sábado, 30 de diciembre de 2017

Palabras, el mejor resumen (III)

Un año da para mucho, y si quisiera hacer un resumen, podría escribir un libro -por muy encerrado que estés, la vida nunca da concesiones, ya sea de pensamiento, sentimiento o acción- así que como viene siendo casi habitual (primera entrega y segunda) , os dejo mi resumen en palabras:

Frutos Aguantar Dudas Decisiones Fortaleza Si NO Insomnio Nadar Correr Andar Horario Cambiar Abrazos Sigue Sigue Sigue Desconfiar Euforia Enfrentamiento Hotel Técnica Ejercicio Muerte del cronómetro Libertad Viaje Verano Lecturas apasionantes Rehabituarse  Conversar Examen Psicología Reflexión Sufrir Amigos Dentro Alegría Dolor Apuestas Perfume Tesón Comprender Divagar Desamor Conjeturas Sensatez Madurez Ansiedad Superación Autoconocimiento Seriedad Autocoach Risa Pasividad Familia Capacidad Ánimos Excursiones Tóxico Planning Preparador Cantar Conversar Forma Fondo Compañeros Suerte Llorar Podcast Curiosidad Control Perfeccionismo Variaciones Celebrar lo más pequeño Abrasarse Estar agradecida No decidir Preguntas Buenos Cantes No poder llorar Retrasados Franqueza Miedo Atreviemiento Locura Leer Personas Conocer Reconocer Japón Experimentos Noticias Astronomía Regalos inmateriales Aconsejar Anuncios Nervios Constancia Sacrificio Aceptación Disfrutar Estudiar Entender más Insistir y NO desistir

Si 2017 fue un año de preguntas, a 2018 solo le pido que sea un año de respuestas. 
¡Feliz Año a todos!

viernes, 15 de diciembre de 2017

Primera base conseguida

Porque las buenas noticias también hay que comunicarlas. Esta semana acabé de estudiar el primer oral, una meta que, desde que tuve que cambiar el sistema, parecía que no volvería a alcanzar. Así que si, esto es más un recordatorio de que, si estas a mitad de camino, y hay alguna circunstancia que te hace retroceder casi hasta el principio, o incluso que te hace pensar que nunca lo conseguirás porque son muchos más los problemas que las facilidades, solo hay que ponerle ganas.

Y con ganas, quiero decir, cerrar los ojos y hacer una especie de tabula rasa. Que si tienes que autoconvencerte de que eres nueva en la oposición, lo hagas, si eso va a ayudar a que puedas llegar a un camino menos torcido que el anterior. Que llores todo lo que tengas que llorar, pero mientras tanto vayas pasando de línea en línea y de página a página, porque solo hay una manera de salir de ese nudo gordiano, y es avanzando, y cuanto mejor avances, más fuerza tendrás.

Para mi han sido casi 2 años, desde ese día del golpe en la mesa, y decir, mira, empiezo de cero si es así como voy a tener posibilidades de aprobar. Fue una decisión muy difícil, porque nadie me aseguraba (me asegura, vaya) que este camino me lleve al objetivo que me autoimpuse. De hecho, fue duro ver que 2 semanas antes llevaba 8 temas al cante, y ahora volvía a llevar 2 o 3. Sin embargo, mirando atrás, viendo cómo me sabía los temas y el número que llevaba, y cómo me los sé ahora y los que llevo, ha valido la pena.

Esta sin duda, es una meta que no tiene ningún reconocimiento externo, sin embargo, puedo decir que me siento muy orgullosa de mi misma (lo estoy escribiendo y se me saltan las lágrimas, ¡qué inesperado!), porque tomé la decisión por intuición, como cuando un invidente cruza el paso de cebra porque nota que la acera ha cambiado de fisonomía. Esperando que el cambio, le lleve al otro lado. En definitiva, confiando. 

No negaré que ese golpe de realidad, el de ser consciente de que el trabajo anterior "no había servido de nada" (y lo pongo entre comillas porque todo trabajo sirve, aunque no sea para lo que tu esperas), me ha llevado al siguiente reto, el de mi famosa confianza, en este caso, cuasi ausencia de la misma. En proceso de cambio, ya sabéis. 

Pero pienso que, si pude coger, cerrar libretas, y volver a reescribir los temas en mi cabeza, como de cero, podré ser capaz de superar lo de ahora. 

Y es que ya lo dicen, ¡querer es poder!


viernes, 8 de diciembre de 2017

Oposición Triunfo

Si yo fuera productora, me sacaría de la manga este programa: Oposición Triunfo. Porque si señores, nosotros también nos pasamos encerrados en una casa durante meses, tenemos pase de micros semanales y galas finales de tanto en tanto. Así que allá va mi propuesta:

1. HORARIO: sería un programa de "prime time", como no podía ser menos. Pero "prime time" opositor, en la hora de comer y una segunda revisión del programa para la hora de cenar. Sería un proframa flexible, no todos nuestros telespectadores tienen los mismos hábitos.

2. RESÚMENES: la vida en la "Academia" no es tan interesante como para organizar resumenes diarios de lo que ha sucedido. Lo condendaríamos todo en resúmenes semanales: con sus broncas de los profesores de la academia, sus neuras semanales, sus lloros y sus risas flojas, los puñetazos en la mesa cuando a los concursantes se les atasque un artículo y toooodas sus manías.

3. CANAL 24H: sobre todo para motivar a nuestra audiencia, para que en los momentos en que fallen las fuerzas, puedan pasarse por Youtube y ver que los concursantes están cara al libro, o que en las horas de merienda/comida/cena puedan ver de qué hablan y esparcirse un poco junto con ellos.

4. LA SELECCIÓN: se presentarán muchos candidatos, dado que no habrá limitación de tipo de oposición, ni grupo ni estudios previos. El único requisito será que los temas van cantados. Queremos que el público tenga lo que busca: espectáculo. Para seleccionarlos se les pedirá que canten 4 artículos de su ley favorita, lo más rápido posible y con los menores fallos posibles.

5. CLASES: se pasarán casi todo el día estudiando, no obstante, tendrán clases, entre otras de vocalización, mejora de memoria, psicología del alto rendimiento, deporte y alguna hora suelta de teatro. Además habrá visitas de otros opositores que lo consiguieron, y otros que no, para que puedan despejar todas sus dudas sobre el mundo que les espera ahí fuera.

6. GALAS: consistirán en cantar los temas que durante la semana se han repartido a los concursantes. Cada galas será de una temática: laboral, penal, civil, administrativo, mercantil, tributario, procesal... Todos los concursantes tendrán 5 temas de una misma materia cada semana, distintos entre sí, al menos al principio. En la Gala 0 solo deberán cantar uno designado por el tribunal, en el menor tiempo posible y con la mayor literalidad.

Luego la cosa se irá complicando. Podrán hacerse duos, cantando el mismo tema a la vez. Conforme el concurso vaya progresando, la dificultad vendrá no solo por los temas asignados, sino porque se les exigirá que hagan cosas mientras cantan: hagan la cama, se duchen, hagan mímica o bailen. La capacidad de concentración será clave en estas fases.

7. PREMIO: dado que no hay Eurooposición, además de un sustancioso premio en metálico y la posibilidad de grabar un disco con sus mejores temas cantados con alguna colaboración de altos funcionarios del Estado, el ganador obtendrá la posibilidad de tener dispensa en uno de los ejercicios de los que se componga su oposición, a su libre elección.


¿Añadiríais algo?¿Participaríais?

PD: idea producto de mi enganche a OT, todo parecido con la realidad es pura coincidencia :P

viernes, 1 de diciembre de 2017

El club de los perros viejos.

Si aún no te lo han llamado, al tiempo. Bueno, eso o tu prepa es menos directo que el mío. Así nos llama a los viejales que llevamos un tiempo en el convento. A mi me lo empezó a llamar, para mi gusto, un poco prematuramente. Pero ahora ya, me siento en disposición de asumir ese rol, de tomar posesión "del cargo".

Porque si, soy la perro viejo del grupo. Todos los que empezaron conmigo lo han dejado, nadie aprobó. Solo una persona cogió una puerta que, mágicamente se le abrió, y consiguió aprobar otras oposiciones. Después de unos meses de todos estos acontecimientos, ir a cantar ya es solo ir a cantar, ya no es encontrarte con tal o cual, o luego quedarte un poco más para comentar la jugada, el humor del prepa del día o simplemente echarte unas risas por cualquier cosa. 

Siempre encontrabas de qué hablar, unas palabras con las que ya sabías si la persona tenía un buen día o si había tenido un mal cante. No hacía falta decir nada, si le veías salir con los ojos llorosos, te atrevías a mirarle a los ojos y con una mirada le decías que ánimo, y con otra mirada te daba las gracias. O luego por whatsapp analizabamos nuestros respectivos cantes y deducíamos si es que lo habíamos hecho tan mal o realmente solo el prepa tenía un mal día.

Ahora, sin embargo, no sé si los más jóvenes tienen una limitada capacidad de conversación...o simplemente me ven como el fósil de la oposición. Si que es cierto que, cuando empecé, a los "mayores" apenas me atrevía a hablarles o les tenía una cierta veneración reverencial, pero con el tiempo acabé tener conversaciones algo fluidas con ellos. Ahora sin embargo, todo parece distinto.

En otra de las cosas en que lo noto, es en los "trucos" del prepa. Sé cuándo nos mete caña con razón y cuándo la mete solo para que no nos durmamos en los laureles. Tiene sus ventajas, pero también sus incovenientes.

Es raro entrar en este "club de los perros viejos", más aún cuando lo eres por los años, pero no por las probabilidades de éxito en la próxima convocatoria. Unas semanas atrás, esta idea me bombardeaba el cerebro, pensando en que todos los que empezaron conmigo estaban avanzando en el camino, sin darme cuenta, de que no es así. Están avanzando en otros caminos, pero en este no. Tuvieron que coger una bifurcación, o atravesar la maleza hasta llegar al paralelo, o incluso coger otro perpendicular o tangencial, pero no este. Comentando esto con gente que me quiere, siempre me dicen que me tendría que sentir una vencedora, por seguir y resistir. Pero me cuesta. Porque yo me veo en mi cabezonería, una cabezonería más.

El otro día hablando con un amigo sobre esto mismo, me decía que el cuerpo te pide cuándo parar, cuándo ya es suficiente, a lo que yo le respondí, que sé que soy tan cabezota, que con 80 años podría seguir aquí (y no es plan, seamos claros), creo que mi cuerpo no está bioquímicamente preparado para emitir esa señal, cuando mi cabeza (o/y corazón) lo quieren.

También esta semana recibí una mala noticia, ajena a mi, pero en relación con la oposición, y me ha afectado un poco más de lo que debiera. Los caminos de cada uno, son distintos, y lo que sucede en el de uno, no tiene porqué suceder en el propio, aún así siempre tendemos a hacer nuestros caminos similares. Eso, unido a temas densitos, me han hecho flaquear un poco los ánimos. No tanto como hace unos meses, pero los tengo un poco más bajitos. 

Así que nada, todo sea pasar este chaparrón de temas y ponerles luz, para que en la próxima pasada brillen más que el sol.

No estancarse es avanzar! Ánimo!

viernes, 17 de noviembre de 2017

De lo que fueron y ya (casi) no son.

Abro compuertas sobre dos temas que casi tengo superados, para dar un poco de luz a alguien que lo necesite, para que no se sienta tan solo, para que encuentre algunas cosas que me funcionaron a mi, así como para recordarme en un futuro por dónde pasé y cómo pude superarlo (y si se repite ponerlo en práctica otra vez).

1. Pensamientos repetitivos: "no voy a poder aprobar", "tanto esfuerzo no va a servir para nada", "me voy a encontrar con tropocientos años y cero experiencia, nadie me querrá contratar" y un largo etcétera. Desde luego una actitud NADA positiva, ya no digo para aprobar, sino para afrontar el estudio. Eran pelotas mentales que campaban a sus anchas en cuanto un artículo se me atragantaba o había un imprevisto que me retrasaba el estudio. Era una situación de la que era consciente y que me había propuesto superar, porque sino sabía que lo que remaba estudiando lo deshacía en lo mental. 

Para eso, un ejercicio, 10 minutos durante una semana (crono en mano) de "tiempo de preocupación". Me preocupaba a muerte, y lo escribía. Preocuparme hasta el punto de escribir que podía acabar muriendo de inanición porque nadie me iba a contratar, a mi familia le atropellaría un tren y lo poco que me quedaba perecía en un incendio. Drama puro, vamos. Pero eso sí, 10 minutos, ni uno más ni uno menos. A lo largo del día, comenzaron a desaparecer esos pensamientos agobiantes, y si aparecían, solo había que pensar "bueno, bueno, yo de esto ya me he preocupado antes y me preocuparé mañana, ahora a lo que toca".


La técnica funcionó tan bien, que el séptimo y último día de este ejercicio, me daba tanto asco, pero tantíiiiiiiiiiisimo asco preocuparme, que ni me puse a pensar ni mucho menos escribir. Desde entonces, esas pelotas mentales han desaparecido, y si vienen, viene una solitaria y triste, que con que sople un poquito, sale de escena y no reaparece empañando el estudio.

2. Ansiedad por el examen: no era ansiedad porque el examen estuviera cerca, ni siquiera porque hubiera convocatoria, era ansiedad por pensar en el examen. Un nudo en el estómago, una idea de "mira, esto es imposible". 

Una solución sencillísima, convencerme de que el aprobar no es el objetivo, es la consecuencia. Se me escapa de las manos manejar ese aprobado, porque es algo formado por muchos otros pasos pequeñines, más fáciles de controlar. Aunque es cierto, no nos vamos a engañar, y el aprobado es el objetivo, pero pensarlo como el GRAN objetivo, psicológicamente no me ayuda, al contrario, me resta, porque dejo de estar apostando a corto plazo, para apostar a largo, y el largo, como todos sabemos, es muy etéreo y sobre todo poco (poquitísimo) manejable.

Para mi ha sido la gran revelación de 2017. Ya veis la chorrada tan grande. Que es que señores es una consecuencia. Pero me ha devuelto el empuje en los cantes, a llevar los temas niquelaos (ese SI que es mi objetivo todos y cada uno de los días), a dejar de pensar tanto en un futuro examen y concentrarme mucho más. 

Así que si, aquí os he presentado los que fueron y (casi -porque nunca se sabe si se han ido del todo) ya no son. Ahora a por lo siguiente.

No estancarse es avanzar! Ánimo!

viernes, 10 de noviembre de 2017

La justa medida.

O aquello de que en el punto medio se encuentra la virtud. Salgo de una semana en la que recibí el primer cante "una caricia" y el segundo "un tortazo" del preparador. A los halagos soy casi inmune, porque no me los creo, lo de que me regalen los oídos se me da fatal porque yo veo mis mil fallos y mis imperfecciones, así que mira, el insuflar orgullo me duró el doblar la esquina de la casa del preparador. 

Sin embargo, los tortazos...ay, los tortazos,...qué bien los recibo, casi que me relamo con ellos y mi cara solo pide un "dame más, dame más". Porque es salir de allí, y parece que con cada paso soy más pequeña, más torpe, más pánfila y más de tó'. Así que, a la mañana siguiente, os podéis imaginar que para desayunar la fusta está preparada y encerada, lista para utilizar.

Pero esta mañana, aunque estaba ahí, me "ha puesto ojitos" y no os negaré que he estado a un tris de darle a la matraca, he preferido respirar, coger el tema del tortazo y ver mis fallos, su gravedad y el motivo de que sucedieran (¡bendito raciocinio que en mi casa estés siempre presente!). Los fallos existieron, pero fueron problema más de cabeza, de anticipar el error (aquello de la profecía autocumplida, soy maestro dan cuarto, os lo aseguro). Cuestión de confianza, vamos.

Además, también hay que ser consciente de que los preparadores están para apretar las tuercas. No es posible que en la misma semana haya pegado un cambio para muchísimo mejor y que empiece a dominar el temario, y a los dos días, esté como al principio de los tiempos con los retrasados. Teniendo en cuenta de que el prepa, este último día, repartió estopa a todos mis compañeros...probablemente quiso ponernos las pilas, y aunque es verdad, que los puntos flacos están ahí, no hay que dejarlos de lado y trabajar en ellos, pero no es algo para que esto parezca cualquier paso de semana santa. 

Así que ni en las nubes, ni bajo tierra, hay que seguir trabajando y no levantar la vista más allá del próximo tema, del próximo cante.

No estancarse es avanazar! Ánimo!

viernes, 27 de octubre de 2017

Manos en la obra


Mirar hacia delante.
Buscar soluciones.
Arremangarse.
Tener claro lo que se quiere y por qué se quiere.
Afrontar tus incoherencias y hacerlas coherentes con tu objetivo.
Hacerte fuerte en la adversidad.
No querer dejar de crecer, ni dejar de hacerlo.
Dejar salir los sentimientos. Todos -de eso andamos flojos todavía-.
Los temas, el objetivo; el aprobado, la consecuencia. Descarga ¿eh?.
Ser consciente de tus debilidades, y redireccionarlas en paralelo a tu meta.
Corregir, perfeccionar, afrontar.
Seriedad y profesionalidad.
Sin excusas.
Frente al sufrimiento: deporte, respiraciones, cosas que inspiran y paciencia conmigo misma la primera, con los demás también.
Estado: en espera, en casi todo (probablemente lo que más agota).
Entre inercia e impulso anda el juego.
Y entre rabia y fuerza (¿a ver si van a ser lo mismo?)
Frambuesas, fresas y chocolate (nunca mezcladas) como mimos hacia uno mismo.
Hablar con la gente, mucho (de lo malo también). Se aprende, y se siente uno útil. Romper tabúes.
Cultivarse por dentro y por fuera.
Redescubrir los temas.
Enfadarse con el temario y reconciliarse.
Enfadarse con el mundo y...eso.

Mi lista de cosas hechas, sigue siendo mucho más corta que la de cosas pendientes. Pero esa, si eso, otro día. ¿Las vuestras?

No estancarse es avanzar!

jueves, 19 de octubre de 2017

Oportunidades

La vida es perder oportunidades. Es la cara de la moneda que menos nos enseñan, pero es la que más utilizamos. Piensa, que cada decisión que tomas, excluye una pluralidad de caminos incompatibles con ella, y por ende, una inmensidad de destinos que nunca llegarás a ver, o si, pero por otros senderos.

El otro día, alguien me dijo que había muchas cosas que ya no iba a alcanzar (haciendo referencia a que los años de oposición no me lo iban a permitir ya). Me gustaría pensar que no me lo dijeron a mala fe, pero qué queréis que os diga...la lectura positiva no se la encontré en ese momento.

Sin embargo, dando vueltas al asunto, con la sangre a temperatura menos elevada y los humos algo menos subidos, estuve analizando esa frase al detalle, y sinceramente, acabe dándole la razón a una parte de lo que implicaba esa afirmación: efectivamente, habrá cosas que no alcanzaré. Pero no solo por la oposición. En eso estaba totalmente equivocada la persona en cuestión. 

Nunca llegaré a ser negra porque nací en una familia de blancos; ni llegaré a ser premio Nobel de física porque la física no es mi pasión, como tampoco seré pastelera, ni carpintera, ni ganadora olímpica de salto de vallas -esto último más que nada porque en el colegio no las conseguía saltar ni sacadas de las patas-. Efectivamente, habrá lugares a los que nunca llegaré. Por ejemplo, nunca visitaré la Luna, aunque me encantaría, porque ni podré ser astronauta ni tendré el suficiente dinero como para costearme el viaje, si al final se consigue hacer con regularidad.

Lo que quiero decir es que, cuando algún "iluminado" os venga con el cuento de "todo lo que te estás perdiendo por la oposición", tendrán toda la razón y toda la equivocación del mundo. Porque todos nos perderemos cosas a lo largo de la vida, por nuestras decisiones. El que decide tener un trabajo absorvente y llegar a la cúspide empresarial, probablemente se perderá tener una familia (tenerla y conocerla en toda su profundidad, si lo preferís); el que tenga familia y la conozca en toda su esencia, se perderá ser un magnate que trabaja alrededor del mundo; quien se dedique a la farandula, perderá su anonimato; y el anónimo se perderá sentirse querido por gente desconocida. 

Así que sí, quien sea opositor se perderá ser una persona estándar y dejará de hacer cosas de persona estándar, pero no será una consecuencia distinta que la que cualquier otra decisión pudiera provocar.

"La vida es la suma de todas tus elecciones
Albert Camus.

jueves, 12 de octubre de 2017

Nuevo tip de estudio.

Conforme pasa el tiempo, uno tiende a acomodarse a las rutinas de la oposición. A tal hora empiezo, ergo a tal hora este tema lo tengo que tener acabado (y como maximísisisimo a esta otra). El descansito de 5 minutos o el de 10, o cuando se te alarga y tienes que apretar el culete porque sino te darán las uvas. 

Cuando volví de vacaciones ya dije que me encontré en el desierto, que no tiraba a la de tres. Eso lo dije porque sobre todo, los civiles (mi Talón de Aquiles, yo confieso) estaba tardando el doble de horas en estudiarlos que antes de vacaciones. La primera semana le di la importancia justa. La frase duerme-conciencias "es que acabo de volver de vacaciones". La segunda semana, "venga que será porque son temas difíciles". Pero ya la tercera...me empezó el agobio, de que cómo podía ser, que si me estaba volviendo tonta, que si es que acaso tenía desmotivación...

Total, una que es muy de arremangarse y arreglar todos los desaguisados que tiene en su vida, empecé a darle vueltas a cómo conseguir volver a estudiármelos en el tiempo que utilizaba antes de vacaciones. Un día me acordé de que durante la preparación del examen, en las vueltas finales y para que me diera tiempo a meter los temas por día que me había planificado, empecé a cronometrar el tiempo por tema (en plan, 20 minutos por tema, por ejemplo), y que gracias a eso, los había conseguido meter.

Así que dije ¡eureka!, me cronometraré el tiempo de estudio por página. Aún así sabía que eso me iba a estresar, quizá en exceso. Así que ideé el método inverso. Es decir, coger el folio, estudiarlo y entonces mirar cuántos minutos había utilizado. Así, folio tras folio, más o menos tengo una media de lo que tardo en estudiar un folio. Si me excedo, sé que me he dormido en los laureles, y tengo que volver a centrarme, pero al haber sido solo en un folio, la "pérdida" de tiempo, no es tan excesiva como si hiciera un cómputo total de tiempo al final del tema, o incluso si no hubiera medido el tiempo invertido.

Además, como sé que ver pasar los segundos y minutos me iba a estresar e iba a estar más pendiente de eso que del propio tema, le doy la vuelta al crono. De modo que lo enciendo cuando empiezo folio, le doy la vuelta, y cuando acabo lo paro, miro el tiempo, lo pongo a cero y vuelvo a empezar. 

Así, siento cierta presión, sin ser excesiva, y he aligerado bastante en el estudio, volviendo casi del todo a los tiempos preestivales. 


Ánimo! No estancarse es estar un poco más cerca!.

jueves, 5 de octubre de 2017

Interrumpimos conexión.

Cataluña. Primera vez que salgo de la burbuja de la oposición en este lienzo, pero no puedo estar callada. Ríos de tinta se han escrito, probablemente con mayor peso y conocimiento que esta escorrentía de palabras. No voy a hablar de política, ni de declaraciones, ni acciones u omisiones.

Ni de mi, ni de ti depende que se declare la independencia, de que se aplique el 116 o el 155, de que intermedien o se dejen de hablar los que salen en la televisión. Es así. Nuestra democracia, sabemos que funciona cada 4 años, y en el durante...¡a cruzar los dedos!. 

Sin embargo, creo que todos dejan en el tintero lo esencial, lo que SI depende de nosotros, los "de abajo", y ese es el respeto. Hacia uno mismo, tratando de ser lo más coherente con sus pensamientos; hacia nuestras familias, tratando de que permanezcan tal y como son, con sus imperfecciones y sus aristas, pero íntegras; hacia los extraños, respetando sus puntos de vista por muy alejados que estén de los nuestros; hacia nuestra sociedad, evitando que se resquebraje por hacer prevalecer las ideas propias a la paz (una vez más).

Si algo depende de mi (y de ti), es el evitar crear más crispación de la que hay, en la calle y en las redes sociales. Con esto no quiero decir que la libertad de expresión deba de ser coartada en beneficio de unos u otros, simplemente que se haga del modo menos dañinos para el sentir del otro punto de vista. Insultar a uno que piensa distinto, aunque sea un ignorante al lado del contertulio, es quedarse sin la razón, es desprestigiar a la propia esencia de la conversación, el diálogo, el entendimiento y en última instancia, de la ética.

Estos días he tenido infinitas ganas de dejar de ver en mi redes sociales a los exaltados que menosprecian o se mofan de la opinión ajena, pero haciendo un gran trabajo de recapacitación, me he dado cuenta de que eso, sería entrar en el juego. De otra forma, pero entrar. ¿Por qué voy a dejar de seguir el trabajo de un periodista o un artista o dibujante por sus ideas?¿me gusta por sus ideas o por su trabajo? Hacer criba por la ideología de una determinada persona, tiene un nombre: fascismo.

Ver el mundo por un único cristal (el mío) no hace sino empequeñecerlo. Aunque esté en las antípodas del pensamiento de tal o cual persona, me obligo a no dejar de leer sus ideas, porque es una forma de volver a repensar y recalcular mi postura hacia un tema, de ese modo, estaré un pelín más cerca de ver el mundo más "como es". 

Leer, seguir o hablar con el que piensa distinto, parece que se siente como una agresión al pensamiento propio. Quizá si lo viéramos como un intercambio de ideas, que pueden permitir tener una visión más global, quizá respetaríamos más e insultaríamos menos. 

Así que, mientras los de arriba hacen y deshacen, 
que menos, que un poco de respeto entre los de aquí abajo.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Cuéntame un cuento

Cuéntame un cuento, dije, de esos que me quitan el sueño y me ponen los sueños. Cuéntamelo, le dije, susurrame esa historia que mece mis horas, mis días y mis revuelos. Háblame de aquélla niña convertida en mujer que quiso vivir para soñar y no al revés. O de aquélla otra que vivía encerrada en una burbuja de ilusión, que no había aguja que rompiera. ¡O mejor aún! cuéntame el secreto de la que consiguió salir de la gruta del dragón dorado para poder ver por ella misma el amanecer.

Pero cuéntame, dije, no te calles o no podré dormir. Porque quiero ser todas ellas, y mecer mi realidad en sueños. Si hace falta aprenderé a coser, con el huso del cuento, hasta conseguir acabar sus ropajes para que me valgan a mi. Si fuera necesario me pincharé con él y dormiré un milenio, pero los acabaré. Si hace falta aprenderé de memoria las recetas de sus banquetes, hasta sabérmelas tan bien que pueda montar una coreografía de presentación. 

Contéstame, cuántos monstruos tuvo que aniquilar aquella que no había salido de su torre de marfil, de cuántos valerosos principes no se tuvo que valer, porque pudo ella sola. No te dejes un detalle, o lo sabré. Quiero saberlo todo, hasta si su pelo bailaba al son de la espada, si su cuerpo resistió los embistes y quién fue su fiel escudero hasta el final. 

Háblame de la campesina, que lo tuvo todo en contra, y de aquélla princesa que lo tuvo siempre sencillo. Me da igual el origen, solo quiero saber cómo caminos tan distintos les llevó al mismo "The end". 

Cuéntame para que me duerma. Yo también tengo mis monstruos ¿sabes?, quiero saber cómo eliminarlos. Así que cuéntame, porque necesito toda la información que pueda obtener. Estoy decidida a ser ella, y ella y ella también. Quiero ser todas. Bueno, en el fondo quiero ser YO, pero la mejor versión ¿entiendes?. Con otros monstruos o los mismos pero evolucionados. Me aburre aquél pequeñajo, y el otro del tembleque y aquél otro del me ves y ahora ya no. 

Es hora de dormir. Así que cuéntame, por favor.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Y luego estoy yo, claro

Recogiendo el guante de pepalimones y "su soledad". Os voy a hablar de mi relación con ella, la mía, mi soledad. Pero tranqui, mi relación es en positivo, pese a que no siempre ha sido así. 

El problema de la soledad es que entramos en la oposición con una vida social activa o muy activa, según los casos, en el que el ruido exterior suele ser más grande que el interior, y de repente, encuentras el silencio exterior y los gritos de tu interior. Si tienes suerte, y tienes una vida interior ordenada, porque seas una persona que te ha interesado el autoconocimiento, porque tengas fe o simplemente por suerte interplanetaria, ese ruido será soportable. Sin embargo, en otros casos, puede aturdirte e impedirte avanzar en tu cometido.

Otro factor que, desde mi punto de vista, afecta a ese sentimiento de soledad, es que no te sientes entendido. Pero creo que esa sentencia no es correcta. No te sientes entendido por los que hasta ahora te habían entendido. Lo cual es lógico. Hasta ese momento habrás tenido a tu alrededor siempre que haya pasado por lo mismo que tu (compañeros de colegio, instituto, carrera/familiares que hayan estudiado/entre otros). Sin embargo, este camino, salvo que tengas algún hermano, madre o padre que haya opositado...es un mundo nuevo, que cuesta de entender, más cuando "solo" se trata de estudiar.

Cuanto más tiempo se pasa opositando -con esto me refiero a años invertidos- la gente irá avanzando más en sus vidas personales (y profesionales, pero para mi eso es secundario), y es entonces cuando esa "soledad interna" se convierte en una "soledad externa": tus horarios no cuadran con los del resto, tu bolsillo no es tan ancho como el de los demás o simplemente tu día de descanso te viene mejor un martes que un sábado. 

Y así, llega el día de descanso y llegará esa época de ¿y qué hago yo ese día si no tengo nada que hacer y solo sé estudiar? Es entonces cuando tienes 2 alternativas: o te hundes en la bola de miseria de pobre calimerita o haces borrón y cuenta nueva (no sé por qué pero soy muy dada a esto último en casi todo en mi vida). Si eliges esto último, lo cual te recomiendo encarecidamente, tendrás que buscar algo que te haga ilusión o que te alegre los días y que durante la semana no puedas llevar a cabo. 

Ya sé, ya sé, no estoy descubriendo la penicilina. Pero es importante que te fijes en esos pequeños detalles que te hacen la vida más alegre: escuchar música, leer el periódico tranquilamente metida en la cama, salir a pasear por la ciudad, ir a una libreria, visitar esa nueva tienda que sabes que han abierto, atreverte a ir a esa conferencia que te hace ilusión tu sola...Y aprender a disfrutar de ello, regocijarte en tu suerte en ese momento.

En esencia, lo verdaderamente importante, es saber estar contigo mismo sin sentirte incómodo. Al principio te  resulta raro verte sentada en una cafetería, tomándote un humeante café mientras escribes, pero con el tiempo, te darás cuenta de que eso te hace más feliz que estar escuchando historias que no te interesan porque tu estás en un kit-kat de la "vida ordinaria".

Yo he descubierto que me fijo en cosas que el resto del mundo no le da importancia, como ese camarero que siempre sonríe a los clientes, o en que la gente cruza los semáforos a punto de ponerse en rojo como si de verdad creyeran que les van a atropellar (y me da la risa, lo confieso), o que todos tratamos de mostrar nuestra mejor versión vistiendo y todos somos imperfectos (lo estupido que es creer que ese pantalón que tiene una arruga de más te hace un elefante con patas y el de la arruga de menos sin embargo no). He aprendido a reirme de la vida, de ese ruido que nos hace creer que necesitamos el último gadget, de la superficialidad de la sociedad por ese miedo al ¿qué llevaré yo aquí dentro?, hasta de lo que debería tomarme como desgracias vitales.

Creo que la vida está para según la mires. Si miras todas tus etapas con los ojos de las anteriores, no serás feliz, porque tu mundo cambia y tu deberás hacerlo con él. Buscarte en esa nueva etapa, te costará y patalearás y dirás que nadie te entiende, pero lo cierto es que muchos han pasado por ahí antes que tu, es más, hay muchos que lo están pasando en este mismo momento contigo. Cuanto antes entendamos que la vida es hacia delante, antes encontraremos los mecanismos para solucionar esos desfases.

Y sobre todo, nunca nunca nunca, estás solo, siempre hay alguien que te está esperando, para el que la vida sería un poco menos de colores sin ti. Y luego, estoy yo que espero que sigas aquí y me des tu opinión claro, pero eso es ya más sencundario claro. ;-)

No estancarse es avanzar! Ánimo!


jueves, 14 de septiembre de 2017

De safari

Este verano disfruté de unas vacaciones pagadas en un safari en The-matrix. Nunca un viaje igual, nunca una compañía tan organizada. Todo hacía presagiar que el viaje sería inolvidable, no harían falta fotografías, ni videos para que se convirtiera en lo que fue: una proeza. 

Empezó como todo los viajes. De madrugón, deseando que valiera la pena. Al ser un viaje peculiar, nos dijeron que omitieramos cualquier tipo de pasaporte expedido por nuestro país de origen, ya que en aquellas fronteras no nos servirían de nada. También nos avisaron de que la maleta preferiblemente fuera una mochila, pequeña, con lo imprescindible, ya que aquél es un lugar donde las comodidades escasean, y los lugareños no son los más hospitalarios del mundo, precisamente.

Os omitiré los detalles de la travesía porque estuvo llena de turbulencias, agitaciones e incluso alguna indigestión -la especialidad de la casa no era precisamente la "cuisine". Pero el llegar allí fue ¡alucinante!. Nada que ver con los paisajes que hubiera visto hasta entonces. 

Nos recibieron los operadores, con un lenguaje tan políticamente correcto que haría temblar a todos los sillones de la RAE vivos y muertos. Su terminología nos hizo darnos cuenta de que estábamos en otro mundo, y que más nos valía aprender rápido porque intención de entender otra cosa no tenían ninguna. 

Ya acomodados en nuestros alojamientos -austeros y cuadriculados, casi todos iguales pero con pequeñas variaciones, la mesilla en éste a la derecha, en aquél a la izquierda, la ventana aquí 20 centímetros arriba y en esta 10 abajo. Esa noche, nos recomendaron descansar profundamente, porque el día siguiente sería el gran día: el del Safari por The-matrix.

El Safari incluía tanto visita a la fauna como a la flora del lugar. Todo el proceso de evolución del sistema lo encontraríamos allí. No nos hicieron falta cámaras ni móviles para retenerlo, porque vagaban a sus anchas, y cuando menos lo esperabas, acababan en tu retina, tan fuertemente agarrados, que era imposible volverlos a perder de vista.

Ese día, almuerzo en mano, nos adentramos entre altos y solemnes árboles, llenos de gruesas lianas que ligaban unos árboles con otros, y otras más finas y delicadas, imperceptibles para la mayoría, salvo para los más experimentados tematrixólogos. El lugar estaba encantado, lleno de monitorios, animales salvajes que vivían entre lianas. Éstos, mientras saltaban gritaban algo que no se entedía a priori, pero nos explicaron que su grito son cantidades al azar, normalmente vinculadas al número de saltos que llevan, aunque todavía no han sabido descifrar del todo sus diálogos.

Por otro lado, a los lados del camino encontrábamos unos animales entre lagartija y erizos, cambiaban frecuentemente de parecer, a veces perdían la cola, a veces las puas, y decían que al tenedor de cualquiera de esos elementos, le llovían los millones a raudales.

Los habitantes de aquél lugar no podían olvidar a la rara avis, un pájaro majestuoso, brillante, exuberante, que decían estaba tocado por la mano de dios, y sin embargo, solo se conocía por el boca a boca de la gente, ya que casi nadie lo había visto nunca, aunque si escuchado.

Me quedé con las ganas de ver más paisajes, más particularidades de aquellos parajes, llenos de árboles distintos, de piruetas mágicas entre su follaje, de curiosidades en su fisonomía, tiempos y ciclos. Sin embargo, se acabó el crédito, tuvimos que marchar, para volver a empezar, este septiembre tan diferente.

Espero que vuestras vacaciones hayan sido tan "chulas" como las mías. Mucho ánimo a todos.

PD: ¿dónde estuve este verano? :-P

viernes, 8 de septiembre de 2017

Lectura (II): todo pasa por algo

"Todo pasa por algo". Es una frase que en los últimos años ha ido cogiendo fuerza en mi vida. Tengo un amigo pragmático, científico y ateo a rabiar, que se rie de mi cuando la digo. Pero, sinceramente, creo que es porque él no ha sido capaz de unir esos puntos (de adelante hacia atrás, pero unirlos). 

La cuestión es que a finales de julio, escuché hablar acerca de un libro que me llamó la atención. No para mi, sino para mi hermana, que anda en el trasiego ese de "sé lo que quiero hacer con mi vida pero no sé si me atrevo". Total que pensé que podría ser un buen regalo para que leyera en vacaciones, así que me fui a mi librería de confianza. Al preguntarle al librero por el título, lo introdujo en la base de datos, y le salía que les quedaba uno en el almacén ("¡Estupendo! Si es que son de confianza, por algo será"- pensé yo), allí que se fue y yo esperé, esperé y desesperé. Al fin salió el hombre y me dijo que no lo encontraba. 

Yo estaba especialmente ansiosa por regalarselo, así que no lo encargué y empecé el camino a mi segunda librería favorita, y a la siguiente, y a la siguiente. ¡No me lo podía creer! En todas les quedaban uno o dos ejemplares pero ¡no los encontraban! No estaban donde tenían que estar. Aluciné junto a los dependientes (les contaba que no era la primera tienda en la que me pasaba) y me fui un poco decepcionada, porque creía que el libro encajaría muy bien a lo que mi hermana estaba buscando.

Han pasado las vacaciones y yo, cabezota que soy, me fui el lunes a tentar a la suerte otra vez y ¿a qué no adivináis lo que me pasó? ¡Quedaban 2!¡Y no los encontraban! Yujuuu. Esto ya parecía una broma del destino -como al final, ha acabado siendo. Pero esta vez, pedí que me lo buscaran y me lo guardaran. Dos horas después recibía el mensaje de que ya podía pasar a por él. 

No fue hasta el jueves cuando fui a recoger "el libro que estaba predestinada a no regalar". La chica entre risas me lo vendió, y así parecería que la historia acaba ahí, sin más. Pero nada más lejos de la realidad. Unas horas antes, el que para mi es/era LA persona de mi vida, decidió que yo ya no lo era, sin posibilidad de replica ni revisión. Os podéis imaginar que mis adentros no eran un mar en calma precisamente, pero bueno, a pesar de eso, fui a cantar (con éxito por cierto, soy una mujer de recursos, las cosas como son) y comprar el libro para regalar, pues me alegro un poco ese día.

En el autobús de vuelta a casa, le eché un ojo, mirando páginas al azar, sin más pretensión que mi mente volara un poco lejos de donde realmente no debía ya estar. Advierto que nunca lo hago, no me gusta ojear libros, estropean las historias pero en este caso...¡tachán! me leí una página que era para mi, para ese momento. Me pasé 2 días leyendo sin parar el libro, hasta acabarmelo (por suerte mi hermana estaba de viaje, esta mal leer libros de regalo, pero era una situación de extrema necesidad), y me gustó. Esas 2 páginas se aplicaban a lo que me acaba de pasar, pero el resto de su contenido, era perfectamente aplicable a la oposición.

Se titula "Libera tu magia. Una vida creativa más allá del miedo" (de Elizabeth Gilbert). Es autobiográfico (nada de autoayuda, a pesar del título). Ella se quería dedicar a la escritura desde la adolescencia, pasara lo que pasara. Relata cómo le rechazaron durante muchísimos años sus escritos, pero siguió perseverando, siguió trabajando en ello, porque amaba la escritura. Mientras tanto, sin embargo fue realista, y trabajo de camarera y de otras millones de cosas porque la escritura no le iba a pagar las facturas.

Me gustó sobre todo en que insiste en la importancia del camino y no el resultado. Que tu éxito no puede ser definidio por el resultado, que tienes que ir más allá, y sino, no lo quieres lo suficiente. Que el miedo siempre existirá, y hay que dejarle un hueco en el camino, sin dejar que sea el que mande. Habla del esfuerzo, de la mediocridad, del persistir cuando ya nada es fácil...No te vende un mundo de luces de colores, pero te anima a que persistas a pesar y sobre todo, por ese motivo: porque es interesante (porque es difícil, frustrante y al mismo tiempo gratificante).

Os dejo algún extracto, porque reconozco, que este libro puede que me haya gustado más por la situación personal, que por la oposición, a pesar de que le encuentro mucha sintonía a la vida creativa y a la vida del opositor. 

"A lo largo de años de abnegado trabajo, sin embargo, descubrí que si insistía en el proceso y no me dejaba llevar por el pánico, era capaz de superar cada etapa de ansiedad y pasar al nivel siguiente. Me daba ánimos recordándome que esos temores eran reacciones completamente humanas a la interacción con lo desconocido".

"Mejor que te replantees tu definición de éxito y punto. (...) La aleatoriedad genética ya hanía determinado cuánto talento me había sido asignado y la aleatoriedad del destino decidiría mi porción de buena suerte. Lo único que podía controlar yo era mi disciplina. Cuando me di cuenta de eso, me pareció que lo mejor sería matarme a trabajar. Era la única carta con la que podía jugar, así que la jugué a conciencia. Ojo, que quede claro, que trabajar duro no garantiza nada (...). Haz lo que te gusta y hazlo con seriedad y naturalidad al mismo tiempo. Al menos así sabrás que lo has intentado y que, sea cual sea el resultado, habrás seguido el camino más noble".

"Tal y como advierte mi amigo el pastor Rob Bell: "No pases corriendo por las experiencias y circunstancias que mayor capacidad tiene de transformarte". No pierdas el valor en el momento en que las cosas dejen de ser fáciles o gratificantes. Porque en ese momento. Ese es el momento en que la cosa se pone interesante..."

Así que sí, creo que el "todo pasa por algo" es cierto. Ese libro tuvo que llegar ese día a mis manos, porque era yo quien necesitaba leerlo (después de leerlo, creo que a la homenajeada también le va a gustar), y abrirlo por esa página, fue la casualidad con la que empezó todo, haciendo de las suyas, una vez más.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Dispararé a matar

     Dispararé a matar porque es la única forma de decir esto: la vuelta de las vacaciones está siendo extremadamente difícil. Hacía 3 veranos que no tenía los 15 días "reglados" de vacaciones estrictas. Salí del curso con una sensación agridulce y el miedo a la vuelta de las vacaciones metida en el cuerpo. 

      Releo mis entradas anteriores, y ahora me parece que fue hace un mundo cuando sentí por última vez que confiaba en mi. Parece que lo de Jekill y Hyde se escribió para mi (con la "pequeña" salvedad de que yo solo me dedico a sangrar textos).

      La cuestión es que más o menos he vuelto a coger el ritmo anterior a las vacaciones, pero hay algo allá adentro que está en un impasse, no avanza, y es precisamente el creerme que si que puedo aprobar. Ahora mismo no me lo creo en absoluto (y no sabéis lo que me cuesta escribir esto). Sin embargo -y aquí viene la incoherencia que "blows my mind"-sigo teniendo ilusión en llegar al objetivo, sigue gustándome y llamándome infinitamente la atención.

     Así que me he puesto manos a la obra, porque si hay 2 cosas que no me gustan en esta vida son las medias tintas y quedarme de brazos cruzados, más aún cuando solo depende de mi. Lo que hasta ahora me ha servido, ya no es tan efectivo como antes, pero son parches que puedo seguir utilizando (videos motivaciones, frases positivas...). El deporte sigue siendo un buen aliado, sin embargo, no me ayuda a vencer ese sentimiento el suficiente tiempo. Además de que en el momento D y la hora H no podré estar haciendo deporte para mantener la actitud necesaria.

     Tengo claro que con esta actitud, la profecía autocumplida cada vez está más cerca, y que no voy a pasarme 1 año entero dándome de golpes para cumplir algo predicho hace 12 meses. Por eso, sigo buscando. No me rindo. Porque eso es de cobardes, y seré muchas cosas, pero cobarde...¡ni un gramo!

Mucho ánimo para todos!

jueves, 27 de julio de 2017

Ni pobre ni pobra

Puedo decir que en este lustro he vivido muchas profecías autocumplidas, visto más historias surrealistas de las que me pudiera imaginar y oído menos clichés de los que se dice que se escuchan siendo opositor. De todas ellas, destacaré la de anteayer, que resume algunos de los comportamientos que más me enervan (en su tercera acepción).

Hete aquí, que me propuse concentrar, en los días de descanso semanales, aquellas actividades que más verano me hacen (y que pueden ocupar menos de 24 horas, claro). Traté de reunir a la gente para esta semana, pero claro...unos están zarpando, otros viajando, otros trabajando...y así no hay quién coincida. Pero bueno. Bien. He aprendido a amoldarme a esta soledad cuasi autoimpuesta (ya sabéis que en algún momento, por estos"¡Oh mundo cruel!", ganaré un Oscar. Al tiempo). 

Fue en una de esas conversaciones en que para suplir su ausencia a estas no-quedadas, la persona me preguntó cómo estaba, qué tal todo y blablablaaa, yo contesté con un escueto "bien, al pie del cañón" (porque contestar un "bien" a secas suena muy cortante, pero contar cómo estás de verdad no procede en ese momento), me respondió con una palabra, una sola, que me enciende y no precisamente en el buen sentido. Ahí os va:
                                                  P        o        b        r         e
¡Ja!¡POBRE!¿Cómo os quedáis? Porque a mi solo de rememorarlo, me hierve la sangre. ¿Pobre?¿Pobre? Pobre será el que trabaja en algo que no le gusta, que tiene que hacerlo por absoluta necesidad, que sufra terribles dolores y aún así no pueda parar. Pobre será el que no pueda elegir, el que no tenga todos los días los esenciales cubiertos, el que nunca pueda salir de esa situación porque la sociedad o sus circunstancias no se lo permitan.

Pero ¿yo?¿pobre yo? Yo que he elegido meterme aquí solita, que me levanto y sigue gustándome lo que estudio (aunque me queje y aunque algunos días no quiera). Yo que puedo tener 1 día a la semana de descanso, que me amoldo los horarios a mis necesidades, que no dependo en mi trabajo de nadie. Yo, que podría dejarlo cuando quisiera (omitamos la parte de drogodependencia que tiene la oposición -que da para otro post-), que estoy trabajando para mi y que el beneficio es íntegro mío. Yo, no soy pobre, ni me siento en ninguna necesidad ni situación para que me tengan lástima, porque aunque existan muchas ocasiones en que no me sienta, en el fondo, soy una privilegiada.

Así que le contesté con un "No, esto es un trabajo más (emoji guiño)" y se despidió. Espero que leyera entre líneas todo lo que conllevaba esa frase, o bueno, casí mejor no.

¡Ánimo a todos! Progresar es estar más cerca.

viernes, 23 de junio de 2017

Lecturas (I).

Llegué a este libro tras un cante que se torció mucho, mucho, muchísimo. No por el cante en sí, sino por la disparidad de criterios con el prepa, que me "impedía" seguir el plan que llevaba yo en mente. Y yo cuando me pongo, voy a piñón fijo. Vamos, una cabezota de pro. 

Llamadme rara, pero en esas ocasiones a mi me da por refugiarme en una libreria (en esa ocasión, lo admito, me refugié además en una tarta de chocolate, dulce de leche y nata que mmmm). Estando allí, me vino a la cabeza una entrevista que mi madre había escuchado en la radio sobre este libro: "El viaje de Luis. La historia real de un milagro explicado por la ciencia". 

Es la historia real de un chico de 11 años que, por accidente se clavó una navajita en el pecho, con tan mala suerte que llegó a tocar el corazón. El niño pasó más de 20 minutos sin oxígeno, y ya podéis imaginar el panorama cuando despertó.

Así, a primera vista, es un libro muy alejado de la oposición o de mi estado en aquél momento. Sin embargo, la historia es fascinante, porque el padre, que no era médico, que tenía todas (o casi todas) las opiniones en contra sobre que su hijo volviera a ser el que era, que tenía un vínculo emocional que podría haberle privado de toda objetividad en la toma de decisiones, ideó un sistema de recuperación, consiguiendo (como se puede imaginar uno por el título del libro) que su hijo volviera a ser el mismo, con toda la movilidad y sin secuelas.

Pensé en ese libro, porque probablemente cuando tu estás hundida en la mierda, no hay nada como leer/oir una historia más desesperada, como para pensar que tu no estás tan mal (la psicología inversa es muy fuerte XD). Pero es que es un libro que me ha ayudado increiblemente para entender muchas cosas relacionadas con el cerebro (instrumento con el que ejercemos nuestro trabajo). 

La importancia del sistema de rehabilitación de 3 ejes que este padre implementó (autor del libro, por cierto), se basaba tanto en el trabajo neuronal, como el físico y el químico. Entender que el cerebro no es algo ajeno al resto del cuerpo es esencial.

El neuronal en nosotros no es nada nuevo, lógico que a base de machacar temario, llegas a interiorizar los temas (y no solo saberlos). 

El físico ha sido un gran descubrimiento. Una de las cosas que más me impactó fue que el ejercicio vigoroso (cada cual a su nivel) ayuda a la memoria. Pero es que además, hacer cosas distintas, también colabora a que el cerebro vaya aún mejor. Eso, en parte, me hizo apuntarme a natación, algo que me obligara a cambiar de rutina, que no fuera solo correr y que me forzara a quedarme más tiempo haciendo deporte algo más exigente de lo que yo por mi misma haría.

El químico. En el libro cuenta una serie de fármacos y sustancias que el padre ya tomaba antes del accidente de su hijo (bajo supervisión médica). Si bien yo no he tomado más que el famoso Multicentrum, si que en los últimos meses he añadido jalea real fresca a mi día a día, y será por la jalea o no, pero me siento infinitamente mejor, me canso menos y aguanto como más despejada el día.

Además de todos estos conocimientos, que transmite de forma muy sencilla, queda la historia personal. Historia de superación de un padre y un hijo, que tenían un camino muy difícil, siguiendo unas pautas médicas, con unos métodos poco ortodoxos, y aún así, peleando durante 1 año, con mucho sacrificio, muchas horas (14 al día si no recuerdo mal), consiguieron que Luis volviera a ser el que era antes del accidente.

No os desmenuzo mucho más el libro, tiene de todo tanto risa como lloro, así como instructivo, es muy sencillo de leer, y para mi, muy útil.

Mucho ánimo!

viernes, 9 de junio de 2017

¡Si, quiero! :D

¡Sí, quiero! Si quiero aprobar. Algo tan obvio y a la vez tan poco fácil de encontrar en uno mismo en algunos momentos del camino. Ese SI, (practicamente) incondicional, lo he encontrado esta tarde mientras parecía un pato mareado, tragando agua y escupiendo cloro, mientras trataba de parecer una sirena piscinera. Porque sí, señores, me he pasado a la natación. Que muchas veces me encuentro nadando sacando toda la rabia y el estrés, queriendo ser como los cuerpos esculturales de las calles 3 y 4 (¡vaya cuerpos señoras!), y cuando me doy cuenta que me parezco más a la señora Paquita que a sus 80 años se mueve divina pero a paso de tortuga...pues digo ¡chica frena que a las Olimpiadas no llegas a tu edad!.

Pero bueno, que será los litros de cloro que me llegan al cerebro, pero las charlas motivacionales que me pego debajo del agua son para coger apuntador y dictarlas (o eso me lo parecen en pleno colocón). Y hoy ha caído la del ¡Sí, quiero!. Cuando me he dado cuenta he empezado a gritarme por dentro ¡Sí, quiero!¡Sí, quiero!¡Sí, quiero!¡Sí, quiero!, y a preguntarme que entonces que andaba mal dentro de mi.

"Que si quieres algo, vas a por ello. Que las medias tintas, nunca han ido conmigo, ni irán (que si te quieres quedar, te quedas y si no, te vas). Que me metí aquí porque creo que me encantará el trabajo, porque creo que puedo llegar a ser muy buena profesional. Que confío en mi. ¡¡¡CONFÍO EN MI!!! (permitánme el inciso, pero esto debe leerse con letras de oro y brillantes, porque cuando me he oído esto en mis adentros, sin dudas, sinceramente saliendo del corazón...ha sido sentir una felicidad muy muy grande, lo explico luego mejor). Confío en mi, y en lo único que he perdido la confianza es de estar haciendo suficiente. (Todo esto, brazada tras brazada...que ni técnica ni nada vamos, yo enfrascada en todo este lío). Y yo, pero ¡chica!, ¿qué no estás haciendo suficiente? ¿qué no ves mejoría con todo lo anterior? Pues si, si que noto mejoría, muchas. Entonces esa desconfianza no es más que un irracional. Si partieras del minuto 0 de la oposición ¿confiarías? Si, claro porque pensaba que lo mío era lo "más mejor". ¿Y por qué de un único resultado negativo, sacas tamaña conclusión?¿No sería mejor ponderar la totalidad del valor esperado de toda la oposición?. Hay que confiar en el sistema, porque las mejorías pequeñas se reflejarán en una mejoría global. Tardará, pero así será. Y ahí "to' contenta y to' motivada", me he puesto a nadar sin pensar mucho más allá, sintiéndome la Mireia Belmonte de mi barrio".

Es remarcable este pensamiento de que confío en mi pero desconfio(aba) en que el sistema vaya a funcionar, porque pensaba hasta hoy mismo que la pérdida de confianza era en mi, y eso es lo peor que me podía pasar. Mi valorar añadido (y esto es algo muy mío) siempre ha sido que he confiado en mi, en mis decisiones y he ido a pecho descubierto a por ello. S-i-e-m-p-r-e. El haber perdido la confianza en mi, sería perderme a mi misma, como algo primario, algo consustancial a mi. Para mi, una herida de muerte (¡qué trágica me sé poner cuando quiero, oye!). Sin embargo, ponerle objeto a esa desconfianza, ajena a mi, aunque en mis manos, ha sido liberador. Porque sé que es miedo al fracaso, y no tiene por qué repetirse una situación si no estoy haciendo las cosas tal y como las hacía (aquello de "para tener un resultado distinto, haz algo que no hayas hecho"). 

En fin, después de confirmaros que no me caso (sé que el morbo os ha podido a la mayoría pillines, pero hay muchos "sí quiero" que dar en la vida, sorry :P), deciros que mi ausencia estos meses (como pueblo abnegado en éste, oh mi blog, que sois os debo una explicación, y esa explicación, os la voy a dar) se ha debido inicialmente a una ausencia de creatividad, posteriormente a una pérdida de control sobre esta cuenta (vamos que olvidé contraseñas etc) y en último lugar porque he andando haciendo lecturas interesantes para rellenar este cerebro con algo de sabiduría aplicable a la opo. Próximamente, hablaré de algunos libros que me han inspirado.

Advertir, que la dinámica del blog va a cambiar un poco, escribiré cuando realmente sea algo que os vaya a aportar, o cuando yo necesite explayarme. Me gustaría que la creatividad me rebosara, pero también querría decir que no estoy a lo que estoy, y estoy comprometida ya sabéis :P. Así que, he puesto la cajita para que os mande las actualizaciones al e-mail, para ahorraros tiempo de entrar aquí.

Mucho ánimo a todos, de verdad. Podéis. Que otros lo hayan conseguido antes quiere decir algo. Que otros no lo hayan conseguido, no quiere decir que vosotros seáis iguales.


viernes, 24 de marzo de 2017

Fe de serenidad.

Esperando estas semanas a que me llegara la inspiración y estando, como está, missing, no querría dejar de plasmar esta circunstancia en esta bitácora "internáutica". Puede que lo extraordinario trate de darse cuenta de la cotidineidad, no como rutina, sino como serenidad.

Estoy muy a gusto estudiando, con la serenidad que requiere retener conocimientos entendiendo su complejidad y relación con los anteriormente adquiridos. Y es que hay algo que siempre se me había estado escapando: la velocidad de cante es inversamente proporcional a la rapidez con que lo estudies. Esto es, a mayor rapidez y más fluido cantes, más horas habrás tenido que invertir en el tema. O al menos eso me pasa a mi.

Estudiar un artículo tratando de concatenar tan rápido las palabras como lo haces en un cante final es imposible, bueno, es posible pero con un resultado pobre en el corto y largo plazo. Estudiar en primera vuelta un tema mirando el tiempo y con el nervio en el estómago porque "no llegas", supone que el esfuerzo lo estás repartiendo a partes iguales entre lo que es estudio puro y simple y en meterte presión (es decir, en perder el tiempo). Claro, absolutizar esto sería un error también. Debería ser entendido en no mirar el tiempo, siempre que no te quedes mirando las musarañas contando las gotitas de gotelé del cuarto. Un minuto bien invertido en un folio, es 5 segundos más de fluidez al cantarlo y 5 minutos menos de estudio en la siguiente vuelta (cálculos no sujetos a comprobación ante Notario, vamos que me los he inventado para que se entienda lo que quiero decir :p).

Así que sigo estudiando serena, con algún vuelco al corazón y un pie en el abismo, cada vez que pienso lo que llevo y lo que me queda (porque me queda....ufff). Pero en seguida pienso en la punta de la nariz, cierro los ojos, respiro y sigo. Y así pasan los días y los cantes, y aquí seguimos. 

Lo cierto es que acabo las semanas agotada, puede porque lo esté dando todo. No porque estudie aquellas famosas 15 horas que tanto dolor de cabeza me dieron, pero mis buenas horas si, pero sobre todo muy muy intensas. Sigo contenta, y es lo importante. Cada vez que el prepa me pregunta qué tal la semana, siempre acabo diciendo la frase de "animada, que es lo importante". Aquellos meses de hielo, que dejamos atrás (toquemos madera para no gafarnos ahora), me sirvieron para darme cuenta de que con ánimo todo es más fácil, o al menos, más llevadero. Al fin y al cabo, opositas tu contigo mismo.

La contra de estos tiempos -por decir alguno- es que como acabo tan cansada, tengo pocas ganas de socializar, de que me saquen de mi rutina de descanso (sí, soy tan opositora que tengo hasta rutina de descanso jajaja). Pero bueno, no hay que dejarse vencer por estas tendencias naturales, y me fuerzo a salir y ver a gente que sé que me hace bien (y alguna que no tanto también, para darme cuenta de la suerte que tengo). 

Así que aquí está mi fe de serenidad. Todo marcha. Todo funciona según lo que no llegamos a planear. Todo va sobre ruedas.

"Serenidad no es no tener tormentas, sino encontrar la paz dentro ellas".

PD: Lo conseguiremos!!

viernes, 3 de marzo de 2017

Bolonia y oposiciones.

En una búsqueda rápida sobre qué efectos puede tener (si los tiene) la total implantación del Plan Bolonia en las Universidades españolas, no he encontrado ningún documento en el que se reflexione sobre el asunto y sus posibles efectos en el nivel de conocimientos de los candidatos a oposiciones jurídicas.

Me consta que en algunas oposiciones ya se han planteado verdaderos problemas por el bajo nivel de los opositores frente al que tenían los de décadas pasadas cuando empezaban. ¿Nos preparan bien las universidades para afrontar oposiciones a Cuerpos Superiores con el nivel que se exige (y que desde luego ni se va a bajar ni es bueno que se baje)?

Mi experiencia, como curso conejillo de indias que fui, del famoso Plan Bolonia, es que no se me formó lo suficientemente bien como para tener un conocimiento aceptable del Derecho. Sé que la universidad no aspira a convertir al alumno a un todopoderoso jurista -el reconocido prestigio ya sabemos que solo se consiguen con 15 años de ejercicio o más- pero a mi no me dieron esos mínimos que deben quedar a fuego en el cerebro de un licenciado en derecho (ahora graduado). 

El ejemplo que siempre pongo, porque verdaderamente es vergonzoso, es salir de la universidad sin saber cuáles son los elementos esenciales de un contrato (a partir de los cuáles puedes jugar y montar alegaciones prácticamente infinitas). Y reconozco que yo salí sin saberlos. Es cierto que en clase se dieron -adelanto que no fui mala estudiante- pero puede que el modelo de 1 hora de clase 4 o 6 horas de trabajo en casa no es adecuado, si esas 4 o 6 horas las tienes que dedicar a ampliar materia ¡cuando ni siquiera sabes la importancia del elemento ESENCIAL!.

Es más, aprobar asignaturas sin mirar un solo código porque lo que vale es un manual con la opinión de un señor (más o menos importante) no debería permitirse, simple y llanamente. Sé que el "manual del profesor" fue, es y será el salvavidas de todo estudiante, pero es que si no lees una ley, si no te paseas por ellas "por error" (aunque sea mientras pasas las páginas hasta el artículo que buscas), seguirá siendo algo ajeno a ti, y un abogado tiene como herramienta de trabajo los textos legislativos como una addenda corporal.

Y está muy bien ¡genial! que te enseñen a buscar jurisprudencia, a que te saques los temas de las mangas y hagas presentaciones de 10. Son herramientas para funcionar en un mundo globalizado en el que la creatividad, la adaptación al cambio y el marketing personal son fundamentales. Pero quizá se les pasó el pequeño detalle de la necesidad de conocer los textos jurídicos bien, con sus esenciales y algun extra a poder ser.

¿Y donde encaja el modelo de oposiciones español en ese plan de formación en habilidades? No todos los países europeos tienen oposiciones, por lo tanto, este Plan no les supone problema. Pero claro, nos encontramos con nuestras particularidades en el acceso a la función pública, y la dificultad de que en la universidad te enseñan habilidades menos la de memorizar. ¿Cómo encaja eso el alumno cuando se mete a una oposición en que no cuenta otra habilidad que la memorística? Pues mal, ya os lo adelanto.

He hablado de mi, que fui pre-Bolonia. Os cuento ahora de los "Bolonios" de los que me han contado. Por un lado, del sector privado, me dijeron que los que hacían prácticas llegaban teniendo menos idea que los que llegamos de mi quinta, con menos contenido en las asignaturas  (¡mete una carrera de 5 en 3-4 años! (que además las estadísticas tienen que salir que este plan es la leche lo que el país necesitaba)) y por tanto menos capacidad de resolución (claro, de donde no hay no se puede sacar).

Por otro lado, del ámbito de las oposiciones. En general, llega gente sin ganas (¿achacable también a la sociedad del "no esfuerzo"?), sin compromiso y pensando que esto se aprueba en 2 tardes. Pero sobre todo, gente con conocimientos escasos, en un camino en que necesitas tener una buena base para tirar hacia delante. Así, si unes poco esfuerzo con mala base, nos queda un apaga y vámonos.

Obviamente, el compromiso y el esfuerzo irá con la persona, pero lo que no cabe duda es que quieren europeizar un ámbito (el estudio jurídico) que para mi no se puede convertir en un mero cúmulo de habilidades. O bueno, que lo europeicen pero entonces, cambien a un sistema de oposiciones en el que se valoren las habilidades, que al fin y al cabo es lo que no enseñan desde Primaria (para mi otro GRAN error, pero ese es otro epígrafe del programa :p).

PD: siento la chapa pero es que esto tenía que sacarlo por algún lado o explotaba :)

viernes, 17 de febrero de 2017

Del bizqueo, recurrencias y post-cantes.

Me asombraba hace unos días con la capacidad de olvidar que tiene el ser humano, concretamente yo y en particular con la oposición. No me refiero a los temas, esos...bueno...a medida que pasa el tiempo se olvidan menos. Sino al punto de partida. 

¡Qué fácil olvidar, ya no el primer día, sino el punto de partida de este nuevo "round" que me he concedido! El punto de partida de la última convocatoria en que me vi cogiendo un civil y no recordando ni qué era aquello de "elemento esencial de un contrato" y ahora saberlo como la dirección de mi casa (pase el tiempo que pase desde la última vez que lo vi). 

Y esas "burbujas de olvido" tienen la parte buena de poder avanzar sin quedar encallada en ninguna piedra del camino, pero la parte mala de que nunca acabo de ser justa conmigo misma. Veo el fallo antes que el logro, miro hacia donde voy y no el desde donde vengo. Que bueno, ahora que lo escribo, tampoco es tan malo, al fin y al cabo me impide caer en la autocomplacencia, pero tener la virtud de ser "bizca" y poder mirar a los dos lados al mismo tiempo, sería genial. 

El otro día me enfrenté a servidumbres legales de hacía una semana, y lo defendí con bastante literalidad, con una estructura clara en la cabeza, y aunque se quedó largo de tiempo y con imprecisiones mejorables, salí un poco asqueada. Salí así porque debería salir perfecto, no estoy para "perder" el tiempo más, tiene que salir si o si. Fue entonces cuando caí en que quizá eso no lo llegue a lograr nunca, que partí de una nefasta literalidad y con unas estructuras tambaleantes cada vez que me enfrentaba a un tema de atraso, y sin embargo ahora la estructura era clara y la literalidad bastante buena. Que está claro que no hay que dormirse en los laureles, pero oye, que tampoco el camino está tan torcido.

Por otro lado, en las últimas semanas, me han vuelto a atacar pensamientos de "no te la vas a sacar nunca", de esos que se apoderan de tu respiración. Los he superado, haciendo respiraciones y pensando que si pensaba eso y dejaba que ocupara toda mi cabeza, seguro que eso sería (profecía autocumplida, ya sabéis). Los últimos días esto ha ido a mejor, gracias a Dios.

Realmente es que tengo pavor a estar equivocándome, y aunque sé que dicen que equivocarse es bueno y bla bla blaaaaa, pues no deja de no gustarme. ¿Y si esta concesión temporal por mi parte es más cabezonería que realidad?¿y si es porque no me quiero enfrentar a la realidad de que he encontrado mi límite? 

Cuando se lo he dejado caer al preparador, me dice que son "imaginaciones" mías, que voy bien, que le he empezado a pillar el tranquillo al método, la forma y el fondo, que voy lenta, pero voy bien. Pero....hay tantos peros en mi cabeza....que casi opto por no pensar, y seguir.

Mirad, si hay algo que sé es que me apasiona lo que estudio, aunque me cueste, aunque me enfade y pataleo, me encanta. No sé si lo conseguiré (dicen que la ignorancia es muy atrevida, y por lógica inversa, yo cada vez soy menos atrevida, así que puede que esté empezando a dejar de ser ignortante XD) pero que lo estoy intentando muy fuerte, eso si que lo sé. 

Una última cuestión es que después de los cantes, estoy cogiendo una horita para volverme a cantar los temas, para "machacarlos" más. Siempre me he preguntado qué hace la gente después del cante, así que si me escribís en comentarios vuestros planes post-cante os lo agradeceré para coger ideas. 

De esto están yendo mis días, varieté ya veis. Un beso y ¡a tutti!

jueves, 2 de febrero de 2017

Oniria opositoril (II).

"Estaba en un aula oscura, con pupitres de a dos, en los que no todos los alumnos estaban en sus asientos. En la mesa redonda que presidía el aula, se encontraba un hombre ya canoso, con cierto sobrepeso y ligeros problemas de higiene corporal, el cual resultó ser aquél profesor de Trigonometría, de cuya cara ya había conseguido olvidarme (casi) por completo.

Comenzó a llamar por orden de pupitre para cantar los temas. Yo me encontraba en las últimas filas, así que aún me iba a dar tiempo a repasar aquel civil que llevaba más flojo, y la clave de cuyo comienzo me lo daba el nombre de una flor (el cual ya había olvidado...).

No sé por qué, ni quién, me hizo levantarme de la silla, solo recuerdo cierta algarabía y un ambiente cuasifestivo, del cuál yo desde luego no era partícipe. En mi subconsciente seguía pesando mi mala suerte, y el civil que llevaba mal. Al levantarme, me di cuenta de que iba en pijama, el de cuadros, pero me preocupaba tanto el maldito civil, que apenas le di importancia. 

Me dirijí al final de la clase, en la cual había unos pasillos de supermercado, en los cuales me distraje unos minutos. Al dejar de oír el ruido de mis compañeros, me asomé nuevamente a la clase, y flotando en el ambiente estaba mi nombre. Corriendo cogí mi crono, el programa y aceleré hasta llegar a la mesa del profesor. Mal empezaba llegando tarde y encima con esas pintas, en pijama y resoplando por el sobreesfuerzo. 

El profesor me miró, y recogiendo los papeles que tenía esparcidos por toda la mesa me dijo:"No si yo no tengo ningunas ganas de que cantes". A pesar de la vergüenza y de la angustia que sentía por haber llegado tarde, sobresaltadamente, en un tono ciertamente más áspero del que corresponde a un alumna le respondí: "¡No, no! si yo tampoco quiero pero tengo que cantar, ¿me entiende? TENGO que cantar".

Ese "tengo" se clavó en mi garganta hasta que el profesor volvió a su asiento, pidiendome que cogiera el crono con una mano y que la otra la levantara como en los juramento. Así lo hice, y entonces me indicó que girara mi cuerpo hacia la pared en que reflejaba la luz del flexo, que había estado encendido todo este tiempo en el lado izquierdo de la habitación.Me giré mirando el crono que llevaba en la mano, era el negro, cuando de normal siempre canto con el naranja, eso me sorprendió.

Cuando levanté la vista, me paré a mirar la sombra de mi mano extendida, parecía más regordeta de lo normal, conté los dedos, y la reconocí. Sin embargo, cuando hice lo propio para fijarme en la sombra del crono en la mano, algo pasó. La sombra negra comenzó a girar y se transformó en un lobo de ojos ensangrentados, pelo tan negro como el azabache y una fiereza salvaje. Me ladraba, sacaba sus horribles colmillos amenazandome y advirtiendome de su inminente ataque. Mientras tanto acertaba a oir al profesor que me gritaba una y otra vez "¿qué ves?¿qué ves?". Mientras yo, cerrando los ojos tan fuerte como podía, sollozaba: "no quiero, no quiero". 

Y entonces, desperté".

PD: Otro capítulo de Oniria Opositoril, aquí.