viernes, 22 de junio de 2018

En busca de la limonada.

Me gusta pensar que todo tiene su porqué o al menos que, como los economistas, puedes encontrarle el sentido a posteriori, y de ahí sacar modelos predictivos de tu vida futura (esto último no lo hagáis, niños, es malo para la salud, crea expectativas y luego vienen los lloros).

Hace un año, compramos un limonero (por aquello de "si la vida te da limones, haz limonada"). Era una macetita no muy grande, pero el palo (aquello aún no podía ser llamado árbol, ni tan siquiera arbolito) estaba lleno de hojas e incluso alguna florecilla, de esas que impregnan el ambiente de un olor a campo y sosiego. Lo compramos ilusionadas, pensando en lo guay que sería tener esta primavera un arbolito -no somos muy pretenciosas, la verdad- que nos diera aunque fuera un limoncillo para algún bizcocho o para un chupito de limonada.

El primer mes, nos aguantó como un campeón, pero al palo se le fueron poniendo mustias las hojas, las flores se quedaban a mitad de crecimiento y los pocos limoncitos minusculos que dió acabaron con un color la mar de feo. Nosotras, bueno, más bien yo, lo desahucié. Total, qué sé yo...podrían no ser estos tampoco los limones con los que hacer la limonada vital que tanto prometen las frases molonas. Por un limón menos, tampoco me iba a sofocar ya.

Así que me olvidé completamente del tema, y dejé de preguntarle a mi madre por cómo iba nuestro proyecto. Haaaasta que...(la historia tenía que tener un "hasta que" sino ¿qué gracia tendría?) hace unas semanas mi madre me dijo "¡no te lo vas a creer!, mira". Y allí delante, estaba el palo con mogollóóóóón de brotes verdes. Mirad, ¡qué alegría! Como si fuera una victoria vital a un monstruo despiadado que hubiera tratado de quitarnos la primavera. Igual.

Mi madre se pasó todo el invierno regando un palo podado, sin resquicios de vida, sin ninguna señal de "lo estás haciendo bien, me está saliendo una rama". Sin nada más que un palo y tierra. Regó y esperó.

¡Qué gran lección! ¿no?

No sabemos si el limonero seguirá creciendo o solo será capaz de sacar bonitas hojas. Quizá no sirva para el propósito inicial (dar sombra y limones), pero puede que sirva para otros inesperados, aprendidos una vez que nos interesamos por los limoneros, como hacer paparajotes.

Espero que todo os vaya bien y sigáis regando, puede que nuestra primavera esté más cerca de lo que esperamos.

jueves, 7 de junio de 2018

Un poquito de triptófano en la ensalada.

(AVISO: es una información a meros efectos de curiosidad, basada en una experiencia personal y no necesariamente extrapolable a otras personas. NO es un consejo NI he ido a un nutricionista ni nada por el estilo).

La zanahoria es para el sol, pero eso ya....
Mente curiosa, mete inquieta. Hete aquí, que a media mañana un día cualquiera me comí un plátano (uoooh un pláááátano (eso harían los coros si esto fuera una obra de teatro)) En fin, que me lo comí y me pregunté qué propiedades tendría esa fruta. Me fui a mi fuente de conocimiento preferido "el interné" y más concretamente "la wiki", y entre muchas de las cosas que leí, ponía que tenía triptófano. Y yo que no lo había oído in my whole life, lo busqué. Y ¡oh amigos! ¡oh divina comedia! ¡oh inesperado destino! ¡es un aminoácido (que eso a nosotros nos da igual) que nos ayuda con el estado de ánimo y la memoria! Y yo dije ¡ajajá, aquí tengo un hilo del que tirar!.

Así que dije, a ver si yo quiero ser la Popeye de la memoria (y del estado de ánimo equilibrado, como no), tengo que saber qué alimentos llevan triptófano, para tomarme "la lata" correspondiente delante de mi correspondiente Olivia (vamos, mi temario) . Mi sorpresa fue mayúscula cuando en una búsqueda rápida encontré que muchos de los que llevan este componente, me apetecían en los últimos tiempos de una manera rayante con la obsesión. 

Es más, no solo me estaba apeteciendo triptófano (imaginaos a una persona en un restaurante, bien recta en la silla y boca pequeña, decirle al camarero: "mmm..me apetecería un poco de triptófano con la ensalada si puede ser, gracias" XD), sino muchos de los "otros" componentes que se necesitan asociar a él para facilitar su labor en nuestro organismo. 

Por ejemplo picoteo entre horas pipas de calabaza; o por las noches me apetece aguacate con queso fresco y salmón; o incluso un bocatín de atún.

En el fondo es una tontería, pero me sorprendió ver cómo el cuerpo a veces, si que te pide lo que necesita. O al menos, fue una casualidad que me llevo a aprender un poco más.

Os dejo la página web que más me gustó, por si os apetece leer a una persona que (parece que) controla más que yo (no es publi, ni me pagan ni conozco al redactor, vaya por delante) y ver si a vosotros también os ha pasado: