jueves, 25 de febrero de 2016

Liturgia canturrera

He descubierto que ir a cantar me gusta. Más que ir a cantar, la liturgia de hacerlo. 

El repaso de después de comer cuál hombre bala, mirar el reloj, ver que sobra el tiempo justo para escuchar una canción o leer los titulares del periódico. Volver a mirar el reloj y ver que las agujas marcan 20 minutos antes de la salida y que debería empezar a vestirme....pero se está tan cómodo en este rincón del mundo....Levantar la vista y ¡fum! ¡15 minutos para la salida! Empieza la carrera: pantalones, camiseta, jersey ("¿por qué no empecé un poco antes para variar un poco más las combinaciones de ropa? El próximo cante lo haré"). Checking: 

programa
temas
crono
bolso + bonobus 
¡'Amos allá!

Llegar a la parada, ver a los "amigos peculiares" (probablemente del mismo curso pero uno un gigante de 1.80 y el otro de 1.40), entrar la primera en el bus y coger el asiento de la segunda fila derecha-ventanilla en invierno e izquierda-ventanilla en verano. Ensimismarme en pensamientos que vuelan alto (o bajo, según el día) y darme cuenta de que he vuelto a la realidad por la mezcla de olor a café, estropeado con el de tabaco del señor mayor que acaba de subir. O quizá hoy toca el del "perfume mujer", esa que antes de entrar sabes que sube porque lo anuncia su eau de parfum. Realmente siempre acaban siendo personajes idénticos en personas distintas.

Ahora siempre llega la mejor parte del viaje. Al girar la última esquina que anuncia el acceso a la gran urbe, allí está: el sol. En invierno cierro los ojos esperando que las caricias de sus rayos sean más vívidos así, y una leve sonrisa surca mis labios. Son los minutos dorados del día. Respiro hondo, y me doy cuenta de que mis latidos -algo alterados hasta este momento- reducen el ritmo. Es entonces cuando se forma una relación triangular entre los edificios, el sol y mis ojos. A veces el juego es mantener los ojos cerrados y predecir cuándo volverá a acariciarme el sol. En cambio otras, solo consiste en mantenerlos abiertos hasta que la siguiente calle permita el reencuentro con el sol, para entonces, cerrarlos. 

Es entonces, sin embargo, cuando toca bajar y enfrentarse a la realidad de la calle, de los coches, de los múltiples estímulos. Observar a los mismos gorrilas, indagar sobre negocios sospechosos o simplemente observar a la joven camarera del bar de abajo, e imaginar cómo pudo ser su vida si alguien le hubiera explicado que con 16 no es la mejor edad para tener retoños (o simplemente pensar que quien puede estar equivocada sea yo).

Mis viajes de vuelta, tras el cante, suelen ser menos sensitivos ad intra y más ad extra. Me gusta coger los asientos que van a contrasentido, evito interrupciones y son sitios con pocos novios generalmente. En estos viajes, la mayoría de veces, leo. A veces libros divertidos, otros libros inspiracionales, algunas otras recomendaciones iniciáticas. Ahora mismo filosófico. Sin embargo, si hay una conversación especialmente interesante me resisto a no perdermela. El mundo exterior, los problemas de la gente, o simplemente la abuela que se perdió en El Corte Inglés porque pensaba que el sótano era la salida a la calle, son joyitas que me devuelven a la realidad y me hacen pensar sobre miles de temas relacionados (o no tanto). 

¿Alguna liturgia canturrera más en la sala?

Buena semanita! :-)

jueves, 11 de febrero de 2016

León come plaza: ¿Qué falló?

Cuando volví del examen, sobrepasada por todo lo que acababa de pasar, y el bofetón en la cara de volver a ser persona, y sentir, y levantar la cabeza para ver más allá de mis pies, no fui capaz de analizarme. Fue tal la situación que no le permití al prepa (que me acompañó al examen) que me comentara la corrección (con sus impresiones y las que quizá pudo sacar de algún miembro del Tribunal). Ahora diría que puede que me equivoqué, y debiera haberle dejado. Sin embargo, sé que en aquél momento no podía escucharlo. 

Este post lo escribo sin saber esa corrección. Pero al margen de los errores de contenido en el momento del examen y de nervios, hubo otros antes. Realmente solo fueron 2, pero determinantes. 

¡WARNING! No son errores a corregir en 3 tardes, ni errores que puedas manejar a 6 meses del examen (¡mucho menos a 1!), así que si estás en fase pre-examen pasa de este post. Por salud mental. La tuya, vaya.

Lo cierto es que mi planteamiento del examen fue bueno. Pese a quien le pese, y aunque tenga millones de haters sobre la faz de la Tierra, a día de hoy sigo creyendo que estar más de 12 horas estudiando al día fue un acierto. ¿Por qué? Fácil, sencillo y para toda la familia: con las herramientas con las que contaba era la única manera de llegar y defender el examen (lo de aprobar, como se puede ver, no).

Entonces ¿te crees perfecta? No. Solo que mis fallos vienen de muuuuuy atrás. Lo de este año ha sido como si yo (inexperta cocinera) me presento a Masterchef y me piden cocinar un plato con ingredientes rojos y amarillos, y presento un "León come gamba". 

Mis fallos se resumen en:

1. Literalidad: he odiado esa palabra, la he llorado y me ha enfadado a partes iguales. Tuve una mala orientación inicial, durante el primer año de la opo aproximadamente. Y luego, me "creí" a medias eso de que debía ser literal en TODO. Además de que poco o ningún margen me quedaba ya para rectificar, pues me encontraba preparando la segunda parte de la materia.

La mentirijilla esa que todos nos contamos de "bueno, pero si lo sé contar con mis palabras salgo del paso y ya está". NO NO y NO. El día del examen los nervios, la espera, los cientos de temas que llevas en la cabeza, los ojos del Tribunal, el mini espacio de la mesa para hacer los esquemas....NO vas a ser capaz de contar con tus palabras ni en qué consiste la capacidad jurídica y de obrar (palabrita!). Y no hablo de los artículos, que ya se les presupone literalidad, sino digo la doctrina, el señor Albaladejo, Garrigues, Diez Picazo and co. Esas teorías de rechupete vamos.

Eso me ha supuesto un lastre (y básicamente el suspenso) que estoy pagando ahora.

2. Cantar, cantar y cantar. "¿Qué chorrada es esa de que me lo cante cuantas más veces mejor? Si me lo sé cantar una, me lo sé cantar más" pensé y he pensado hasta hace muy poco. Craso error. Cantar en voz alta supone verbalizar el contenido y el triple esfuerzo de pensarlo, decirlo y oírlo. Es justamente ese esfuerzo el que TRIPLICA las veces que el tema pasa por tu cabeza. ¿Veis por dónde voy?.

Ahora para compensar estos errores de libro he puesto el marcador a cero, cual polluela novata en el mundo opositoril. Voy lenta, pero la literalidad la llevo niquelada y los temas los canto todo lo menos 3 veces. Y en esas ando, enmendando mi plato de "León come gamba", para que algún día sea "León come plaza" o ¡qué se yo!

¡Buena semanita!! (y a preparar platos ricos :P)

jueves, 4 de febrero de 2016

YOLO

Tu y yo llevamos tiempo conociéndonos, manteniendo esta relación que combina sentimientos encontrados, que confunde nuestros (mis) sentidos hasta preguntarme quién demonios soy, y sin remedio me obliga a mover las agujas en el sentido contrario, hasta conseguir que desdigan el tiempo invertido y así reencontrarme. 

Yo y tu, así es como tiene que ser. No te confundas. Nunca hubo un nosotros sin un yo primero. Y acostúmbrate, porque será así indefectiblemente hasta que esto acabe. Las tornas cambian, y nosotros con ellas. 

Mi vida es mía, y la tuya...bueno, la tuya es de quien te quiera. ¿Que si te merezco?. Meréceme y veremos. No me malinterpretes, te quiero y por eso me enfrento. Pero se acabó el sufrimiento, al menos, de momento. Ahora las normas las pongo yo. Un código ético, hipotético y en cierto modo patético (¿desde cuándo hay normas en una relación?).

YO LO que pretendo es un acercamiento. Si no es de facto, al menos de conocimiento. Y si tus abrazos no son los más cálidos y mi prosa no es la más frenética, impognamos un punto medio, en el que tu texto combine con mi estética y obtengamos el más que probable reconocimiento.

Subrayo mi afirmación. Constato mi actitud. Me percato de tu posicionamiento. Observo el camino en toda su magnitud. Espero tu aprobación porque...

YO LO busco.
YO LO enfrento.
YO LO quiero.
YO LO temo.
YO LO sufro.
YO LO anhelo.
YO LO MEREZCO.


You Only Live Once.