciones no son un sistema de selección justo, pero es un sistema como otro cualquiera. No necesariamente se selecciona al que más sabe, sin desmerecer a los que aprueban.

Esta vez el palo fue grande, porque pensé que si que iba por buen camino, lo había trabajado todo, aún así, tengo que ser justa, y mi autopresión es probable que me traicionara, porque hice algunos temas bastante por debajo del nivel con que me los sabía.

Esta temporada estoy escuchando todas las opiniones e historias posibles, para hacerme una idea global y así tomar una decisión. Hasta que no la tome prefiero seguir en el anonimato de a qué oposición he estado optando. Sin embargo, mientras tanto, se agradecen todo tipo de historias, consejos y opiniones.

Mucho ánimo!


domingo, 9 de diciembre de 2018

C(V)alor humano

La vida  te da lo que necesitas en el momento y lugar oportuno, y yo este año, en concreto en los últimos meses, he recibido un sopapo interestelar del que aún no acabo de salir.

No estoy sola y hay personas que me aprecian de verdad.

Ese es mi sopapo, si. Simple ¿eh?. Aún así sigue, en parte, siendo inconcebible para mi. Es como si la vida me hubiera zarandeado hasta decir basta. He recibido más de lo que he podido dar en mi vida. Por gente que lleva aquí décadas, un lustro, años, meses o un pequeño puñado de días. Ha habido veces que me he dejado ayudar y otras no tanto (ojalá haber podido superar esas veces mi inseguridad y dejarme ver otra vez vulnerable).

La oposición puede ser la más perra de las compañeras, puede quitarte en ocasiones las ganas de todo o incluso hacerte pensar que nunca volverás a sentir ese calorcito en el corazón que hace que la vida sea vea de colores, o meterte ideas en la cabeza que cada vez son bolas más grandes (y por ende cada vez más inasumibles). 

Pero lo cierto, es que a mi me ha dado cosas -más que cosas, aprendizajes- tan valiosos como el mayor de los diamantes. Me ha enseñado a dejarme ayudar; a superar (las más de las veces) mi orgullo, agachar la cabeza, pedir disculpas y reparar mis errores; a ver que tus límites están mucho más lejos de lo que tu cabeza cree; que también tengo límites, aceptarlo y asumirlos, sin más dramas (aunque esto cueste más de un run-run).

Pero sobre todo, he aprendido que hay personas que te valoran por los valores que llevas como estandarte, que te aceptan con tus imperfecciones, que te dejan ser quien eres (y sonríen cuando les muestras tus vulnerabilidades como diciendo "es normal, acéptalos, aprende de ello y supéralo, yo estoy aquí para ayudarte"). 

Con esta suerte ¿cómo me voy a quejar?¿cómo voy a sentirme una fracasada? Y es que, me doy cuenta, que la oposición exige aislar y "olvidar" partes de uno que no casan con las horas de estudio y este estilo de vida. Hay veces que hace taaaanta falta recordar que uno es algo más que una maquina escupiendo datos; que tienes filias y fobias más allá del estudio; que tiene hobbies que llevan más tiempo que las 24h de descanso; que eras quien organizaba planes y solo quería seguir descubriendo el mundo; que antes no tenías tantos miedos como ahora; que tu ciudad se te quedaba pequeña aunque ahora te parezca un planeta entero...

Solo eso, la vida sirve lo que necesitas. Por duro, miserable, mezquino o improbable, por genial, sorprendente o imprevisible que parezca. Al final depende de uno mismo sacar las conclusiones y actuar en consecuencia. 

Ánimo a todos!! Y gracias, vuestro calor también me llega.


domingo, 2 de diciembre de 2018

Vueltas.

"Días preexamen. Vuelta 1 mes. Puedo, puedo, puedo. Vamos, vamos, vamos. Que ayer llegara a acabar el planning no quiere decir que esté hecha a la rutina. Corre. Cinco minutos, otro más. Me paso 7 minutos, en el próximo tema los recorto. Me saturo y me voy al baño a hacer pis (a ver si con un poco de suerte se me traga la taza del váter). Vale, no, así solo perdemos. Respira. El estrés es un reto, no una amenaza, así lo propusimos.

Una hora máś. 3 minutos recuperados. Vale, bien, al ataque. Tema fácil, tema difícil, y en bloques de dos parece que compensas (bendita estadística, si así fuera, serían dos ni fáciles ni difíciles). Pipipi piiii pi pipipi piii. ¡Yuju! ¡A comer! Media hora y otra media de descanso.

Y seguimos. No me he enterado de qué hemos hablado en la mesa. Seguimos. Otra materia. Ay si, fácil, hasta la siguiente parte del tema, es como girar la esquina y que te esté esperando un atracador. ¡Aaaargh! ¡A correr otra vez!...".

Texto inacabado en un momento de delirio. Desahogo y sigo. Ánimo.

viernes, 26 de octubre de 2018

El vitaminazo.

Hoy os contaré la historia de aquella vez en que me dió lo que yo demonimé "el vitaminazo".

Hete aquí que la cosa empezaba a apretar, mucho temas para las escasas 24 horas del día, el estrés no hacía más que subir y la cabeza no paraba en todo el día de recuperar información (me niego a llamar estudiar a algo que es solo pasar los ojos por los folios). Llegó un fin de semana en que noté cómo las fuerzas hacían como el conejito contrincante de Duracell (spoiler) me quedaba sin pilas. 

Aún quedaba lo más duro y no podía permitirme ese desgaste tan fuerte, porque sencillamente, no llegaría al objetivo. Así que hice lo que cualquier persona normal, equilibrada y en su sano juicio haría: ir al doctor google a preguntarle por unas vitaminas. Descartadas algunas porque alguno de sus componentes era estimulante (para ello acudí a la doctora wikipedia, como todos sabemos, reconocida premio nobel en practicamente cualquier materia), elegí unas, que en 2 semanas decía que te ponían como un toro. "¡Hale, problema solucionado!" pensé. "Ay, problema solucionadoooo...." me diría ahora.

Total que las compré y al día siguiente me las tomé en el desayuno (dato importante). Pasó el día de estudio, y la sensación fue bastante buena. Un cansancio más normal que el del fin de semana, sin estar sobrerrevolucionada, mayor productividad..."¡qué buena idea he tenido! (je je).

Acabé de estudiar y a la hora programada me fuí a la cama. Fue entonces cuando me empecé a sentir un poco rara, así como un poco más despejada de lo normal...pero bueno, no le dí importancia....hasta que el reloj empezó a contar los minutos, las medias horas....y las horas. 

Ahí me empecé a agobiar, el corazón me empezó a ir a mil, los pensamientos a un millón por segundo (a cuál de ellos "más" tranquilizador: "pues a ver mañana cómo estudias", "pues mañana hay que estudiar porque no tienes margen", "a ver si tengo una subida de tensión y esto de oírte el corazón no va a ser bueno", "ayysimedaunataquealcorazonyenmediodelanochenadieseenteraymepasoochohorasmuertaantesdquealguienmeencuentre"). Mi solución para tranquilizarme fue pensar que al día siguiente no iría al preparador y estudiaría para recuperar lo que no me daría tiempo a la mañana siguiente (lo cual en el fondo me estresaba más porque era perderme un cante y odio perdermelos).

Y en toda esta enajenación, sobre las 4:12 tuve una revelación: el vitaminazo. 'Esto no es que esté nerviosa por el examen, ¡Qué va!, esto han sido las vitaminas de las 8 de la mañana, que no me han dado taquicardia durante todo el día, que me han dejado dormir la siesta y que me han hecho rendir sin estar revolucionada!¡Sisisisisisisi, yo he tenido un vitaminazo!'.

¿Cómo te quedas?Pues yo me quedé tan ancha que después de encontrar mi solución me quedé domida. Sin tener en cuenta que ese día había terminado un tratamiento para dormir, que había subido el listón en el estudio y alguna otra vicisitud que ahora ya no recuerdo. Pero no, para mi fueron las vitaminas, las cuáles me juró y perjuró el farmacéutico que no ponían nervioso porque no tenían ni un milígramo de gingseng, taurina ni sucedáneos.

Así que ¡cuidado con los vitaminazos! Pero sobre todo...¡con las cabezas de opositor!XD

Buena semanita!

viernes, 12 de octubre de 2018

Bukowski ft. La la land.

Hoy no tocaba escribir, pero creé el blog en parte por  compartir toda esta vivencia; e imagino que ponerte a llorar por una frase de una peli que no tiene nada (o bueno, un poco si) que ver con la oposición también entra en el cupo de "historietas de la tia Vicenta".

He visto "La la land", no la había visto aún porque sabía que me removería lo más hondo, y estas cosas hay que dosificarlas a estas alturas de la película (nunca mejor dicho). En sí, con lo romanticona que soy yo, no me ha gustado mucho, ni he entendido que se llevara tantos Óscar. Lo único en lo que sí que me ha gustado (aunque *oda) es que tiene una parte de mucha realidad.

Sin embargo, ha habido un diálogo que me ha quebrado por dentro, el siguiente (si no la has visto no es ningún spoiler):

"-Y han pasado 6 años y no quiero seguir haciéndolo.
- ¿Y por qué no quieres seguir haciéndolo?.
-Porque duele demasiado.
- Eres una niña pequeña, estás llorando como una niña pequeña. Mañana tienes una audición, estaré aquí a las 8 (para recogerte)".

Y os parecerá una tontería, pero me he puesto a llorar como si fuera el beso más anhelado de la historia. Porque yo también pienso a veces que esto duele demasiado, que te pegas contra un muro y contra otro, que haces el trabajo que te corresponde y alguien coge y te tira un café encima y aún así sigues luchando por algo que de verdad te hace ilusión. 

Y lo importante de esto, es que haya alguien a tu lado, que aunque sepa lo imposible que es, lo harta que estás, lo cerca que estás de tirar la toalla por algo que (cuando no estás harta) te quema por dentro, coja y te diga "mañana estaré aquí". En definitiva, que no te eche mierda encima sino que te aupe y no ponga más dudas sobre tu cabeza de las que tú probablemente puedas tener. Basta con una persona, y sé que tengo suerte de contar con varias, pero basta con una, solo una, para desequilibrar todo esto. No creo que la gente sea consciente del daño que pueden llegar a hacer. Esto, a veces, va más allá de aprobar: va de superarse, de alcanzar un objetivo muy alto que te has marcado, de retarse a uno mismo, de llevarse al límite para saber que eres más capaz de lo que creías, de sorprenderse a uno mismo, de autodisciplina, de coraje, de reflexionar mucho y sobreponerse a todo (a  t o d o). Imagino que a los maratonianos les pasará lo mismo mientras se preparan.

Puede que esto vaya de ser una niña y creer que es posible (aunque no lo sea o lo sea íííínfimamente), porque simplemente necesites creer que lo es, hasta el momento en que tu te hayas propuesto (y repito, tu te hayas propuesto') y te digas "ok, es suficiente, no lo intento más". Sé que es difícil de explicar y más de entender. A veces es un don que te queme algo por dentro y otras en cambio la perdición. Me gusta poner el ejemplo del poema de Bukwoski del anuncio (siempre mejor el poema que el anuncio, aunque esa voz conquiste a cualquiera).

No sé, será esto de ir apretando más el culete tras la convocatoria...pero necesito a alguien que me entienda y me apoye, otra cosa en este momento es tan tan tan pernicioso y contraproducente.... Hoy no sé si tiene mucho sentido para vosotros esto, las pelotas en la cabeza las llevo fatal. A veces hace falta menos verdades y más comprensión.

Gracias por leer! Y ánimo! 

viernes, 5 de octubre de 2018

No estar metido

El otro dia, en un corrillo de los que se forman esperando el turno para rezar al pater cantar, coincidi con bastantes personas con las que de normal no me encuentro. Algunos de ellos, "jovenzuelos" con 1 o 2 años de oposicion. La verdad es que como cambia la mentalidad y la perspectiva, en parte por la madurez de la edad, en parte porque "mas sabe el demonio por viejo que por demonio".

Sin embargo, me llamo la atencion un comentario que se repitio en varias personas -estos jovenzuelos que comento- porque son pensamientos que jamas tuve cuando empece en la oposicion. Fue el hecho de que ellos consideraban que "no estaban metidos aun en la oposicion". :O 

Alucine porque, aunque con millones de errores, desde el minuto uno me lo tome como un trabajo, con un horario estricto y con unas normas que cumplir. Luego descubriria otras cosas, como que la rutina ayuda a fijar los conceptos mejor, que el deporte es necesario y cuidar la alimentacion y las compañias fundamental. Pero nunca pense eso de que ya iria metiendome.

He de aclarar que ese "aun no estoy metido en la oposicion" se referia a fines de semana de descalabro o primar ese "horario" antes que cumplir objetivos, sabiendo que el preparador te exige mas de lo que estas dando.

Con los años que llevo en esto, y precisamente por los que llevo, puedo decir que aun tomandotelo en serio -en seriiiiisimo diria yo- los años se encadenan unos a otros como eslabones sin que te des cuenta. Es facilisimo que a la que te des cuenta lleves todos los dedos de la mano en esto (y lo dice una que penso que en 3 años esto se sacaba sin problema).

Ojo con esas creencias de que "ya habra tiempo para estar al 100%" porque tema que no estudias al 100%, tema que luego acaba siendo de los malos, y cuantos mas temas asi, mas se sufre en las vueltas previas al examen.

Otro argumento a tener en cuenta es la edad. Que cuando tienes 23 recien cumplidos, primero crees que esto consiste en seguir como hasta ahora, que si no la sacas te contrataran (o directamente no contemplas la posibilidad de no sacarla). Pero ojo cuando te acercas al numero 3 como primer digito...porque ni estas tan fresco como cuando empezaste, ni tus amigos de la uni tambien estan empezando y son unos machacas, ni la gente "solo" tiene novio...y la madre naturaleza a algunas personas nos empieza a llamar a la puerta "nenita, que de nenita tienes poco ya...".

En fin, opositar para mi, no es solo estudiar, es creer que eres opositor con todo el concepto y el contenido. Es tu trabajo, e igual que no te perderias una reunion con un cliente, no puedes perderte en tus horarios y obligaciones.

PD: siento la ausencia de acentuacion, problemas tecnicos.

viernes, 14 de septiembre de 2018

En bolas.

En bolas. Así tal cual. Sin remordimiento (bueno, quizá un poco) alguno. A veces hay que desnudarse, otras despelotarse, algunas quedarse en bolas. Pero aquí vamos a hablar de bolas, sin más.  Áh ¿que creías que yo...? ¿Aquí?¿Sin más? jajajaja

Bueno después de este pequeño despelote a tu costa (badum chas) voy a hablar de bolas. Las del examen, para ser más exactos. Y es que, para mi, lo más estresante del día del examen, con diferencia, son esas redondas endemoniadas, con su rechinar al chocar entre sí mientras las menean, bailando al son de la suerte que esperas tener.

Desde el minuto que dicen tu nombre, entras y te piden que saques las bolas, siento que no soy yo la que está allí y la que tiene que enfrentarse a todo lo que se le viene encima es otra (bueno, en el fondo todos esperamos que salga el erudito que se ha forjado en nosotros durante estos años, como una suerte de alter ego). 

Preferiría mil veces más que un programa informático eligiera las bolas por mi (o un mono, que al menos sería más entretenido...aunque imagino que tendríamos a los animalistas haciendo ruido en la puerta del examen..., así que pensándolo mejor, lo dejamos en una inteligencia artificial).

Vamos a ver, toda esa ceremonia en que te tienen blanca como la cera, con el tribunal esperando, ese silencio solo interrumpido por el raca-raca-raca del removimiento de bolas, sacar bola, que la lean (soy de la escuela de no mirar el numerito), que la apunten...siguiente bloque y el mismo procedimiento, y así hasta sacar todas las que te corresponden...Es un ejercicio de sadismo puesto al servicio de la administracióń pública, reconozcámoslo ya. Yo creo que si lo hicieran mientras nos clavaran astillitas entre las uñas, no sería tan cruel, porque al menos entonces podrías centrarte en el dolor físico y no en intentar que no te tiemble la mano y crees una catástrofe con las bolas recorriendo la sala por todas direcciones.

Es un momento en que un algo llamado "suerte" (o "azar" para los más racionales) ejerce el 100% de su poder. Da igual en ese momento que tengas nombre, que no lo tengas, que vayas de gris o de rojo, que las horas previas hayas dado un repaso o que te hayas ido a correr. Allí está tu mano inocente (que ya te digo que esa mano tiene de inocente lo que yo te diga, porque si tuviera ojos buscaría las bolas molonas) y unas esferas numeradas, esperando que las elijas a ellas.

Si podemos plantearnos inscribirnos on-line a unas oposiciones, imagino que podemos aspirar a darle a un botón y que salga la ristra de numeritos. Que copien a las administraciones de loterías oye, que para algo, hasta hace bien poco, eran monopolio estatal. 

Bolas, bolitas o bolones. Buenas o malas. Salen. Y luego están las que salen en la misma sesión de exámenes 2 veces, las "bolas calientes" (esto se lo contaba a una persona ajena a las opos y me meaba de risa, porque pensó que lo de caliente era literal xD). Y diréis, eso es un mito. Pues a mi me ha pasado 2 veces en distintas convocatorias. En la primera, una compi se examinaba un lunes y yo un miércoles, nos cayó el mismo primer tema. En la segunda ocasión a la chica de detrás de mi le cayó un tema que a mi me había salido (ella aprobó, por cierto).

En fin, que poco se habla de estas endemoniadas que, a mi al menos, me sacan un poco del estado de concentración que alcanzo haciendo pasillo.

¿Qué es lo que más nerviosos os pone en el examen?

PD: a los novatos, que esto no os asuste, no conozco a nadie más que le ponga nervioso este ritual (al final y en el fondo, no es más que eso). Y si os da yuyu u os ha producido algún tipo de paranoia, yo me he comprado canicas, las he metido en una bolsa, y cuando voy a cantarme un tema, la remuevo. El sonido es muy parecido, y espero que a base de introducirlo en mi vida, ese día sea algo más familiar que estresante.

jueves, 30 de agosto de 2018

Houdini ¿preparador?

Parece que no se entiende. Te ven estudiando con los veintilargos pasados y parece que estás siendo sometido a tortura contra tu voluntad. Y oiga, es que esto es tortura, si ¡pero tortura voluntaria! ¡Vamos, hombre!

Bueno, ya está, es que si no lo decía reventaba. 

Houdini
La cuestión del día es acerca de una pregunta que me hicieron en un post anterior, sobre si me sentía engañada por mis preparadores (por aquello de haber tenido que empezar de cero cuando ya me lo "sabía" todo). Fue una pregunta muy acertada porque me la he hecho muchas veces. Así que gracias :).

Lo cierto es que al principio me sentí un poco engañada, es verdad. Un poco lo que decía María en su último post, ya que no eran pocas las veces que entraba en bucles de pensamientos del tipo "si hubiera empezado así, ahora tendría mi plaza", etc. Pero lo cierto es que pronto empecé a ver que esa clase de pensamientos no me ayudaban en absoluto, mas bien al contrario. Así que me hice las siguientes reflexiones:

1. Engaño = mala fe: no creo que mi preparador (el mismo antes y después del cambio de sistema) tuviera mala fe. Más bien fue un cúmulo de circunstancias que no ayudaron a una buena preparación. Si tuviera que hablar de algo, hablaría de falta de la diligenia debida. Pero bueno, creo que el año de mi suspenso, fue una bofetada en la cara para todos los que nos presentamos (pero para el preparador también), de la que, creo, hemos conseguido aprender todos.

2. Madurez: la pregunta de "¿y si hubiera empezado con el sistema que sigo ahora, hubiera aprobado ya?" me la he hecho miles de veces (no las he contado pero me jugaría una carpeta de temas a que así ha sido). Y creo que, aunque a mi ego no le guste reconocerlo, la respuesta no sería afirmativa. Es más, me la hubiera dejado ya, casi seguro. Soy de la opinión de que todo pasa por algo, e igual que pienso que si no hubiera empezado mientras terminaba la carrera, no hubiera aguantado los primeros 6 meses; pienso que el batacazo monumental del suspenso ha sido el revulsivo necesario para pegar un buen tirón en cuanto a madurez se refiere.

Y ahí voy. Que el sistema de oposiciones tendrá muchos puntos muertos y carencias, pero creo que ayuda a buscar a personas con un caracter forjado y una determinada madurez. Es verdad que la madurez que se alcanza es más personal que profesional, pues muchas veces pienso que en la universidad me veía más capacitada para tomar decisiones rápidas que ahora (también es verdad que allí mi ingenuidad era superior a la actual).

3. Conocimientos: mi base era mala, o así lo veo ahora. No le echaré la culpa a la universidad, pero yo no salí con una base como para poder construir el castillo que es la oposición. Los años que dediqué al "sistema malo", no sirvieron para aprobar una oposición, pero si para forjar esas bases de las que no disponía. 

4. Psicología: Evidentemente hubiera preferido no tener que invertir esos 3 años largos en esta actividad y haber cogido experiencia profesional (o haber dado la vuelta al mundo, oye) , pero pensar en que me engañaron o que son años perdidos, es algo que, sinceramente, no me puedo permitir.

¿Quieres pensar que los he perdido? Ok, pero entonces con más razón, no puedo perder más tiempo pensando en que lo he perdido. 

¿Quieres pensar que me han engañado? Prefiero pensar que la culpa fue mía por no darme en cuenta de que el salto cualitativo era mucho más grande de lo que imaginaba. Nadie me impuso nada (la imposición cada vez la llevo peor, me asfixia) y yo elegí tanto empezar como seguir, así como cambiar el sistema y empezar de cero.

Espero haber contestado la pregunta. Y si alguien ha pasado por ahí que piense que no es tan raro como parece y que desde luego le busque el sentido práctico al tiempo invertido, que tenerlo, lo tiene.

¡Mucho ánimo!

miércoles, 8 de agosto de 2018

El cantaor opositor

A lo largo de mi prolífica carrera como opositora (y digo prolífica porque de opositar sé un rato, ahora ya de aprobar...) he conocido a muchos opositores, pero en los ultimos tiempos he podido, además, esucharles cantar, así queeeeee........aqui llega, con todos ustedes....

¡¡¡LAS CLASES DE CANTAOR OPOSITOR!!!!

1. EL ESQUES: como en en el cole con la excusa del perro y los deberes. Igual. Si canta un tema es un milagro, muchos de sus cantes utiliza su tiempo en contarle su vida al preparador, T O D A, menos los temas.

2. EL PRESENTADO: es ese alguien a quien parece que el propio Matias Prats, Hilario Pino o Piqueras le hubiese dado clases magistrales de dicción y respiración entre frases. Más que hablar de avulsión de terrenos, parece que está informando del último desbordamiento de lEbro a su paso por Villaarriba.

3. EL LECTOR: puede venir unido, o no, al anterior porque parece que con los ojos sigue un teleprónter o que un papel transparente se encuentra entre su mirada y la del preparador, consiguiendo leer, línea por línea el tema.

4. EL TICS: todos hemos sido un poco éste. Es aquél que canta el tema tamborileando los dedos sobre la mesa, como contando las palabras. O aquel otro que se toca la nariz cuando se está inventando parte del tema. El de los 'eeehh' entre frases o el que inagotablemente mueve la pierna durante tooooda la exposición.

5. EL CAPERUCITA: es ese opositor que má que contar un árido tema de derecho, parece que te cuente un cuento. En definitiva, cuenta el tema como algo super natural, por todos conocido y que además es de sencillísima comprensión, aunque sea lo más difícil del mundo.

6. EL CERO CONTACTO: (probablemente la fase 1 de todo opositor, sobre todo siendo el primer cante con gente delante). Cero contacto visual se entiende. He llegado a ver a gente que se pone las manos sobre los ojos como si jugara a la gallinita ciega para evitar cualquier contacto de ese tipo.

7. EL SOBRAO.: Uno de mis favoritos, porque ves la torta a distancia. Aquél que siempre dice que se lo sabe todo, que no tiene que repasar porque ese tema es muy fácil, pero luego, en el cante, son de los que hacen un tema regulero con una forma de semidios que solo vende humos a sus colegas del barrio.

8. EL MORCILLERO: (Oh yo confieso que pequé en su momento). Es aquél que no se sabe lo suficiente el tema, pero es capaz de improvisar e introducir morcilla tras morcilla de relleno. Suele acabar teniendo que empezar de cero buscando una receta definitiva (ejem ejem ejem).

9. EL PERFECTO.:NO existe, NADIE lo es, que no os timen.

Todos hemos pasado en algun momento por alguno de estos tipos de cantaor opositor...Si conoceis algún otro estaré encantada de completar mi coleccion.

ÁNIMO CON EL VERANO, ya queda menos!!!!

lunes, 16 de julio de 2018

D=E²

Esto también son vacaciones XD
Si tuvieramos que llamar a un científico para que convirtiera en fórmulas nuestra actividad, la del título sería una de ellas. Aunque en este caso habría que añadirle unas cuántas variables más, lo simplificaríamos a:

Descanso = Estudio²

Es algo que me ha costado aceptar (que no soy superwoman) y que los descansos son necesarios. Tanto los semanales, como cada cierto tiempo. Lo del descanso semanal, se ha llegado a convertir en una especie de "si  pero no". Si, porque acabo echa polvo la semana (mi teoría es que solo así puedo corroborar que lo he dado todo también esa semana) y no, porque estoy tan cansada que no me apetece hacer casi nada, y eso unido a que la gente poco a poco hace su vida sin ti...

Lo del descanso cada cierto tiempo es el descubrimiento más reciente. Descansar un fin de semana al acabar una vuelta del temario, que es el tiempo en que más o menos, llego al cansancio extremo. Así, lo que hago es evitar todas las fiestas locales, autonómicas o nacionales. Esos días para mi son de estudio, también porque tengo la suerte de que me afecta entre poco y nada que la gente esté descansando (aquello de que "mi vida es mía, y si viviera la de los demás, no sería feliz"). Respeto solo la Navidad, porque me hace especial ilusión y verano, en que intento cuadrar con la family cuando se puede. 

Hace poco acabé vuelta, exhausta, harta del temario y de la oposición y con mucha inquietud en todos los sentidos. Así que cogerme el finde de después me sentó realmente bien. Sin embargo, ahora lo que me pasa es que me cuesta infinito desconectar. El primer día, por la sobreestimulación, me entró bastante bajón y por la noche no había quién durmiera, más aún cuando mi cabeza para "relajarse" buceaba en fragmentos de tema que cantaba al tún-tún. Pero los siguientes días fueron muy eficaces para que la mente volara de un pensamiento a otro y a otro y a otro más. Vamos, lo que normalmente no puede hacer.Incluso quedarse (casi) en blanco...

Así que, si. El descanso entra dentro de la preparación. Es algo que deberíamos tener impreso en la página 1 del programa. Sea como fuere, espero que tengáis unas buenas vacaciones, y si no las tenéis, al menos que los días de descanso semanales los respetéis, aunque el examen pueda estar a la vuelta de la esquina. Ese día puede ser el revulsivo necesario para empezar una semana más con buen pie.

¡ÁÁÁÁÁÁÁNIMOOOOO!

viernes, 22 de junio de 2018

En busca de la limonada.

Me gusta pensar que todo tiene su porqué o al menos que, como los economistas, puedes encontrarle el sentido a posteriori, y de ahí sacar modelos predictivos de tu vida futura (esto último no lo hagáis, niños, es malo para la salud, crea expectativas y luego vienen los lloros).

Hace un año, compramos un limonero (por aquello de "si la vida te da limones, haz limonada"). Era una macetita no muy grande, pero el palo (aquello aún no podía ser llamado árbol, ni tan siquiera arbolito) estaba lleno de hojas e incluso alguna florecilla, de esas que impregnan el ambiente de un olor a campo y sosiego. Lo compramos ilusionadas, pensando en lo guay que sería tener esta primavera un arbolito -no somos muy pretenciosas, la verdad- que nos diera aunque fuera un limoncillo para algún bizcocho o para un chupito de limonada.

El primer mes, nos aguantó como un campeón, pero al palo se le fueron poniendo mustias las hojas, las flores se quedaban a mitad de crecimiento y los pocos limoncitos minusculos que dió acabaron con un color la mar de feo. Nosotras, bueno, más bien yo, lo desahucié. Total, qué sé yo...podrían no ser estos tampoco los limones con los que hacer la limonada vital que tanto prometen las frases molonas. Por un limón menos, tampoco me iba a sofocar ya.

Así que me olvidé completamente del tema, y dejé de preguntarle a mi madre por cómo iba nuestro proyecto. Haaaasta que...(la historia tenía que tener un "hasta que" sino ¿qué gracia tendría?) hace unas semanas mi madre me dijo "¡no te lo vas a creer!, mira". Y allí delante, estaba el palo con mogollóóóóón de brotes verdes. Mirad, ¡qué alegría! Como si fuera una victoria vital a un monstruo despiadado que hubiera tratado de quitarnos la primavera. Igual.

Mi madre se pasó todo el invierno regando un palo podado, sin resquicios de vida, sin ninguna señal de "lo estás haciendo bien, me está saliendo una rama". Sin nada más que un palo y tierra. Regó y esperó.

¡Qué gran lección! ¿no?

No sabemos si el limonero seguirá creciendo o solo será capaz de sacar bonitas hojas. Quizá no sirva para el propósito inicial (dar sombra y limones), pero puede que sirva para otros inesperados, aprendidos una vez que nos interesamos por los limoneros, como hacer paparajotes.

Espero que todo os vaya bien y sigáis regando, puede que nuestra primavera esté más cerca de lo que esperamos.

jueves, 7 de junio de 2018

Un poquito de triptófano en la ensalada.

(AVISO: es una información a meros efectos de curiosidad, basada en una experiencia personal y no necesariamente extrapolable a otras personas. NO es un consejo NI he ido a un nutricionista ni nada por el estilo).

La zanahoria es para el sol, pero eso ya....
Mente curiosa, mete inquieta. Hete aquí, que a media mañana un día cualquiera me comí un plátano (uoooh un pláááátano (eso harían los coros si esto fuera una obra de teatro)) En fin, que me lo comí y me pregunté qué propiedades tendría esa fruta. Me fui a mi fuente de conocimiento preferido "el interné" y más concretamente "la wiki", y entre muchas de las cosas que leí, ponía que tenía triptófano. Y yo que no lo había oído in my whole life, lo busqué. Y ¡oh amigos! ¡oh divina comedia! ¡oh inesperado destino! ¡es un aminoácido (que eso a nosotros nos da igual) que nos ayuda con el estado de ánimo y la memoria! Y yo dije ¡ajajá, aquí tengo un hilo del que tirar!.

Así que dije, a ver si yo quiero ser la Popeye de la memoria (y del estado de ánimo equilibrado, como no), tengo que saber qué alimentos llevan triptófano, para tomarme "la lata" correspondiente delante de mi correspondiente Olivia (vamos, mi temario) . Mi sorpresa fue mayúscula cuando en una búsqueda rápida encontré que muchos de los que llevan este componente, me apetecían en los últimos tiempos de una manera rayante con la obsesión. 

Es más, no solo me estaba apeteciendo triptófano (imaginaos a una persona en un restaurante, bien recta en la silla y boca pequeña, decirle al camarero: "mmm..me apetecería un poco de triptófano con la ensalada si puede ser, gracias" XD), sino muchos de los "otros" componentes que se necesitan asociar a él para facilitar su labor en nuestro organismo. 

Por ejemplo picoteo entre horas pipas de calabaza; o por las noches me apetece aguacate con queso fresco y salmón; o incluso un bocatín de atún.

En el fondo es una tontería, pero me sorprendió ver cómo el cuerpo a veces, si que te pide lo que necesita. O al menos, fue una casualidad que me llevo a aprender un poco más.

Os dejo la página web que más me gustó, por si os apetece leer a una persona que (parece que) controla más que yo (no es publi, ni me pagan ni conozco al redactor, vaya por delante) y ver si a vosotros también os ha pasado: 

lunes, 28 de mayo de 2018

¡Al agua patos!

Sí, allí me veías a mi, recien aterrizada después de unas minivacaciones que no me habían sentando especialmente bien (o si, porque lo único que quería hacer era ponerme a estudiar y "olvidarme" del mundo) yendo a cantar. Con los correspondientes temas, y sabiendo que al menos, no me preguntarían un tema atrasado, iba a ser un cante "chupao". 

La primera en la frente. Llego y el compi de delante me dice "oye que tenemos visita". Eso quiere decir que viene un jovenzuelo universitario a ver qué es eso de opositar -siempre me pregunto si realmente eso sirve de algo, porque estando yo en su lugar no me enteraría de nada en absoluto y me parecerían dioses aquellos capaces de vomitar a tanta velocidad frases coherentes sobre derecho-. Como fuere, no eran uno, sino dos, las visitas. Amigas del alma, o al menos compañeras infatigables de búsquedas laborales. Muy majas, la verdad. 

A pesar de que no eran dos, sino seis los ojos clavados en cada uno de mis movimientos, no me asusté. Realmente solo hay unos cuantos (pares de) ojos que me pondrían nerviosa, pero para cuando se dé, voy a gestionar al máximo esos sentimientos. Son solo ojos, al fin y al cabo ¿no? :-p. El caso es que se juntó mi indiferencia con mi "cante chupao". Cuando...tachán tachán...

-"Bueno pues me cantas este atrasado de 2 cantes".

(¡La leche! el j*dío si que viene aprentando fuerte, si. Al lío). Esquema de 2 minutitos para refrescar todo aquello que pudiera repescar de esta maltrecha mente. Busca que te busca, sin rastro de emociones ni autojuzgarme (¡olé y doblemente olé! lo que me ha costado llegar hasta aquí), un principio por aquí, un poco de historia por allá, un "oye pues va a ser que la estructura está aquí a fuegooooooteperonoteemocionesysigue". 

Cuando ese limitado tiempo acabó. Me vino por un microsegundo aquella primera sensación, en la que con 3 o 4 años, me soltaron en la piscina, sin manguitos, sin tabla de salvación. Esa sensación de "me ahogo" y a continuación esa bocanada de aire salvadora, que me hizo darme cuenta de que yo si que podía, sola, sin añadidos, podía seguir viviendo y llegar de un punto a otro (como un perrito y siendo adelantada por toooodos los niños, pero bah, nunca me gustó hacerlo fácil jajaja). 

La cuestión es que dí esa bocadanada, y un chorro de información, y bocanada y otra...y no sé si como un cachorro, una leona o un elefante, pero la cuestión es que me salió francamente bien. El preparador aunque no me lo reconoció, se quedó muy satisfecho (me enteré unos días más tarde). Y aunque ahora no siento las cosas muy a lo bestia, reconozco que fue una gran victoria para mi. He luchado mucho para estar aquí, para mejorar hasta este punto. He llorado mucho, pero siempre he remado para no quedarme quieta. 

Por eso estoy contenta. Muchísimo. No sé si aprobaré, pero estoy muy orgullosa de mi (y empiezo a creer. aunque con la boca chica, que aprobaré) ;-)

Ánimo, los procesos de cambio llevan tiempo y sufrimiento e incertidumbre, pero no estás solo, ni eres el único, ni eres el primero que necesita pasar por ahí.

lunes, 14 de mayo de 2018

Semana de mierda.

Bye!
Porque a las cosas a veces hay que llamarlas por su nombre. Y si este ha sido por lo general un buen mes en la oposición, la última semana ha sido una semana de mierda, con un ánimo de mierda, unos cantes de mierda y unos días de mierda. Donde me he sentido la última mierda del mundo y en la que me he dejado aplastar por todo ese montón de mierda.

Ha sido una semana de pestilencia votimiva a vida vacía y estudio sin sentido, mezclado con pensamientos de que nunca seré nada ni seré para nadie con olor a azufre y descomposición. Han sido días de arrastrarme hasta los folios, de ponerles mi mejor cara de vinagreta y tragarmelos con una pinza en la nariz para contener la respiración. Cantes mediocres con ponzoña en la punta de la lengua que con la última palabra se podía convertir en trampa mortal. Tiempos conmigo misma andando, en los que lo nauseabundo era una pisada más, y aún así seguía, incrementando ese hedor. Han sido largas horas sin sol, ni lluvia, ni nada vivo que demostrara que el tiempo seguía avanzando en una rueda incesante de proximidad, que permitiera ver que por lo menos algo avanzaba en mi vida. 

Pero estoy harta. Harta de ver la mierda en esos días y harta de sentirme una mierda, porque no lo soy. Que hoy no tenga nada -y cuánto duele ver solo ese lado- no quiera decir que no lo tenga, sino que solo miro lo que no tengo. Que hayan sido días de mierda, no me puede convertir en un cuerpo errante clamando que la vida es una mierda. Porque sencillamente no lo es. Negar las evidencias de esto último, es tanto como querer seguir estando en un agujero negro, y permitir que cada vez te atrape más. El día es mucho más que letras y que pensamientos circulares. Es mucho más que todo eso, más que circunstancias puntuales, más que comentarios esporádicos y textos complejos, más que personas y vivencias, mucho más. Es más, porque tu eres más.

¡Adiós semana de mierda!

viernes, 20 de abril de 2018

Recomendaciones lectoras.

Llega uno de mis días favoritos del año, el día del Libro. De pequeña siempre me llevaban a la Feria del Libro a que me comprara el que quisiera. Un auténtico ritual que no hizo sino que me entusiasmara más leer. En alguna ocasión en este blog he hecho un recopilatorio de algún libro que he leído durante el año. Éste ha sido un año bastante lector, sin embargo, pocos relacionados con la oposición. A pesar de ello, he seleccionado 3, por si alguien os quiere regalar alguno (qué bonito) o si os los queréis autoregalar vosotros. Allá va:

"¡Juega bien tus cartas! En la vida y en los negocios" (Leo Margets).

Es el único libro relacionado estrictamente con la oposición que he leído este año (y realmente no lo he acabado aún, mea culpa). Está escrito por la mejor jugadora de póker profesional, y es un libro genial para orientarte a tomar buenas decisiones. Todo lo explica sobre la base del póker (si no sabes jugar no te preocupes, yo tampoco y se entiende perfectamente). Tengo muuuuchos fragmentos subrayados, pero os destaco alguno de ellos:

"La clave es preocuparnos únicamente por tomar la mejor decisión cada vez, desvinculándonos del resultado si hace falta, centrándonos en el valor esperado que proporcionará nuestra elección, es decir, en el valor medio de un fenómeno a la larga. Este puede ser negativo o positivo, y nosotros debemos procurar que todas nuestras decisiones tengan un valor esperado positivo, independientemente del último resultado que proporcionaron".

"Juega para ganar, no juegues para perder. De hecho, como dice la moraleja, jugar para no perder aumenta las posibilidades de que pierdas".

"Primero de poeta" (Patricia Benito).

Si, lo sé. Es un libro de poesía. Pero me ha encantado, porque creo que es el primer libro de poesía que tiene un hilo conductor (hasta ahí llega mi cuadrícula mental, si señores, los libros de poesía también debieran tener su inicio, desarrollo y desenlace). Para mi habla de la evolución de una persona en relación al amor. Desde la fase en que no quiere nada serio, la que se encuentra a SU persona, el momento de perderla, la devastación y la vuelta a encontrarse. Os dejo un fragmento:




"Vive, joder; Vive
Y si algo no te gusta, cámbialo.
Y si algo te da miedo, supéralo.
Y si alguien te enamora, cuídalo.

"Tengo que" nunca es un buen comienzo.
No hagas nada que empiece con estas palabras.

"Quiero/amo/me flipa/voy/puedo", es la mejor
manera de construir tus frases, tus días y toda
tu vida".




"Berta Isla" (Javier Marías).

LI-BRA-ZO. Si queréis leer una historia de espías, con un lenguaje delicadamente cuidado, con sentimientos de todos los colores, sin mucha acción (eso sí), tenéis que leer este libro. Para mi, hay un antes y un después. Esto es saber escribir bien y no lo que muchos se empeñan en lo que es. Te transporta a la cara B de James Bond (¿qué pasa con sus mujeres cuando ellos están de misión?¿y con su relación de pareja?). Subrayé poco porque mis ojos cruzaban tan rápido como podían, sin embargo, si lo hice con una frase, la única:

"Y uno descrubre -la verdad sin gran sorpresa- que hay lealtades inmerecidas e incondicionalidades inexplicables, personas con las que uno tuvo una determinación y un propósito juveniles o más bien primitivos, y que el primitivismo prevalece por encima de la madurez y la lógica, del odio de los engañados y el resentimiento".


Se admiten sugerencias! (Ahora estoy con "Qué vas a hacer con el resto de tu vida" de Laura Ferrero y pinta taaaan bien).

Mucho ánimo, los escollos de la vida son para hacernos más fuertes S I E M P R E.

viernes, 6 de abril de 2018

No me gusta.

Siempre aprovecho la Semana Santa para hacer una pequeña reflexión sobre cómo va el año, cómo voy yo con él y él conmigo. Estas han sido particularmente difíciles en ese aspecto, porque había mucho -a nivel personal- que digerir. Pero bueno, de lo que aquí interesa destacar, son dos cosas que no me gustan nada ahora mismo, y que achaco principalmente a este "estilo de vida".

La primera es el de ametrallar a la gente con información. Puedo estar contando mi día de descanso, la última peli que vi o la sinopsis de ese libro que me fascinó, que más que hablar, canto -en el sentido de cantar-opositor, no como un jilguero, que ya me gustaría (aunque imagino que sería igual de raro)- Me tropiezo con las palabras en la boca, como si mi interlocutor estuviera midiendo el tiempo, o como si fuera a perder el interés a los 4 minutos 36 segundos de estar contando algo. A eso se añade que ves que puedes hablar de otras cosas que no sean la oposición y claro, a mi eso me da subidón (no veo nada más aburrido que una tarde entera hablando de lo que me paso haciendo los otros 6 días de la semana), y me hago como una niña pequeña diciendo "papásabesloquehemoshechoenelcolequieresaberloaquesiehehehsisisi". O sea que si ya hablo acelerada, imaginaos...

La segunda es un poco más vergonzosa, o al menos a mi me lo parece. Es darme cuenta de que aquello que dicen sobre que quien no tiene vida propia solo habla de los demás, es verdad. Siiiii, ya seeeee, tengo vidaaa proooopia... pero no de "ese" tipo de vida que se pueda contar o de la que te apetezca contar. Me doy cuenta de que en muchas ocasiones acabo hablando de fulanito o menganito...y que queréis que os diga el cotilleo tiene gracia en su justa medida. Prefiero hablar de mis sensaciones o pensamientos, o debatir sobre temas de actualidad (que me haya dado tiempo a leer y entender minimamente), pero hablar de si Pepita lo dejó con Pepito o si Wendy le montó una bronca a Peter...psa... 

Así que aquí lo dejo, para intentar leerlo dentro de un tiempo (no me gusta releerme pero a veces a escondidas de mi misma lo hago juju) y ver que he mejorado aunque sea un poquito en estas cosas.

Mucho ánimo a todos! La vida está hecha de escollos para levantarnos (aún) más fuertes!.

viernes, 9 de marzo de 2018

Actualizando...

Buenas!! Imagino que en todo blog se tienen épocas más creativas y otras menos. Yo paso por el valle de la creatividad pero por la estratosfera de la productividad -y para eso estamos, la verdad. Así que si, no tengo mucho que contar. Estos meses he tenido muchas inspiraciones (entrevistas a Bruno Hortelano, mi último "indispensable" para los ánimos), algún video de Mireia Belmonte...y bueno, sobre todo, mi psicóloga (coach o como queráis llamarlo).

Empecé en septiembre, porque no podía conmigo misma, había un click que no acababa de dar, a pesar de que en la oposición me estab yendo bien, veía resultados y el prepa estaba contento conmigo. Queriendo darlo todo para la próxima convocatoria, y enlazando ideas (si un profesional de la élite del deporte que son semi dioses también necesitan trabajar la cabeza, ¿por qué yo no?), decidí utilizar ese cartucho, sin mucho convencimiento. 

Hacía 2 años o así había ido a otra psicóloga por otro motivos, pero nada, 2 sesiones; en las que tangencialmente tocamos la oposición, pero que en cierto modo no me sentí muy entendida en eso. Así que pensé, que si esto es "alto rendimiento" en cierto modo, podría ser una muy buena opción buscar a alguien especializado en ese sector. Y así lo hice, y lo encontré. 

Estoy muy contenta -vamos, como que es una de las mejores decisiones que he podido tomar- porque mi ansiedad se ha reducido mucho tanto al pensar en el examen, como cuando me preguntan temas retrasados. He pasado algunos momentos dificilillos porque quieras que no esto es también visitar zonas poco conocidas o directamente ignoradas por uno mismo sobre uno mismo, valga la redundancia. Pero pasados esos primeros momentos, puliendo las cosas y depurando los miedos, todo parece que va muy bien. Tampoco quiero decirlo muy alto, que luego vienen los lloros. 

Es cierto que estoy también trabajando muy duro con la oposición. Estudio entre 11 y 13 horas al día. Así que llego reventada al día de descanso, pero muy satisfecha y con la conciencia tranquila, que al final es lo importante. Los cantes van bien en general. Ahora ya solo me preguntan retrasados. Y nada, eso es todo. 

Seguiremos informando, mientras tanto, a tope!.

viernes, 19 de enero de 2018

La teoría de la silla.

No fui consciente de que estaba implementando la teoría de la silla hasta el otro día, cuando mi madre me sacó para que me aireara y olvidara un poco mis quebraderos de cabeza/corazón. Nos fuimos sin más a pasear, y como no, ella quiso entrar en una tienda de decoración (qué tendrán esas tiendas, señor). 

Entre espejos, mesas de cocina, cachivaches inservibles, etc, llegamos a una sección apartada del mundo, de sillas de escritorio. Así que, un poco por aburrimiento, y otro poco porque "de eso si que controlaba", empecé a probarlas. Las había realmente cómodas: altas, bajas, con o sin reposabrazos, metálicas o mullidas, blancas, negras, rojas... Hubo una en particular que era perfecta, con curvita en la espalda, un asiento que me permitía llegar perfectamente al suelo (aquí una paticorta) y de precio bastante bien. Mi madre en seguida me dijo que si me gustaba podíamos volver otro día para comprarla.En un principio le dije que si, pero al cabo de un rato largo, ya fuera de allí, me surgió la teoría de la silla, que me llevó a declinar la oferta (menos mal que no estaba por allí Don Corleone :p).

Actualmente estudio en una silla que no me coge bien la espalda y en la que no llego muy bien al suelo (de hecho tengo un reposapies hecho con una cajita de madera). Sin embargo, creo que es perfecta para su propósito. No por la comodidad -podría serlo mucho más, como la de la tienda- sino porque permite que sienta ese puntito de incomodidad que no me permite relajarme mientras estudio.

Más o menos, es una idea tomada de este video de Pep Marí sobre Haile Gebrselassie, al que que creo que en algún otro post anterior he hecho referencia. En definitiva, viene a decir, que si tienes condiciones más cómodas, cada vez tendrás menos incentivos a esforzarte o persistir en tu tarea. 

Evidentemente yo no puedo cambiar muchas de las cosas que me vienen dadas, de mi familia, mi casa o mi barrio, pero sí en mi zona de estudio. Trato de no tener ni todo a mano, ni muchos lujos, incluida una silla que, sin ser un martirio, tampoco es la poltrona del rey.

En fin, otra teoría más con nombre rimbombante y contenido sencillo. Espero que vuestro inicio de año haya sido super productivo, que estas Navidades os hayáis encontrado gente con la empatía necesaria para no dañar vuestros sentimientos (o si los daña, sea capaz de enmendar), y hayáis podido disfrutar de muchas conversaciones enriquecedoras (es decir, con puntos de vista distintos pero con ganas de aprender y no menospreciar al que piensa distinto).

Mucho ánimo!