jueves, 26 de febrero de 2015

Soy por ti.



Sé que no soy la primera ni probablemente la última en escribir sobre esto. Pero hoy lo siento así y así lo escribo. 

Así como hace un tiempo hablé de que entendía la opo como un “ego,yo,mi,me,conmigo”, hoy no puedo dejar de entenderla como un “soy por ti”. Creo que en algún momento de la opo, todos nos encontramos con momentos de reflexión acerca de nuestro alrededor, de quién soy yo y por qué soy yo. Estos tiempos he dado un paso más a este camino introspectivo que es atravesar una oposición y me encuentro ante la pregunta de "¿por quién soy yo?".

Me explico. Soy yo gracias a mis padres, tutores, o aquellas personas que me hayan alimentado y educado en todas las fases de mi vida. Pero ¿quién permite a día de hoy que siga este camino de la oposición? y no hablo en términos puramente económicos -que también- sino sobre todo y fundamentalmente ¿quiénes nos mantienen a flote psicológicamente?.

Lo mismo puede ser un amigo, tu madre, que el programa chorra de turno que te hace olvidar las horas de estudio. O todo junto y revuelto. De hecho, si lo pienso, no todas las personas en las que me apoyo para seguir este camino las veo todos los días, ni hablo con ellas todas las semanas, pero no me hace falta. 

A veces son personas anónimamente conocidas, como ese conductor de autobús que te sonríe cuando te subes a la misma hora y en la misma parada todos los días de cante, o el gorrilla que está siempre en la misma calle donde aparcas y te da las buenas tardes. O el portero de la finca del prepa, que aunque sea una persona super seria, mantiene ese equilibrio en el ambiente, preludio del momento del cante.

Puede que tu estandarte sean tus preparadores, que te animan a seguir, o simplemente te dicen que no te preocupes más que por estudiar. O puede que sea esa compi con la que te llevas bien, pero nunca encuentras el momento de quedar y tomar algo o simplemente hablar por teléfono, porque la vida no te da para más.

Así, que, yo que creo que esta semana le daría las gracias hasta a las piedras, por poder contar con ellas para siempre seguir aprendiendo, gracias a todos los que sois apoyo, directo o indirecto, lo sepais o no, os lo diga o no, gracias a vosotros sé por quién soy.

jueves, 19 de febrero de 2015

De los cantes resacosos

Opositora en "cante resacoso"
Y no hablo de ir al cante cual estudiante Erasmus recién aterrizado en esta tierra cañí -aunque pensándolo bien, sería toda una experiencia cantar la retahíla de articulos de la accesión con una verborrea etílica de aúpa- en fin, que me disperso...

Hablo de esos días de cante en que la noche de antes, el Señor Morfeo no llamó a nuestra puerta, o lo hizo pero ya de madrugada. ¡Aisss, qué experiencia! ¿eh? Son cantes memorables, sin duda. Paso a relataros uno de mis últimos "cantes resacosos".

"Era noche cerrada, me había metido en el sobre y tras varias horas dando vueltas, sabía que Morfeo me había sido infiel esta noche (lo de menos era con quién). Así que bueno, cualquier que fuera la hora, acabé cayendo en un sueño muy ligero, que finalizó como acaban este tipo de "affaires", de repente y con un pitido inhumano: el despertador.

Me levanté, y vi que mis capacidades de balbucear, arrastrar los pies por el suelo, visionado unifocal (soy incapaz de abrir los ojos a la vez durante los primeros minutos del día) y servir el café derramándolo lo justo sobre la encimera, eran las habituales. Pensé que quizá me estaba convirtiendo en una superviviente con inmunidad total frente a cualquier ataque a las funciones básicas. ¡Cuán equivocada estaba!.

La mañana transcurrió como la de cualquier mañana pre-cante, en sus 2 primeras horas, gráficamente sería un cerebro pegado a unos ojos, absorbiendo información de última hora y quemando energías. Ahí residía el problema, pues las energías fallaron a partir de la tercera hora. En ese momento empezó una sucesión de síntomas que no hicieron sino constatar que estaba sumida en un "cante resacoso":

  • Boca seca.
  • Pensamiento ralentizado.
  • Frases balbuceantes.
  • Ojos incrustrados a ojeras.
  • Desconexión practicamente total cerebro-boca-cerebro.
  • Sensación de haber formado parte del Guiness World Records de "la-persona-qué-más-aguantó-sin-pestañear".
  • Ligeras nauseas.
 Lo que viene siendo lo más chachi para estudiar el procedimiento penal, vamos.

Una vez llegado a este punto, es el momento de adoptar LA estrategia. Y sí, he dicho bien, solo hay UNA posible, para guardar energías suficientes para que el cerebro chute en el momento del cante. Porque claro, tu tienes que ir a cantar, son las 12 de la mañana y aún te mantienes de pie...pero es que ¡¡¡cantas a las 17h!!! Y esas horas, son las cruciales, las que marcarán que te sientas una superviviente o uno de estos bichos bola que ante el peligro se repliegan en si mismos. 

Mi estrategia fue hablar lo menos posible con el menor nº de personas posibles (imaginaos en la comida, yo una efigie comiendo y observando, sin decir ni mu) y seguir estudiando, porque el estudio es el equivalente a las "palmaditas en la cara" al amigo de turno que se ha pasado empinando el codo, pero un poco más densitas: doctrina, jurisprudencia y preceptos (plas, plas y pataplas!).

Llegué al cante, aún no sé muy bien cómo. Me preguntó un tema....y hablando en plata, me hice "la picha un lio" en el primer epígrafe, pero lo mismo me la hubiera hecho si me hubiera preguntado mi nombre y apellidos, podéis haceros una idea de mi estado.

Pero ahí estuve, aguanté estoicamente, el prepa me dijo “blablá canta más rápido”, “blablá el primer epígrafe no se ha entendido nada”, “blablablá”. Con eso se quedó mi cerebro, y con las respectivas respuesta que no exterioricé “te explico el motivo de este cante resacoso, mi cerebro y mi capacidad expresiva están teniendo claras diferencias, debido a la desconexión neuronal provocada por la falta de fase REM durante la última noche”. Y digo que no exterioricé, porque realmente me hubiera quedado algo así “ya…ya..cerebro y esta noche no he dormido…no me salen las precept…los palab…las palabras”

Y así es como sobreviví/superé/me arrastré por un cante resacoso”.

Buena semanita ;-)

jueves, 12 de febrero de 2015

Poema 20

Estimado Pablo Neruda, hoy le tocó a usted, ver unos de sus textos modificados. Uno de mis favoritos, sin duda. Esta vez, tiene razón de ser, es una adaptación con una dedicatoria muy especial al "ser" al que todos nosotros profesamos un amor profundo. Espero lo disfruten.
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los BOE's, en la pantalla".

El opositor en la noche bosteza ante el programa y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo le quise, y a veces él también me quiso.

En las noches como ésta lo tuve entre mis brazos.
Lo memoricé tantas veces bajo el flexo iluminado.

Él me quiso, a veces yo también lo quería.
Cómo no haber amado sus largos preceptos cuasi-invariables.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no lo tengo. Sentir que lo he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin él.
Y el verso cae al alma como a la posesión la propiedad.

Qué importa que mi memoria no pudiera retenerlo.
La noche está estrellada y él no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien lo canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberlo perdido.

Como para acercarlo, mi miope mirada lo busca.
Mi memoria a corto plazo lo busca, y él no está conmigo.

La misma noche que hizo que lo retuviera in illo tempore.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya lo odio, es cierto, pero cuánto lo quise.
Mi voz buscaba la literalidad para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis cantes.
Su artículado, su cuerpo claro. Sus apartados infinitos.

Ya lo odio, es cierto, pero tal vez lo quiero.
Es tan corto el olvido, y es tan largo su estudio.

Porque en noches como ésta lo tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberlo perdido.

Aunque éste no sea el último dolor que él me causa,
éstos son los últimos versos que yo le escribo.

(Dedicado a nuestro verdadero "ser" amado: todos esos Códigos Civiles a los que todos los días dedicamos unos "minutitos" para ponernos al día de nuestras novedades, nos secan las lágrimas con su papel cebolla, nos regalan sonrisas con su Art. 612 o nos hacen imaginar truculentas historias sucesorias y/o matrimoniales)